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La Era del Agua
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Periódico La Jornada
Sábado 19 de agosto de 2017, p. a16

Vivimos la Era del Agua.

Data de los años 60 del siglo XX. Y continúa a la fecha. Transcurre como suele ocurrir lo trascendente: apartada del ruido mediático, en las alturas del entendimiento.

La Era del Agua es la Era Waters, por Roger Waters (Surrey, Reino Unido, 6 de septiembre de 1943).

Ha transcurrido medio siglo de la Era del Agua.

Durante la mitad de ese cuarto de siglo, el señor Aguas, es decir mister Waters, ha dictado cátedra en silencio.

Ahora ha decidido romper ese silencio y ha retomado temas, terminado tomas mentales y mentalizado mantras nuevos.

Tiempo suficiente para sopesar su valía, aunque al resto del mundo no le importe tal mesura.

La oportunidad inició con la aparición de su más reciente obra maestra, Is this the life we really want?, anunciado hace pocas semanas por el Disquero:

https://goo.gl/oaQ28b

y más adelante la reseña completa:

https://goo.gl/KKLwxu

La nueva noticia de la Era del Agua es la aparición de Amused to death, uno de los títulos referidos en mi reseña del nuevo disco, pero ahora en versión de audio mejorada, para ser leída a través de un dispositivo Blu-ray y el resultado deja flotando al escucha.

Es una edición conmemorativa del primer cuarto de siglo de vida de ese disco, Amused to death (válgase el juego irónico de palabras: vida-amused-death).

Por cierto, ¿ha notado usted, gentil dama, honorable caballero, que en el territorio de la cultura rock, escasea la creatividad, la producción de obras de real trascendencia?, ¿no es evidente que no hay obras nuevas de valía?, ¿una suerte de ley seca, rescatada ahora por la Era del Agua?

Eso se nota, además, en la cantidad de re-ediciones de obras que fueron creadas en otras décadas, revivals, recopilaciones, remasterizaciones, pero obras nuevas, pocas.

Por eso resulta alentador que el maestro Aguas haya advertido (¡aguas!, alertó) tal sequía (jeje) y nos haya dotado de nuevo material, el álbum referido: Is this the life we really want?

Por cierto, por recomendación del experto Jorge Caballero, adquirí la versión en vinilo de ese disco y ¡zambomba!, la diferencia es fenomenal. El sonido crece como una flor se abre, un paisaje se ilumina, o a una oruga le surgen alas.

Algo similar sucede con la versión Blue-ray Disc de Amused to death.

Entre otras confirmaciones (re-leer un libro, re-escuchar un disco, siempre trae confirmaciones, además de hallazgos), la noción de dramaturgia cobra mayor sentido, pues con la alta sensibilidad de sonido, las manifestaciones de distintos ambientes sonoros característicos de la Era del Agua, se apartan por completo de lo que para muchos resultan meros efectos de sonido.

Zumbidos, pasos en el bosque, los golpes acompasados por una respiración profunda, de un leñador que parte maderas sobre maderas con un hacha, vuelos de jets, motores de Ferrari, explosiones, chillidos de mandriles, cantares de cigarra, aullidos de lobos y, por supuesto, el ladrido de un perro que ya hemos referido en reseñas anteriores, referencia metafísica que nos lleva a Patti Smith y a Johann Wolfgang von Goethe.

Ah, ese otro elemento. En el barrio del rock se supone que no se vale ser culto. Dizque la pura prendidez, el ritmo locochón, un supuesto valemadrismo en lugar de la noción de libertad, característica intrínseca y verdadera de la cultura rock.

Se sabe que Patti Smith, además de budista, es una persona muy culta, al igual que Laurie Anderson y lo fue su marido, Lou Reed. Pero muchos aún se sorprenden de que Bob Dylan sea experto en autores que muchos bibliófilos ni siquiera han escuchado nombrar.

Y el caso de Roger Waters no es la excepción.

Ni siquiera hay necesidad de discutir. Va un botón de muestra:

The monkey sat on a pile of
stones
and he stared at the broken
bone in his hand
and the strains viennese
quartet
rang out across the land
the monkey looked up at the
stars
and he thought to himself
memory is a stranger
history is for fools
and he cleaned his hands
in a pool of holy writing

además de la evidente seña a Friedrich Nietzsche y a Stanley Kubrick en los primeros versos, míster Waters corona su décimo verso con una metáfora descomunal: el mono sabio y fino purificó sus manos en un recipiente donde se escribe lo sagrado.

Pasumecha, como decimos en Veracruz.

La manera como dice estos versos el señor Waters constituye una dramaturgia magistral. Siendo dramaturgia un concepto moderno que trae lo mejor de Shakespeare para amoldarlo en nuestra realidad actuante.

Ah. No he dicho algo temerario que puedo sostener y argumentar: el señor Roger Waters empezó a crear su obra, a modelar su estilo y establecer sus constantes metafísicas, en paralelo al compositor Karlheinz Stockhausen, de quien por cierto en breve conmemoraremos la primera década de su deceso.

Ojo, escribí paralelo, lo cual no significa comparación, aunque la música de Waters resiste análisis musicológico.

La música Waters está preñada de matices, nuances, guiños, intersticios, minucias, grandiosidades, momentos de éxtasis por igual que pasajes donde la intensidad es megatónica y dominante.

Sus temas son harto conocidos, algunos de ellos, hay que decirlo, ya dan güeva, como su obsesión por la muerte en guerra de su padre y la vida militar (a la que dedica, en irónico contraste, pasajes de belleza melódica singular), pero la mayor parte de sus temas tienen vigencia espectacular, además por supuesto de su crítica política, que cada día se torna más actuante y sonante.

El espacio ya se agota y en esto, como dijeran Les Luthiers, eltemató, el tema todavía da para más.

Digamos entonces que el álbum Amused to death, hoy asequible en versión de sonido aún más alucinógeno, es una reflexión magistral sobre la condición humana, la vida en sociedad y la evolución de la especie.

En la obra que da título al disco, Amused to death, Roger Waters ironiza con el destino de la humanidad, reducida al consumo, la banalidad, el esnobismo, el vacío existencial.

Habla en esa pieza el poeta Waters de arqueólogos alienígenas perplejos ante un hallazgo monumental, masivo, cuando investigan científicamente en el planeta Tierra, lo que queda de él: esta especie se ha dado en la madre solita, exclaman, bueno, su equivalente en lengua científica:

this species has amused itself

to death

la humanidad degradada al vacío, la humanidad que ha perdido el rumbo, el amor por el otro, la humanidad que ha reducido el arte a la condición de entretenimiento.

La humanidad que se murió de risa pero sin la capacidad de reírse de sí misma.

La humanidad, tan divertida. Divertida a morir. Amused to death.

* * *

Este texto terminaba en la línea anterior. Pero no resisto, no puedo dejar de citar unos versos de Roger Waters que me resultan absolutamente ciertos por shakespereanos:

There’s something in the air
and you don’t know what it is
you see someone through the
window
who you’ve just learned to
miss

[email protected]