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Saucito derramó tóxicos en un arroyo; acabó con cultivos y cría de animales, denuncian

Labriegos y ganaderos zacatecanos exigen que minera los indemnice

Ejecutivos primero ofrecieron remediar los estragos; ahora dicen que la compañía, propiedad de Alberto Bailleres, no es beneficencia

Piden intervención del gobernador y del Congreso

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Los habitantes de la comunidad Laguna Blanca, municipio de Fresnillo, Zacatecas, no han podido realizar en cinco años actividades agropecuarias debido a que sus tierras siguen contaminadas después de que la minera Saucito vertió a un arroyo aguas que contenían metales pesadosFoto Alfredo Valadez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 22 de agosto de 2017, p. 22

Zacatecas, Zac.

Campesinos y ganaderos de la comunidad rural Laguna Blanca, municipio de Fresnillo, pidieron al gobierno estatal, que encabeza Alejandro Tello Cristerna, y al Congreso local, que intervengan para que la mina Saucito los indemnice, pues hace cinco años inundó sus potreros y sembradíos con agua contaminada con metales pesados.

Los afectados perdieron cosechas de alfalfa, frijol, maíz y cebada; tuvieron que rematar cientos de borregos y decenas de reses y caballos; además, en los cinco años recientes no han podido realizar actividades agropecuarias porque sus tierras, potreros y corrales siguen anegados y contaminados. Directivos de la mina prometieron remediar los daños, pero luego se deslindaron del problema.

Saucito SA de CV depende de la compañía Fresnillo PLC, propiedad de Alberto Bailleres, la cual cotiza en la bolsa de valores de Londres y es, según la propia empresa y la Cámara Minera de México, la principal compañía productora de plata primaria del mundo. Es la segunda mina más importante del consorcio en el estado y está al poniente de la ciudad de Fresnillo, 80 kilómetros al noroeste de la capital de Zacatecas.

En agosto de 2012 se inundaron las galeras subterráneas de las que Saucito extrae plata, oro, cobre, zinc y otros minerales. Para continuar con sus actividades, la compañía bombeó el agua y la echó a un arroyo que desemboca en una represa de Laguna Blanca.

La comunidad rural se encuentra a un costado de la carretera federal número 44 Fresnillo-Valparaíso. Los 12 campesinos y ganaderos del lugar vieron subir el nivel de la represa hasta que se desbordó, a finales de 2012, e inundó tierras y potreros; obstruyó el camino vecinal y dejó incomunicado dicho poblado y la escuela primaria Cuauhtémoc, que debió cerrar.

Dos de los principales afectados, Jesús Ortiz Bañuelos y Miguel Martínez Domínguez, relataron que durante cinco años dialogaron con el gerente de Saucito, Martín Robledo, y luego con Gerónimo Medina, encargado de relaciones con la comunidad, quien al principio les prometió remediar el problema y ahora advierte que el consorcio no es beneficencia pública, y háganle como quieran.

“Teníamos alfalfa, pasto de pradera, maíz y cabezas de ganado. Yo tenía unas 70 reses y 250 borregas –dijo Ortiz Bañuelos–. Al comenzarse a inundarse el lugar ya no pudimos mantener a esos animales. Nos acercamos a la minera para pedirle que sacara esa agua, pero nos aseguró que no era posible, que la mina estaba inundada, por eso descargaba las aguas a un arroyo y el agua se iba ‘solita’ para acá.”

A principios de 2015 hubo mortandad de peces, patos y ranas. Se alertó a personal de la Comisión Nacional del Agua, que informó que era ilegal que la mina vertiera a cualquier arroyo, represa o laguna el agua que extrae.

Entonces Saucito dejó de tirar agua. La inundación ya llegaba a las márgenes de un aserradero, así como a las tierras de un empresario que perdió cultivos de jitomate, pepino, tomatillo y chile. Pero los minerales y metales pesados del agua de la mina sellaron el suelo, y la inundación ha descendido muy lentamente en los dos años recientes. La tierra está cubierta de lodo grisáceo, parecido al cemento. Y nada crece ahí, ni siquiera yerba.

Gerónimo Medina prometió reiteradamente a los afectados que la mina los ayudaría cuando baje el nivel del agua, aseguró Jesús Ortiz, “pero ahora que se está secando la laguna desconocieron esos acuerdos. Medina nos dijo que no tienen obligación de ayudarnos a reparar los daños.

“Le pregunté si podían ayudarnos con tubería o postes de los que desechan para arreglar nuestros corrales y praderas. En tono burlesco nos dijo: ‘Nosotros no somos beneficencia pública. No tenemos por qué ayudarlos’.”

Cuando orurrió la inundación, la minera envió contratistas que construyeron un camino con tepetate para volver a comunicar Laguna Blanca con la carretera federal 44, y colocó letreros que decían peligro, no nadar.

El productor Miguel Martínez explicó: Los recursos que yo obtengo son todos del campo, y al inundarse ya no pude seguir trabajando. Yo tenía ocho hectáreas de maíz y seis de alfalfa. Perdí la cosecha y mi sistema de riego por goteo. Tuve que vender mis caballos y vacas. Sigo sin poder sembrar.

Aseguró que se reunió en 15 ocasiones con Gerónimo Medina, pero él estaba tan seguro de que yo no podía hacerle nada, que se mofó de mí.

Medina propuso a los afectados vender a Saucito las tierras inundadas, lo que rechazaron los perjudicados.

A finales de julio pasado los productores pidieron por escrito ayuda al gobernador Tello Cristerna y al Congreso estatal, pero aún esperan respuesta.