El mezcal se ha convertido en una de las principales bebidas de exportación y está de moda en los bares y restaurantes del país, pero ante ese incremento en el consumo, las comunidades enfrentan el agotamiento de sus cultivos.

Productores de distintos estados informaron ayer en la Cámara de Diputados que hacer un litro de mezcal implica la explotación de entre 10 y 20 kilos de agave y que, cuando solicitaron ayuda a la Secretaría de Agricultura, la dependencia les envió semillas de una especie distinta a la nativa de sus localidades.

En el Diálogo Nacional por el Mezcal 2017, los maestros mezcaleros analizaron la industrialización de la bebida, pero también alertaron que debe mantenerse una producción artesanal, no sólo por cultura, sino por ganar el mercado, que demanda destilados que se obtienen de procesos ancestrales.

Durante el encuentro, Ariel Vázquez Elorza, del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco, informó que, de las 210 especies de agave de mezcal, 159 son endémicas de Durango, con 30; Jalisco, 29; Puebla, 25, y Sonora, 24.

El investigador ponderó la necesidad de definir una política pública que permita innovar en los sistemas administrativos y de producción, con objeto de lograr un precio único de la bebida, porque actualmente los productores de agave obtienen ganancias reducidas, de 41 mil pesos anuales; esto es, entre 100 y 112 pesos al día.

Ingresos de ese monto contrastan con la exportación que, por 24 millones de dólares, logran 963 municipios mezcaleros y muy por debajo de los 281 municipios tequileros que venden al exterior mil millones de dólares de su producto anualmente.

En 2016, Oaxaca produjo 2 millones de litros de mezcal, 83 por ciento de la producción total, mientras Zacatecas, Guerrero y Michoacán aportaron el resto.

El ejido de Mochitlán, Guerrrero, presentó su experiencia de organización. En 2015 conformó un equipo interdisciplinario para estudios del agro ecosistema del agave mezcalero, constituyó una cooperativa de 39 mujeres como custodias de la cultura del mezcal y dio inicio a trabajos académicos para diseñar y desarrollar actividades de auto-aprendizaje.

Durante 2016 formalizó la cooperativa de mujeres, este año presentó un documento rector que legitime los saberes, prácticas y manejos para el aprovechamiento del agro ecosistema del agave y creó la Escuela Campesina de Formación de Maestros Agroecológicos y Catadores Locales, que ya graduó a sus primeros 12 maestros.