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El millonario Scaramucci duró sólo 11 días en el puesto; es despedido a petición de Kelly

Fuera, el director de Comunicación más grosero en la historia de EU

¡No hay caos en la Casa Blanca!, el tuit de Trump que antecedió al anuncio de la remoción

Asegura el gobernante de EU haber recibido el mayor halago del presidente de México

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John Kelly, nuevo jefe de gabinete, y el presidente estadunidense, Donald Trump, conversan en la Sala Oval de la Casa Blanca. Se espera que el general retirado encabece un esfuerzo para cambiar la cultura dentro de la Casa Blanca y logre imponer mayor disciplina y ordenFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 1º de agosto de 2017, p. 20

Nueva York.

El día empezó con un tuit del presidente Donald Trump exclamando: ¡no (hay) caos en la Casa Blanca!, pero pocas horas después anunció el despido del director de comunicaciones más grosero de la historia, a quien nombró hace sólo 11 días y quien ahora es el tercer alto funcionario en ser expulsado de esa casa en las últimas dos semanas.

Anthony Scaramucci fue expulsado por Trump a solicitud del nuevo jefe de gabinete, el general John Kelly, quien asumió sus funciones este lunes. Al anunciar que estaría dejando su puesto, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders informó que Scaramucci dijo adiós para dar a Kelly la capacidad de construir su propio equipo. Le deseamos lo mejor. No ofreció información sobre un sucesor.

Según varias versiones que citan fuentes dentro de la Casa Blanca, el asunto fue abordado el fin de semana después de la expulsión del anterior jefe de gabinete, Reince Priebus, la semana pasada, y el anuncio de que Kelly asumiría ese puesto a partir de este lunes. Scaramucci aparentemente no fue informado de la decisión hasta esta la mañana de este lunes, horas antes de que tenía programado anunciar su nuevo equipo de comunicaciones.

Fuentes oficiales comentaron a medios que esta decisión es parte del esfuerzo urgente que encabeza Kelly para cambiar la cultura dentro de la Casa Blanca. El ex general de los marines inició este lunes sus funciones oficiales con la cúpula política de Washington, sobre todo con los republicanos, apostando (algunos más bien rezando) que logrará imponer disciplina y orden en una Casa Blanca empantanada en conflictos internos, una brújula política inoperante, y un jefe errático, o sea, el caos.

Trump realizó este lunes la primera reunión de su gabinete con el general Kelly en su nuevo puesto, donde elogió su labor como secretario de Seguridad Interna y destacó sus esfuerzos en el control de migración. “Lo que ha logrado no es nada menos que milagroso… la frontera era un problema tremendo... Hasta el presidente de México me llamó, ellos dicen que muy poca gente está llegando a su frontera sur porque saben que no van a poder pasar por nuestra frontera, lo cual es el mayor halago”.

Después de lo que muchos observadores consideraron una de las peores semanas de este gobierno, Trump comentó este lunes ante su gabinete (en la parte en que se permite el breve ingreso a los medios) que en general, yo pienso que estamos increíblemente bien, al elaborar un balance sobre el crecimiento económico, la baja tasa de desempleo, la Bolsa de Valores más alta en la historia, y proclamó que Kelly será uno de los grandes jefes de gabinete.

Priebus, el ex jefe de gabinete, Sean Spicer, el ex jefe de prensa, y el ahora ex jefe de comunicaciones fueron borrados de los comentarios presidenciales. Pero los primeros dos nunca fueron cuates del presidente, mientras Scaramucci gozaba de acceso directo al mandatario, a quien le juraba lealtad absoluta. Algunos lo bautizaron como el id de Trump, otro como el mini-me (mini-yo), justo por la manera brusca y supuestamente directa en que obran y hablan. Compartían el hecho de que no tenían ninguna experiencia política y que eran ricos del mundo empresarial y financiero de Nueva York.

