Opinión
Ver día anteriorViernes 8 de septiembre de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Dinero

Gasolinazo desató inflación; no logran contenerla

La magia del presupuesto: volvió la paz a la Cámara

Mardonio Carballo

Astillero

EPN y la Doctrina Trump

Oaxaca, cohetón y represión

Triunfo (provisional) de Anaya

Osorio, Katia y las mujeres

Enrique Galván Ochoa
Julio Hernández López
Economía Moral

Medición de la pobreza y sucesión presidencial / II

Coneval mide ahora la pobreza no con ingresos captados, sino inventados

México SA

Inflación: nivel bíblico

Mayor cota en 16 años

TLCAN: ¿y el éxito?

Julio Boltvinik
Carlos Fernández-Vega
Penultimátum

La llama de Lady Di

Ruta Sonora

Patti Smith en Casa del Lago: el poder de la palabra y un corazón desgarrado

Patricia Peñaloza
Cataluña y la sinrazón españolista
T

ras la atropellada aprobación, el miércoles, por parte de la mayoría independentista en el Congreso catalán (Parlament), de un referéndum para la secesión de Cataluña de España, ayer ese mismo órgano legislativo regional votó una Ley de Transitoriedad Jurídica, conocida como de desconexión.

El Correo Ilustrado

Solicitan no olvidar al barrio de Santa Catarina

A

l jefe delegacional de Coyoacán, José Valentín Maldonado Salgado:

A 170 años de la ocupación militar estadunidense de la ciudad de México
E

ste 14 de septiembre se cumplirán 170 años de un hecho tan oprobioso como desconocido en la historia de nuestra patria, cuando un destacamento de avanzada de soldados estadunidenses, a las órdenes del general John Quitman, se posesiona de Palacio Nacional, en las primeras horas de la mañana, y enarbola en su astil central la bandera de las barras y estrellas, después de que, según Guillermo Prieto, un disparo solitario había segado la vida del primer soldado enemigo que había intentado izar el pabellón extranjero. (Memorias de mis tiempos, Editorial Patria, México, 1948, T.II, p. 173) Alrededor de las nueve de la mañana del mismo día, las tropas enemigas en su conjunto hacen su entrada al centro de la ciudad. A la vista de la soldadesca, de los considerados ya en 1824 por el general mexicano José María Tornel, como barbaros del norte, el pueblo comienza a reunirse en grupos y a organizarse espontáneamente: de balcones, azoteas, bocacalles y plazuelas, parten los primeros disparos contra la vanguardia del general William J. Worth, iniciándose una resistencia desesperada de los patriotas mexicanos que debía durar hasta la noche del día siguiente.

Nicolás Maduro: tres caminos
C

on el acoso de complicaciones nacionales y foráneas parece que hemos olvidado al drama venezolano que sigue sangrando. Ha abandonado los terrenos de la ideología y caído en un enredo increíble. Su asidero político, la Revolución Bolivariana, que le ganó la simpatía de las corrientes de tendencia socialista, la que sustentaba los emblemas de crear un patriotismo hispanoamericano y un nuevo socialismo, simplemente hoy resulta insostenible. Sólo por razones de obligada solidaridad, condescienden con él Rusia, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Venezuela con Maduro simplemente vive el ocaso de un drama ideológicamente indefendible. Es una tragedia de injusticia inconcebible en un país de la dimensión de Venezuela y ya tan entrado el siglo XXI. Es un dolor latinoamericano. Para Maduro ya no hay un mañana. Su problema personal es sólo cómo salir de su ratonera.

Gilberto López y Rivas
Jorge Carrillo Olea
Una montaña de aserrín
L

as dos primas hermanas que han logrado huir ocultas en una carreta del gueto de Varsovia, donde han quedado sus padres, corren a esconderse en el entrepiso del desván de la casa del poblado de Milanowek apenas les dan aviso de que la Gestapo está a las puertas, tras la denuncia de una vecina de que allí viven clandestinas unas niñas judías.

Tres despachos sobre Beethoven
E

l vacío. Si la Sinfonía numero 9 en re menor, Op. 125 Coral (1824) de Ludwig van Beethoven (1770-1827) es una obra central para toda la música (occidental) no por su monumentalidad monolítica, sino porque su innegable poder musical es fuente de renovación y posibilidad infinita (goo.gl/GZktTa), su cuarto y último movimiento (Himno a la alegría) –con partes vocales, basado en un poema de Schiller (Oda a la alegría, 1785/1803) que representa el idealismo humanista y es una suerte del himno a la hermandad (goo.gl/LkgciJ)– parece llevar esta premisa al extremo. O al absurdo. S. Zizek tiene un punto: si hay una obra musical que es un verdadero ‘significante vacío’ [empty signifier], una melodía capaz de transmitir cualquier mensaje ideológico, es ésta (goo.gl/xUUQvH). Eso se llama posibilidad infinita: a lo largo de la historia el Himno... llega a ser el símbolo de nacionalismo, globalismo, colonialismo y libertad; es adoptado por dictaduras y democracias por igual. R. Roland lo eleva al estatus de Marsellesa de la Humanidad; Hitler y Stalin manipulan –y aterrorizan– sus sociedades a su ritmo; en China comunista es la canción de la lucha de clases y en Japón capitalista un canto a la alegría mediante el sufrimiento; es himno del régimen del apartheid de Rodesia del Sur y pieza favorita de la dirigencia del Sendero Luminoso; hasta los años 70 es “himno por default” del equipo olímpico unificado de ambas Alemanias y desde 1972 himno oficial de la Unión Europea. Si hay una obra musical “agotada mediante el ‘extensivo uso social’” apunta Zizek, es ésta (In defense of lost causes, 2008, p. 260). Pero el vacío de la cuarta parte no es sólo un producto social. Viene inscrito ya en su propia materia musical, desigual, llena de motivos kitsch y símbolos dispares que no amontonan a nada más grande sino se desintegran y deconstruyen mutuamente; si bien para algunos el problema empieza con la entrada de la marcha turca (compás 331), el Himno... flota hacia una no-determinación ya desde el principio (p. 262). En vez de celebrar, más bien desnuda y ridiculiza la idea de la hermandad humana. El gran G. Leonhardt dice una vez: La música... ¡pura vulgaridad! Y el texto... ¡completamente pueril! (goo.gl/I4uah).

Sergio Ramírez
Maciek Wisniewski*
Adiós, Fernando
E

n el dolor de sus pacientes escapó el último aliento de Fernando Césarman el jueves final de agosto. Fernando se fue al reino de los geranios y se separó del ecocidio en que vivimos y al que dio nombre y fue la pasión de su vida.

José Cueli