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La propuesta busca garantizar la existencia y circulación de la producción audiovisual del país

Exige comunidad fílmica excluir a industrias culturales del TLCAN

Es necesario redefinirlas, como plantea Canadá, dice documento firmado por 470 creadores

Deben dejar de considerarse simples servicios transfronterizos, destaca el escrito

Canacine no puede representarnos; sólo se llena los bolsillos con películas de EU, apunta Felipe Cazals

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En la imagen, al centro, Iván Trujillo Bolio, director del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, entre los asistentes a la presentación del documentoFoto cortesía Amacc
 
Periódico La Jornada
Martes 29 de agosto de 2017, p. 7

La comunidad cinematográfica y artística mexicana exige que el gobierno se sume al planteamiento de Canadá de excluir a las industrias culturales de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Este lunes, en el anuncio de las demandas, aglutinadas en ocho puntos, participaron Inna Payán, Alberto Cortés, Álvaro Curiel, Daniel Giménez Cacho, Dolores Heredia, Felipe Cazals y Mónica Lozano, quienes expusieron: Como creadores nos unimos a la propuesta de la Alianza de Artistas de Cine, Televisión y Radio Canadiense, que ha planteado que la exención cultural deber ser mantenida y fortalecida.

Es decir, puntualizaron, debe reforzarse de manera considerable, cambiar la definición actual de las industrias culturales y eliminar la cláusula, sin perjuicio, que autoriza represalias contra medidas que han sido incompatibles con el acuerdo si no fuera por la exención.

Además, Dolores Heredia leyó: Exigimos que en las negociaciones del TLCAN el gobierno solicite que todos los aspectos relacionados con las industrias culturales, cinematográficas y audiovisuales de México sean excluidos para garantizar la existencia de la producción (bienes cinematográficos y culturales) y la circulación de la expresión cinematográfica y audiovisual mexicana (servicios), para que gocen de la más amplia protección por ser un derecho humano, y que no se les considere simples servicios transfronterizos, ya que implican la triple dimensión de desarrollo humano (creativa, simbólica y económica).

El cambio de la definición de industrias culturales, detalló Giménez Cacho, obedece a que sus bienes y servicios pasan por nuevas plataformas tecnológicas digitales que permiten un amplio y dinámico intercambio transfronterizo en el contexto del comercio electrónico, por lo que se debe eliminar toda limitación de la capacidad de México para regular o gravar los servicios de Internet que proporcionan obras audiovisuales u otras artísticas a los consumidores.

Otros de los puntos que integran las demandas en el documento que ha sido firmado por más de 470 creadores y será entregado a las secretarías de Cultura, Economía y de Relaciones Exteriores, destaca que en la discusión que realicen los negociadores se consideren, incluyan y respeten las obligaciones contraídas por México en diversos tratados internacionales que ha signado y ratificado, como la Convención sobre la protección de y promoción de las expresiones culturales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cutura; la Convención de Berna para la Protección de las obras Literarias y Artísticas, y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, entre otros.

Además, proponen que se modifique la política tributaria en los ingresos culturales que genera esta actividad económica, la cual no queda gravada en el país, pese a que la fuente de ingresos se genera en México, y demandan que una comisión de autores e intérpretes, designada por miembros de las industrias culturales, esté en el cuarto de asesores permanentes del grupo negociador mexicano.

Esto no es sólo una cuestión de autores, de creadores y defensores de sus derechos autorales; esto es cuestión de un negocio urdido como si Walmart defendiera los intereses de los agricultores o como si los revendedores de boletos lo hicieran con los futbolistas; es aberrante, dijo Felipe Cazals.

El director de la emblemática cinta Canoa agregó: No quiero decir que esto va a ser sencillo, pero no hay que responder con amenazas, sino lograr que estén presentes quienes verdaderamente representan con derecho y justicia al sector y no un grupo de mercachifles, usurpadores. Esto ya pasó hace 23 años y está en marcha otra vez.

Sobre todo, siguió el director, se debe asumir que la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine) no puede representar al cine mexicano, porque no auspicia, no genera y no fomenta creadores, sino que se llena los bolsillos con las películas estadunidenses, porque México es el primer mercado (después de Estados Unidos), seguido de Latinoamérica.

Por otra parte, ese país no tiene interés en que nuestras filmaciones circulen en su territorio. No quiere perder 99.9 por ciento de las salas mexicanas y de todo el continente. Sin duda, los canadienses ofrecen una posibilidad por la que valdría la pena llegar a un acuerdo o alianza.

Entre las personalidades que suscribieron el documento figuran la actriz Adriana Barraza, el laureado director Alfonso Cuarón, la actriz Arcelia Ramírez, el director Arturo Ripstein, los actores y actrices Blanca Guerra, Cecilia Suárez, Damián Alcázar, Demián Bichir, Diana Bracho, Diego Luna, Gael García Bernal, Guillermo del Toro, José María de Tavira y Héctor Bonilla, entre otros.

La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (Amacc), la Asociación Mexicana de Productores Independientes y El Grito Más Fuerte esperan sumar más firmas y adhesiones del sector artístico y cultural mediante una extensa campaña que se puso en marcha.

Por último, el director Víctor Ugalde adelantó en el encuentro que la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), las asociaciones nacionales de Autores y de Intérpretes anexarán un apartado especial sobre derechos de autor y relaciones de trabajo para que se sume al documento.