De hecho, Scaramucci estaba tan entusiasmado y obsesionado con venir a trabajar a la Casa Blanca de Trump que hasta vendió su empresa de capital especulativo poco después de la elección. Sin embargo, algunos miembros del equipo de Trump –incluidos Priebus y el estratega político del presidente Steve Bannon, frenaron su nombramiento (se dice que la hija y el yerno de Trump, Ivanka y Jared Kushner, habían apoyado su inclusión, pero que en los últimos días se arrepintieron)– y por ello, cuando finalmente fue nombrado por Trump, eso provocó la renuncia inmediata del jefe de prensa Sean Spicer, subordinado y aliado de Priebus.

Scaramucci llegó a la Casa Blanca con la oferta de restablecer una nueva relación positiva con los medios y la promesa de ser directo y honesto, al tiempo que declaró una guerra contra los filtradores dentro del equipo de comunicaciones/prensa de la Casa Blanca, y que después amplió para atacar a rivales dentro del reino de Trump.

Amenazó con ir despidiendo a sus subordinados –a todos si es necesario– si no cesaban las filtraciones. Pero también acusó a Priebus de filtrar su declaración financiera oficial a los medios, calificándolo de un acto criminal que debería ser investigado por la FBI, sólo para descubrir que se trataba, de acuerdo con la ley, de un documento público accesible a cualquier reportero.

Scaramucci será recordado no por algún logro o por haber tenido una de las carreras más breves en la historia de la Casa Blanca, sino por haber sostenido una de las conversaciones on the récord más coloridas, insultantes y pornográficas jamás registradas entre el encargado del mensaje del llamado hombre más poderoso del mundo y un periodista. La Casa Blanca sugirió este lunes que fue esta conversación inapropiada la que selló su destino. Aparentemente el encargado de medios no conocía el concepto de off the récord.

Tan llena de groserías explícitas que editores de los principales medios de comunicación fueron obligados a arduos debates sobre qué tanto reproducir textualmente de la conversación de Scaramucci con el periodista Ryan Lizza, corresponsal en Washington para The New Yorker que seguramente pasará a la historia, y poco más de la más breve estancia de alguien en su puesto en la historia de Washington.

En ella, continuó con su ataque feroz contra el entonces jefe de gabinete Priebus, a quien calificó de “un fucking (chingado) esquizofrénico paranoico”, a quien buscaría expulsar, algo que logró cuando éste renunció un par de días después.

También se fue contra el estratega de Trump: “No soy Steve Bannon, no estoy intentando chupar mi propio pito (“I’m not not trying to suck my own cock” en el original)… no estoy tratando de construir mi propia marca sobre la fucking fuerza del presidente. Yo estoy aquí para servir al país”.

Agregó: “lo que quiero hacer es fucking matar a todos los filtradores y encarrilar la agenda del presidente para que podamos tener éxito para el pueblo estadunidense”, y sugirió que tenía más información sobre asesores de la Casa Blanca que estaban filtrando a la FBI y al “fucking Departamento de Justicia”.

Después de que The New Yorker publicó la conversación, Scaramucci intentó argumentar que su intercambio con Lizza no fue en serio, sino algo jocoso, resultado de una plática entre italianos. Poco más tarde, decidió atacar de nuevo, ahora al mensajero: cometí en error en confiar en un reportero. No volverá a ocurrir.

Pero ya era demasiado tarde, y Scaramucci se convierte en el tercer encargado de comunicaciones en la Casa Blanca en ser expulsado en el primer semestre de este gobierno.

No sólo queda desempleado, sino que se filtró (y se confirmó) que la esposa de Scaramucci formalmente solicitó su divorcio hace unos días, y tan ocupado estaba con su trabajo con Trump viajando en el avión presidencial que no estuvo presente para el nacimiento de su segundo hijo en Nueva York la semana pasada.

Mientras tanto, Kelly, el general retirado, tiene la tarea de imponer orden militar sobre un gobierno que su comandante en jefe insiste está increíblemente bien.