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Ex presidentes y políticos califican la visita de oportunidad para buscar la paz

Pide el Papa a colombianos asumir compromiso con la reconciliación

El pontífice expresa apoyo a las víctimas del terremoto que sacudió México el jueves

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Francisco se reunió ayer con líderes indígenas momentos antes de oficiar una misa multitudinaria en el municipio de VillavicencioFoto Afp
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 9 de septiembre de 2017, p. 29

Bogotá.

La jornada de ayer estuvo centrada en la reconciliación. Durante la misa multitudinaria en Villavicencio, Francisco tuvo la sensibilidad de solidarizarse en oración por los estragos del terremoto de la madrugada en México. Dijo: En este momento deseo manifestar mi cercanía espiritual a todos los que sufren las consecuencias del terremoto que ha azotado a México la noche pasada, provocando muertos y cuantiosos daños materiales. Mi oración por los que han perdido la vida y también por sus familias.

El Papa se desplazó a Villavicencio, ciudad caracterizada por la violencia y los horrores de la guerra; eligió de nuevo una pequeña urbe de la periferia, marcada por el sufrimiento y habitada por miles de víctimas. Ahora es un enclave agroindustrial y minero de cerca de 500 mil habitantes. El pontífice quiso acompañar a la gente en sus sufrimientos, llorar y abrazar a las víctimas. Hay que saber perdonar y yo también tengo que pedir perdón, así como saber vencer la tentación de la venganza. En la homilía multitudinaria, por la mañana, afirmó que ya es la hora de la reconciliación y convocó a los colombianos a un compromiso sincero para que no fracase la esperanza en paz duradera.

Fenómeno social

Todos los medios daban cuenta de la visita. En la prensa, El Espectador cabeceó: Unidos contra la mezquindad; El Tiempo: La paz nos impulsa a ser más grandes que nosotros mismos; El Universal: Francisco, el papa de la gente. Todos resaltan la convocatoria multitudinaria del pontífice como fenómeno social. En cierto sentido representa un líder moral creíble frente a la orfandad y el descrédito de los políticos colombianos. En esta tercera jornada Francisco sigue abordando cuestiones sociales y políticas en torno a la paz, sin enrolarse ni identificarse con actores en el debate polarizado de la clase política local.

En Villavicencio había llovido, el clima era caluroso y húmedo. Francisco tenía el rostro cansado, pero pronto se recuperó al percibir la energía de más de 650 mil personas que le esperaban en la explanada de Catama. De pronto se plantea una pregunta: ¿hay más feligreses en la explana que habitantes en la ciudad? También los largos recorridos estaban abarrotados de personas. La razón es que de diferentes regiones vecinas los colombianos se dejaron venir. Más de 700 mil, según el alcalde. Durante la ceremonia litúrgica beatificó a dos religiosos colombianos.

Si el día anterior los constructores de la paz fueron su motivo, ahora la reconciliación fue el tema central de su paso por Villavicencio. En su homilía disertó: La reconciliación no es una palabra que debemos considerarla abstracta; si eso fuera así, sólo traería esterilidad, más distancia. Reconciliarse es abrir una puerta a todas y a cada una de las personas que han vivido la dramática realidad del conflicto. Cuando las víctimas vencen la comprensible tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de la paz. Esto no significa desconocer o disimular las diferencias y los conflictos. No es legitimar las injusticias personales o estructurales. El recurso a la reconciliación concreta no puede servir para acomodarse a situaciones de injusticia. No hay borrón y cuenta nueva. La sociedad y el Estado deben responsabilizarse de la verdad y de la reparación.

Ex presidentes y políticos en diversos medios han validado la visita del Papa como acto oportuno para la búsqueda de la paz. Belisario Betancur, César Gaviria y Ernesto Samper coincidieron al reconocer que la visita del pontífice está sirviendo para vigorizar las relaciones por venir, porque sus planteamientos están calando en el corazón de los colombianos. Rodrigo Londoño, Timochenko, líder de la FARC y de partido político de reciente incorporación, envió una carta a Francisco diciendo: Dirijo una organización que ha dejado las armas y se reincorpora a la sociedad después de más de medio siglo de guerra. Nos anima el propósito de perdonar a quienes fueron nuestros enemigos y tanto daño hicieron a nuestro pueblo. Cumplimos el acto de contrición indispensable para reconocer nuestros errores y pedir perdón a todos los hombres y mujeres que de algún modo fueron víctimas de nuestra acción.

Por la tarde, Francisco escuchó con serenidad desgarradores testimonios de víctimas y victimarios en el parque Las Molocas, en un emotivo evento con cerca de 6 mil víctimas. Emocionalmente hubo lágrimas, constreñimiento y júbilo. La reconciliación fue tratada por Francisco por la fe del perdón y la verdad. Acompañar a la gente en sus sufrimientos significa ayudarlos a reconciliarse con su historia. Significa escuchar revelaciones de quienes muchas ocasiones fueron verdugos e infames. Igualmente, significa ayudar a la persona a reconstruir los trozos y rasgaduras de hechos complejos y poco claros en los que predominó la violencia salvaje.

Al tener de trasfondo el Cristo mutilado, también por la guerra, el Cristo negro de Boyacá, el Papa sostuvo: Colombia, abre tu corazón de pueblo de Dios y déjate reconciliar. No le temas a la verdad ni a la justicia. Queridos colombianos: No tengan miedo a pedir y a ofrecer perdón. No se resistan a la reconciliación para acercarse, reencontrarse como hermanos y superar las enemistades. Es hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar diferencias. Es la hora para desactivar los odios y renunciar a las venganzas y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno.

El último acto fue una breve escala ante la Cruz de la Reconciliación, en el Parque de los Fundadores de Villavicencio. Ahí presidió un minuto de silencio por los más de ocho millones de víctimas en el conflicto armado que asoló al país durante más de 50 años. La placa conmemorativa de la Cruz de la reconciliación nacional dice que entre 1985 y 2017, exactamente 8 millones 472 mil 143 colombianos fueron víctimas del conflicto armado. Ahí también plantó un árbol de la vida como símbolo de paz y cuidado del medio ambiente. Francisco, en estos tres días, ha sido frontal en los objetivos de su viaje. También ha cuidado de tomar distancia del discurso tradicional de los políticos. Mediante símbolos, metáforas, ha construido un relato de paz desde lo ético-religioso con alto grado de efectividad. Sin embargo, algunos viejos analistas sentencian que Francisco está sembrando la semilla de la paz en las nuevas generaciones. En los mayores ya no impera el ánimo de perdonar ni reconciliarse.