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Llega a Colombia para animar la reconciliación y la paz duradera

Multitudinario recibimiento al papa Francisco en Bogotá
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El papa Francisco fue recibido ayer en Bogotá por el presidente Juan Manuel Santos y su esposa, María Clemencia Rodríguez. Ahí, Emmanuel, hijo de la congresista Clara Rojas, quien estuvo secuestrada durante seis años por las FARC y tuvo al menor durante su cautiverio, le entregó una escultura de una paloma, símbolo de la pazFoto Afp/Presidencia de Colombia
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 7 de septiembre de 2017, p. 24

Bogotá.

El papa Francisco llegó a Bogotá, Colombia, después de 12 horas de vuelo. Fue recibido por el presidente Juan Manuel Santos y no hubo mensajes protocolarios. Cansado, pero revitalizado al tener contacto con la calidez de los colombianos que masivamente le recibieron con entusiasmo en el tramo del aeropuerto militar de Catam a la nunciatura.

Emotivo resultó su primer contacto, afuera de la nunciatura, con cientos de jóvenes en situación de calle. Con los hijos de nadie. Ahí dirigió breves palabras de aliento, fue homenajeado con cantos y recibió como regalo una hermosa ruana colombiana.

Más allá del cálido contacto, muchos colombianos miran con escepticismo la buena voluntad del Papa para animar la reconciliación, fomentar la unidad y clamar por una paz duradera en una nación tan castigada por la guerra y la violencia. Es decir, la conformación idílica de la paz y la reconciliación en el pos conflicto. Son más de 50 años de conflagración, la estela es perturbante con más de 300 mil muertos, 60 mil desaparecidos y 7 millones de desplazados. ¿Francisco es ingenuo al pretender animar la paz en Colombia?

Mientras las propias élites políticas parecen no quererla, es más, históricamente se han favorecido en el discurso con el binomio de guerra y pacificación. Si la propia clase política es reacia y polarizada, ¿no resulta cándida la postura del papa argentino?

Para empezar Jorge Mario Bergoglio conoce la guerra, la guerrilla y la represión. Los vivió en carne propia, en los años de terror durante la dictadura argentina en la década de los 70. En segundo lugar, el mundo enfrenta diferentes amenazas a la paz y la estabilidad global. Los escenarios internacionales están cada vez más tensos, en los cuales los conflictos regionales se multiplican. Hay vientos de guerra que corren desde la península coreana. Kim Jong-un provoca con armas nucleares desde Corea del Norte. Donald Trump amaga represalias. Medio Oriente sigue radicalizándose en el conflicto sirio y el extremista Estado Islámico prosigue con su guerra sicológica de atentados en Europa y norte de África.

Ahí está la alarma lanzada por Vladimir Putin sobre los riesgos de una catástrofe global que contrasta con la voz envalentonada de Trump que promete  tropas y lluvias de misiles. El vecino de Colombia, Venezuela, es un polvorín. Y en nuestro México, ni se diga, en términos de cifras trágicas nos acercamos a las colombianas.

El viaje de paz de Francisco a Colombia cobra sentido ante un mundo convulso. Él mismo ha planteado que la visitará como peregrino de esperanza y de paz.

En el avión además de pedir en oración por el diálogo en Venezuela, el Papa externó: Este es un viaje un poco muy especial porque es para ayudar a Colombia, para que avance por los mejores caminos de paz y por eso pido una oración durante el viaje. Su eslogan es Demos el primer paso.

Francisco lo ha dado al visitar Colombia para fortalecer el perdón, la reconciliación, reconstruir culturalmente la esperanza. Reconoce que no es fácil, es un camino duro, cuesta arriba, que hizo de amargas lágrimas y la ira reprimida. ¿Bergoglio es incauto bonachón y voluntarista? Incluso dentro de la Iglesia hay dificultades, el acuerdo de gobierno con las FARC ha provocado la oposición clerical. La Iglesia no perdona sus sacerdotes masacrados por la guerrilla.

Los obispos se presentaron fracturados al plebiscito de octubre pasado. Sin embargo, el primer paso es más que un slogan para Colombia. En conjunto es el mensaje que Francisco lanza al mundo entero atravesada por los conflictos y tensiones en las horas cruciales. ¿Acaso no nos ha advertido reiteradamente de una tercera guerra mundial en curso?

Por ello la prédica de la reconciliación y la reconstrucción de la sociedad colombiana sobre nuevos estamentos que el Papa le pedirá estos días el pueblo colombiano, se convierte en el paradigma de un proceso que Bergoglio quiere sea extendido por todo el mundo. La visita de Francisco en Colombia estará definida por tres grandes temas que serán procesados en cada ciudad que visitará. El dedicado a los pacificadores y el papel de la Iglesia que se abordarán en Bogotá; el de la reconciliación y la Paz en Villavicencio, y el de la dignidad humana y los derechos humanos de Cartagena.

El viaje de Francisco recuerda al primer viaje de un Papa a tierras latinoamericanas hace casi 50 años. Pablo VI, el 22 de agosto de 1968, pisó suelo colombiano justo dos días antes de la entrada de los tanques soviéticos a  Praga para aplastar la llamada Primavera de Praga. Dos meses antes de nuestra noche trágica de Tlaltelolco.

Era la guerra fría que afectaba toda la lógica política del planeta. Tanto en Colombia como en muchos otros países de América Latina, jóvenes católicos formados por la Iglesia y seguidores de la Teología de la Liberación tomaban las armas y se convertían en guerrilleros de Dios. Ahí la figura del sacerdote colombiano, el guerrillero del ELN, Camilo Torres, caído en combate en 1966, fue decisiva.

El Papa Montini preocupado por la estabilidad mundial lanzó una novedosa consigna destinada en especial para los países llamados del Tercer Mundo. El nuevo nombre de la paz se llama desarrollo, con ello, el Papa denunciaba alarmado la creciente pobreza, la distribución inequitativa, la exclusión y la falta de institucionalidad, propuso al mundo en Populorum Progressio una vía alterna basada en la justicia social. Francisco conoce bien la historia de Colombia. Fue el destino de su primer viaje y siendo obispo la visitó constantemente por el Celam. ¿Cuáles serán las mediaciones de paz que planteará 50 años después?