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Penultimátum

La llama de Lady Di

E

l pasado 31 de agosto se cumplieron 20 años de la muerte de Diana Spencer en un accidente automovilístico en París. También falleció su compañero sentimental, Dodi Al Fayed, heredero de una gran fortuna, y el conductor del vehículo. Todo indica que la causa fue la alta velocidad con que era conducido el auto donde viajaban huyendo de los fotógrafos de las revistas del corazón y el amarillismo y que siempre tuvieron a Lady Di como objeto de caza mayor.

Los británicos querían un noviazgo y una boda como cuento de hadas para el príncipe Carlos y su bella novia. Y así fue en julio de 1981. Sólo que el encanto se rompió la misma noche del enlace cuando el príncipe aclaró a Diana que no dejaría la costumbre familiar de tener amantes. Y en su caso, lo era ya Camila Parker, el amor de su vida.

Lo que vino después para Diana fue un auténtico infierno. Tuvieron dos hijos pero el distanciamiento con su marido fue tal que terminó en divorcio y el desprecio hacia ella de la familia real. Una noche, en la televisión, contó la pesadilla de su matrimonio y la forma como fue tratada por Isabel II y su séquito. Además, narró los proyectos sociales a los que se dedicaba, en especial luchar contra el sida y las minas antipersonales. A esas tareas se sumaron notables personajes de todo el mundo.

La sinceridad con que describió su tragedia matrimonial y cómo su vida había cambiado en favor de los más necesitados (sin dejar de lucir muy elegante), le ganó el título de la princesa del pueblo. A la vez, arreciaban las críticas a la vetusta institución que es la corona británica y a sus representantes máximos, por el dinero que recibían de los contribuyentes pese a ser enormemente ricos.

Esta crítica se acentuó cuando murió Diana y la reina y quienes la rodean se negaban a darle el adiós oficial que merecía como princesa de Gales. Fue tal el descontento ciudadano que tuvieron que cambiar de opinión. La ceremonia de despedida alcanzó notoriedad mundial por multitudinaria y emotiva.

La vida independiente y solidaria que llevó Diana luego de su divorcio cimbró a la casa real británica y a las que todavía existen en Europa. Les quitó parte de la polilla que las carcome día a día.

A 20 años de su muerte, la llama erigida encima del puente donde ella murió, luce hoy con más flores que siempre. En las encuestas de los medios británicos figura como uno de los personajes más apreciados, al lado de otros grandes, como The Beatles, Elton John, Sean Connery y los Rolling Stones.

Mientras, el príncipe Carlos envejece al lado de quien siempre quiso como esposa, Camila Parker. Y en espera de que su madre, Isabel II, abdique en su favor. Pero todo indica que ella morirá con la corona puesta. Y que no es su preferido para sucederla. Lo es Guillermo, su nieto, hijo de Carlos y Diana.