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La emblemática actriz francesa falleció a los 89 años en su domicilio en París

Mi vida estuvo llena de experiencias para aprender a amar: Jeanne Moreau

Libre y rebelde, fascinó a cineastas como Orson Welles, Elia Kazan, Luis Buñuel, Peter Brook, Wim Wenders, François Truffaut y Michelangelo Antonioni

Única mujer que ha presidido dos veces el festival de Cannes, dirigió dos cintas e incursionó en el teatro y la canción

Recibió un Óscar de honor

Foto
Jeanne Moreau con Orson Welles en un fotograma de Campanadas a medianoche. A la derecha, con Marcello Mastroianni en un festival de cine italiano en Niza, en diciembre de 1985 Xinhua y AfpFoto Xinhua y Afp
 
Periódico La Jornada
Martes 1º de agosto de 2017, p. 7

París.

La emblemática actriz francesa Jeanne Moreau, musa de la nueva ola y protagonista de algunas de las películas más aclamadas por la crítica del siglo XX, murió a los 89 años, informó su agente este lunes.

Esta artista fue uno de los íconos femeninos de los años 60, llevando osadía y profundidad a una serie de obras maestras cinematográficas, incluyendo Ascensor para el cadalso, de Louis Malle, con la que saltó a la fama, y La bahía de los ángeles, de Jacques Demy.

Moreau, según el director estadunidense Orson Welles la mejor actriz del mundo, fue hallada muerta el lunes en su domicilio en París.

Se ha ido una parte de la leyenda del cine, declaró el presidente francés, Emmanuel Macron, en un comunicado en el que describió a Moreau como una mujer libre rebelde y al servicio de las causas en las que creía.

Agregó: Apasionada mujer de izquierdas, siempre rebelde tanto ante el orden establecido como la rutina, con ella desaparece una artista que encarnaba el cine en su complejidad, su memoria, su exigencia.

Conocida por su voz grave y una belleza que fascinó a incontables cineastas, desde grandes del cine francés hasta figuras internacionales como Welles, Elia Kazan, Luis Buñuel, Peter Brook, Wim Wenders y Michelangelo Antonioni, la actriz participó en más de 120 películas a lo largo de sus más de 50 años de carrera.

Pasó además detrás de la cámara en dos ocasiones. En 1976 dirigió el filme Lumière y en 1979 El adolescente, con Simone Signoret.

Moreau se casó dos veces; la primera muy joven, en 1949, con el cineasta Jean-Louis Richard, con quien tuvo un hijo, Jérôme, y la segunda con el director estadunidense William Friedkin. Las dos veces se divorció.

Pese a sus dos divorcios no dejó de buscar un amor profundo en numerosas relaciones sentimentales, que incluyeron al cineasta Malle y al diseñador Pierre Cardin.

Un paraíso perdido del que fuimos expulsados

Mi vida estuvo llena de experiencias para aprender lo que es amar, afirmaba. “Es muy difícil decir ‘sé lo que es el amor’. Es como un paraíso perdido del que fuimos expulsados”.

A menudo decía que era ella quien ponía fin a sus relaciones, ya que prefería abandonar que ser abandonada.

Su ruptura con Malle fue particularmente difícil. Los amantes fue la primera película hecha para mí. Es un encuentro con el amor, señaló. Consideraba que el filme no habría salido a la luz si ella y su director no hubieran sido amantes en la vida real.

Su encuentro con Cardin, cuya homosexualidad no era un secreto, fue amor a primera vista. Lo vi y fue inmediato. Quería volverlo a ver, contó a Marguerite Duras. Sabía que podía amar a una mujer. Debía ser paciente, suave, no hacerlo tener miedo.

Con Jules y Jim empezó su colaboración con François Truffaut. Me atribuyeron muchas aventuras amorosas con directores, pero no fueron tantas, aseguró. Con François, (la relación) nunca llegó a buen término, justamente a causa de su amor por las mujeres, yo no quería ser una más, contó.

Moreau, quien en 2001 se volvió la primera mujer en la Academia de Bellas Artes de París, interpretó en la pantalla grande a varias mujeres rebeldes, anticonformistas y marginales.

En Moderato cantabile, de Peter Brook, que le valió el premio de interpretación femenina en el Festival Internacional de Cine de Cannes en 1960, dio vida a una mujer de la burguesía insatisfecha, atormentada e inconforme.

En 1998 recibió un Óscar honorífico por su trayectoria y 10 años después un Super César de honor de la Academia francesa.

Para mí el cine nunca ha sido una industria. No me importa mi valor en la taquilla, afirmó en una ocasión.

Moreau, quien se retiró a los 87 años, pensaba que con el tiempo y el éxito, hacer su trabajo se estaba volviendo cada vez más difícil sobre todo ante la tentación (...) de hacer cualquier cosa para agradar al público en lugar de hacer aquello con lo que estamos profundamente de acuerdo.

A los 19 años, dio sus primeros pasos en la Comédie Française, que para ella representó la disciplina, la exactitud. Actuó con Gérard Philipe en El Cid, en el Festival de Aviñón.

También grabó varios álbumes, incluyendo canciones como Le Tourbillon, el inolvidable tema de Jules y Jim, que volvió a interpretar junto a Vanessa Paradis en Cannes en 1995.

Ha sido la única mujer en presidir en dos ocasiones el jurado de ese festival (en 1975 y en 1995), del que fue varias veces maestra de ceremonias.

Siempre decimos que, al envejecer, la gente se encierra más en sí misma, se vuelve más dura. Pero, cuanto más tiempo pasa, mi piel se va volviendo fina, fina... Siento todo, veo todo, apuntó.

Nació el 23 de enero de 1928 en París, hija de un restaurador y de una bailarina inglesa. Un profundo antagonismo la separó de su padre, un hombre criado por padres del siglo XIX que veía mal que su mujer fuera independiente.

Descubrí la sexualidad tardíamente, a través de los libros y tras vivir con su familia en un hotelucho en Montmartre, en París, contó esta gran seductora.

Con el corazón roto, conoció a Marguerite Duras. Como me había convertido en una estrella, podía imponer el tema, el director, el actor, me dije: voy a conocer a esta mujer. Le escribí y me recibió. Duras la dirigió en Nathalie Granger (1973).

Rodar es entrar en su universo, es la mejor forma de encarnar sus fantasmas y gracias a ellos, tengo una familia increíble de mujeres que están dentro de mí y me acompañan, afirmó.

Jeanne Moreau se declaraba mística y frívola, capaz de angustiarse por la tragedia de Darfur pero también de amar la elegancia las cosas bonitas.