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El gasto en ciencia en el quinto Informe
E

l texto del quinto Informe de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, en el capítulo correspondiente a ciencia, tecnología e innovación, es un documento importante en casi todos sus apartados, en especial en lo que se refiere al gasto del gobierno federal en estas áreas. El propósito original del licenciado Enrique Peña Nieto desde días previos a que tomara posesión de su cargo, era que el presupuesto para ciencia y tecnología alcanzara uno por ciento del producto interno bruto (PIB), como establece la ley. Además, se fijó un plazo, pues esa meta debería alcanzarse al finalizar su administración, es decir, en 2018. Aunque el presupuesto para el próximo año todavía no se ha dado a conocer, hoy nadie piensa seriamente que este compromiso se pueda cumplir, pues, por la ocurrencia de factores externos –si se quiere ver así– más bien se ha tenido que recurrir en los dos años anteriores a ajustes que han significado la reducción en el gasto, que han frenado la tendencia de crecimiento de los recursos para estas áreas, el cual se observó al iniciarse el sexenio. En el texto del quinto Informe de gobierno dado a conocer en estos días hay varias precisiones que son ilustrativas de la evolución que ha experimentado el propósito original. Así, la certeza inicial se ha transformado en aspiración: Contribuir a que la inversión nacional en investigación científica y desarrollo tecnológico crezca anualmente y alcance un nivel de uno por ciento del PIB.

El objetivo sigue siendo el mismo, pero ya no hay un plazo definido para alcanzarlo. Además, queda claro que para el titular del Ejecutivo se trata ya de una responsabilidad compartida, pues en el gasto en investigación y desarrollo experimental, es decir, en el GIDE, la aportación gubernamental es sólo una parte de la ecuación. Como el mismo Informe aclara, la estimación del valor del GIDE para 2017 es de 100 mil 487 millones de pesos, de los cuales el gobierno contribuyó con 64.1 por ciento, el sector empresarial con 21.9 por ciento y el restante 14 por ciento proviene de otros sectores. La estimación que hace el texto del Informe presidencial es que al final de 2017 la relación GIDE/PIB será de 0.5 por ciento. Dicho en otras palabras, al entrar al último año de la administracion del presidente Peña Nieto, apenas vamos a la mitad del camino.

Y es que un gobierno solamente puede comprometerse a lo que realmente quiere y puede hacer, pero no puede establecer compromisos con lo que depende de que hagan otros, por eso es de agradecer que en el fraseo que actualmente se hace del compromiso presidencial se establezca que el papel del actual gobierno ha sido contribuir a alcanzar la meta, algo más modesto, pero que a fin de cuentas corresponde más fielmente con la realidad en este sexenio.

Puesta en este contexto, la contribución del gobierno al GIDE aparece en el Informe como muy significativa, si se le compara con lo realizado por las anteriores administraciones. Si bien la inversión no se ha incrementado anualmente de manera sostenida por los ajustes a la baja de los dos años pasados, el gasto acumulado en el cuatrienio 2013-2017 ha sido superior 39.3 por ciento en términos reales, si se compara con el realizado en el periodo 2007-2011, y 74.2 por ciento respecto del lapso 2001-2005, también en términos reales. Lo anterior significa que el actual gobierno ha realizado (especialmente en los dos primeros años) un esfuerzo superior al de sus predecesores, aunque partiendo de un objetivo que con el paso del tiempo se convirtió en inalcanzable.

El desenlace de este capítulo se conocerá en breve, pues en unos cuantos días el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, entregará a los diputados el paquete económico para 2018. Las expectativas son grandes, pues si bien en muchas otras áreas la ausencia de un nuevo recorte en el proyecto de presupuesto se considera como ganancia, en el caso de la ciencia no ocurre lo mismo, por la magnitud de los recortes realizados en 2016 y 2017, por lo que se esperaría que al menos pudiera recuperarse la tendencia de crecimiento del gasto marcada durante los dos primeros años. No falta mucho para saberlo.