Opinión
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Los de Abajo

Feminicidio e impunidad

L

a muerte de Lesvy no fue suicidio, fue feminicidio, es la consigna principal de la batalla que familiares, estudiantes, activistas, feministas y organizaciones de derechos humanos libran contra la conclusión de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ) de que la joven Lesvy Berlín Rivera Osorio terminó con su propia vida mediante un mecanismo improbable.

El cuerpo de Berlin Osorio fue encontrado el 3 de mayo pasado junto a una caseta telefónica dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y, desde el primer momento, se cometieron una cadena de violaciones y arbitrariedades encaminadas a un veredicto que maquille la alta probabilidad de que Lesvy haya sido asesinada por su novio.

Víctor Chávez, del Instituto Nacional de Ciencias Penales, advierte en un video caracterizado por una joven de la complexión y medidas de Lesvy, que no hay forma de que la joven se hubiera asfixiado con el cable de un teléfono público en la Facultad de Ingeniería, como lo dice la procuraduría capitalina. Una persona de la estatura de la joven no pudo haberse suicidado al colgarse de un cable telefónico que mide sólo 80 centímetros, ni de frente ni de espaldas, puesto que no se logra la suspensión ni la tensión necesarias para provocar la muerte, concluyen los estudios realizados por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).

¿A quién le interesa que no se reclasifique la muerte de Lesvy como feminicidio? ¿Por qué no se acepta como coadyuvante de la procuraduría al OCNF? ¿A quién se está defendiendo y por qué?

Lesvy Berlín, de 22 años, fue encontrada de rodillas bajo una caseta telefónica, con el cable del teléfono enrollado en el cuello. Los videos de las cámaras universitarias dan cuenta de que ese 3 de mayo estuvo con su novio Jorge Luis González, de 29 años, quién unos minutos antes de su muerte la golpeó. Al inicio de las investigaciones González fue considerado el principal sospechoso, situación que dio un giro drástico con el veredicto de la PGJ, que consiguió que únicamente se le vincule por el cargo de homicidio simple doloso por omisión, pues supuestamente su delito es únicamente no haber hecho nada por impedir que Lesvy se quitara la vida.

No se trata sólo de Lesvy, sino del la lucha por que se combata frontalmente la violencia de género que, en su grado más alto, termina con la vida de miles de mujeres, sin que siquiera se reconozca que fueron asesinadas por el simple hecho de serlo y porque la impunidad lo permite.