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Se creó el Festival de Bayreuth para honrar sus óperas; ahora ofrecen un desafío audaz

En la casa de Wagner evidencian el antisemitismo del compositor alemán

Los maestros cantores de Núremberg, dirigida por Barrie Kosky, desgarra el mito del músico

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El cantante alemán Johannes Martin Kraenzle, en el Festival de Bayreuth, en un ensayo de Los maestros cantores de Núremberg, ópera de Richard Wagner, en la que da vida a Sixto Beckmesser, escribano de la ciudad, quien es perseguido por una multitudFoto Afp
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Al finalizar el controvertido montaje de Tristán e Isolda, ópera de Richard Wagner, el pasado miércoles en Bayreuth, el público reconoció con una larga tanda de aplausos la batuta del director artístico Christian Thielemann, pero emitió abucheos a la directora escénica Katharina Wagner, bisnieta del compositor y encargada del encuentro, quien por tercer año consecutivo recibió el rechazo del público. En la imagen, una escena de esa obra representada en la ciudad alemanaFoto Enrico Nawrath/ Festival de Bayreuth
 
Periódico La Jornada
Viernes 28 de julio de 2017, p. 4

Bayreuth.

Los espectadores del célebre festival de Bayreuth, entre ellos la canciller Angela Merkel y los reyes de Suecia, aplaudieron el martes por la noche una producción iconoclasta que critica abiertamente el antisemitismo de Wagner y desgarra el mito del compositor.

El director australiano Barrie Kosky decidió, con esta producción eminentemente política, atacar de frente al compositor alemán Richard Wagner (1813-1883), cuyo antisemitismo ha sido documentado a partir de sus textos y correspondencias en el siglo XIX. Un desafío audaz en un festival de ópera pensado para honrar la gloria de las obras de Wagner y dirigido desde sus inicios por sus allegados y descendientes, algunos de los cuales tuvieron lazos con los nazis el siglo pasado.

Barrie Kosky no da muchas vueltas. Su producción de Los maestros cantores de Núremberg, comedia sobre un concurso de canto en la ciudad bávara en el siglo XVI, pretende ser un llamado de atención ante el peligro continuo de la intolerancia y el antisemitismo.

En el segundo acto, uno de los personajes, Beckmesser, escribano de la ciudad e integrante del jurado, es perseguido por una multitud y cubierto con una gigantesca cabeza falsa de judío ortodoxo, en una alegoría sacada directamente de las caricaturas antisemitas nazis, con una gran nariz ganchuda y la mirada llena de odio.

Sentimientos ambivalentes del director australiano

La puesta en escena se inspira de la mismísima vida de Wagner. Comienza como un guiño crítico, con un decorado que representa la antigua vivienda del compositor en Bayreuth, donde se ve a Wagner sentado al lado de su esposa Cósima, antisemita notoria, y del compositor judío alemán Hermann Levi, con quien tuvo una relación muy ambivalente. Gran admirador de Wagner y de su música, Hermann Levi dirigió en 1882 el estreno de Parsifal. Pero sufrió también, en esa época, la presión que el compositor ejercía sobre él para convertirse al cristianismo, lo cual jamás hizo.

Barrie Kosky transforma luego el hogar de los Wagner en la sala de la corte donde se desarrollaron los juicios de Núremberg contra los dignatarios nazis, en una escena repleta de referencias a la importancia que tuvo la ciudad en el régimen de Hitler.

En una entrevista el pasado año, el director australiano de la Ópera Cómica de Berlín había reconocido sus sentimientos ambivalentes respecto de Richard Wagner, cuyas obras fueron utilizadas por los nazis con fines propagandísticos.

Soy el primer director judío en montar esta obra en Bayreuth y como judío no puedo, como hace mucha gente, pretender que esta ópera no tiene nada que ver con el antisemitismo, porque claro que tiene que ver con él, explicó en una entrevista transmitida por el canal de televisión cultural germano 3-Sat.

Los odios del músico; críticas positivas en medios de Alemania

El personaje caricaturesco de Beckmesser no aparece en escena solamente como judío, sino también como una suerte de criatura de Frankenstein que representa todo lo que Wagner odiaba: los judíos, los franceses, los italianos, las críticas, explica Barrie Kosky, quien parece haber logrado su cometido.

Las críticas de los medios alemanes fueron positivas. Un momento de placer político y polémico, juzgó el diario Tagesspiegel.

¿Debíamos volver a hacer hincapié en el antisemitismo de Wagner?, cuestiona el Spiegel, Barrie Kosky lo hizo de una manera sorprendentemente convincente y divertida.