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Ver día anteriorJueves 24 de agosto de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Crecimiento y utilidades
E

l Inegi informó que el PIB del país creció 3 por ciento en el segundo trimestre del año comparado con el mismo periodo de 2016, muy por arriba de lo que se esperaba. Con base en este resultado, Hacienda revisará su previsión para el crecimiento de todo el año, llevándola probablemente a un intervalo entre 1.3 y 2.3 por ciento, lo que implica un crecimiento esperado de entre 1.8 y 1.9 por ciento. Al mismo tiempo se difundieron los resultados para el primer semestre del año de los grupos financieros que operan en México, destacando que lograron utilidades por 77 mil millones de pesos, 24.7 por ciento mayores que las logradas en el primer semestre de 2016.

La desproporción es muy fuerte: mientras la economía del país crece a un ritmo cercano a 2 por ciento, las utilidades de los bancos aumentan 25 por ciento. Al detallar el crecimiento del PIB resulta que las actividades primarias crecieron 0.9 por ciento, en tanto que las secundarias lo hicieron 0.5 y las terciarias aumentaron 4.1. Resulta claro que es el sector terciario, en el que se ubican las actividades financieras, el de mayor crecimiento, pero sigue siendo lejano al incremento de las utilidades logradas por los bancos.

Ahora bien, los grupos financieros no sólo resultan muy rentables en México, sino que son de los más rentables dentro de sus propios grupos. Bancomer, filial del grupo español BBVA, ha sido por mucho tiempo una filial extremadamente rentable. En los dos primeros trimestres de este 2017 resultó ser la de mayor rentabilidad en el grupo BBVA. Lo mismo ocurre con la filial mexicana de Santander y con lo que era Banamex, ahora Citibanamex, así como con las otras filiales de grupos financieros extranjeros. Las filiales extranjeras que operan en el sistema bancario mexicano, pese a ser de un sistema que presta mucho menos en relación con el tamaño de su economía que sus pares, son verdaderamente la joya de sus grupos.

Buena parte de la explicación de estas asombrosas utilidades se encuentra en decisiones políticas tomadas por las administraciones neoliberales que ha tenido este país desde hace más de 30 años. Uno de los postulados de las reformas de mercado fue alinear la tributación mexicana a la de nuestros socios comerciales. Su significado inmediato fue que las tasas máximas a los ingresos de las personas se redujeran a niveles que hoy se ubican en 35 por ciento. En Europa, en cambio, las tasas impositivas que se aplican a los grupos económicos son significativamente mayores, de allí que aunque la matriz española de BBVA genere utilidades brutas mayores que Bancomer, las utilidades netas de Bancomer sean mayores que la de los españoles.

Otra fuente importante de utilidad está en el margen financiero y, en general, en los cobros por intermediación y comisiones. En el caso de los impuestos es claro que el Estado mexicano grava con menores tasas esta actividad financiera, lo que significa que deja de recibir impuestos que estados de otros socios comerciales reciben. En los otros ingresos que cobran los bancos, y que están por encima de lo que se cobra en diversos países, el dato es que los usuarios de los servicios financieros pagamos más de lo que debiéramos, de modo que contribuimos directamente a sus enormes utilidades.

El negocio bancario mexicano, ampliamente controlado por extranjeros, genera utilidades altas porque el Estado lo grava a tasas menores que las prevalecientes en otros países, al tiempo que a costa de los usuarios se logra ese nivel de utilidades. Es claro que esto es parte de las razones que explican la enorme desigualdad que vivimos, en la que el uno por ciento más rico de la población acapara más de la tercera parte de la riqueza, como se ha documentado en un estudio reciente de Cepal.

Cualquier propuesta para construir un México mejor, necesariamente tiene que plantearse la disminución de rentas corporativas que entorpecen el funcionamiento general de la economía. Descartar modificaciones tributarias y regulatorias implica perder de vista que la economía mexicana funciona sumida en varias trampas que obstaculizan su dinámica. Implica, por ello, permitir que las utilidades de los bancos estrangulen el crecimiento económico.