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Alarma que fallas estructurales del sistema de justicia impidan acceso a la ley, destaca

Pese a las diferencias, es positivo dialogar con las autoridades mexicanas: CIDH
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La CIDH cerró ayer su periodo de sesiones en la Ciudad de México con una conferenciaFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Sábado 9 de septiembre de 2017, p. 19

La situación de los derechos humanos en México es preocupante, pero el que haya diálogo con la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), a pesar de cualquier diferencia, es un signo positivo, señaló ayer el presidente de este organismo, Francisco José Eguiguren.

Al concluir el 164 periodo extraordinario de sesiones de la CIDH, que se llevó a cabo en la capital mexicana, el comisionado Luis Ernesto Vargas manifestó su preocupación por la persistencia del gobierno de Donald Trump en la construcción de un muro, porque recientemente indultó a uno de los funcionarios que peor trató a los migrantes y en general por sus discursos. Alocuciones de odio generan políticas públicas calamitosas, sostuvo.

James Cavallaro también integrante de la CIDH, advirtió sobre amenazas preocupantes tendientes a generar retrocesos muy grandes en la región en materia de derechos humanos. En conferencia de prensa, se refirió a corrientes racistas, xenófobas y nacionalistas que se observan en el hemisferio, al considerar que éste es el momento de que los estados demuestren su compromiso con el respeto a las garantías fundamentales.

Los comisionados evitaron referirse a casos particulares, como el de Ayotzinapa, dado que fueron invitados por el Estado para realizar audiencias públicas. Pero hay, expuso Esmeralda de Troitiño, una comunicación positiva entre las autoridades y la CIDH.

Luego de que los integrantes del organismo defensor de los derechos humanos externaron su solidaridad con el país tras el temblor de 8.2 que se registró el jueves y provocó la muerte de más de 60 personas, Eguiguren lamentó que a las audiencias no hayan acudido las representaciones estatales de Nicaragua, Cuba y Haití.

Quienes son miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) tienen el deber de asistir, dialogar y exponer sus puntos de vista frente a las organizaciones sociales. Se trata de un escenario de diálogo que no se debe desperdiciar, abundó.

Para el presidente de la CIDH, Cuba ya es parte de la OEA, de otro modo no se convocaría a audiencias sobre ese país, subrayó, y recordó que los países miembros del organismo aprobaron su retorno.

La CIDH celebró su periodo de sesiones del 4 al 8 de septiembre. Durante ese lapso, dijo, recibió información alarmante sobre problemas estructurales de los sistemas de justicia de la región, que se traducen en una falta de acceso a la ley. En algunos países, la infiltración de grupos del crimen organizado, así como los procesos que no garantizan la idoneidad e independencia de las personas operadoras de justicia, contribuyen a agravar la impunidad que perpetúa e impulsa la repetición de violaciones a los derechos humanos.

Una justicia independiente e imparcial es indispensable para el combate efectivo de la corrupción, uno de los mayores obstáculos para la democracia, enfatizó.