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El pianista interpretó El clave bien temperado, de Johann Sebastian Bach

András Schiff cautivó de nuevo en el Royal Albert Hall de la capital británica

Visualiza los preludios y las fugas en términos de color del primer libro de esa obra

Esta vez abjuró de su amado Bösendofer y prefirió utilizar un moderno Steinway

Foto
El pianista húngaro András Schiff (Budapest, 1953), el pasado 20 de agosto en el Palacio de Bellas Artes, donde interpretó El clave bien temperado, de Johann Sebastian Bach. Schiff es reconocido como el máximo intérprete del compositor alemán, en particular de las Variaciones GoldbergFoto Bernardo Arcos/ cortesía INBA
The Independent
Periódico La Jornada
Jueves 14 de septiembre de 2017, p. 7

Hace dos años András Schiff cautivó al auditorio con una ejecución de las Variaciones Goldberg; ahora ha hecho lo mismo con el primer libro de El clave bien temperado, del mismo autor, obra que jamás se había tocado en un festival Prom. En el Royal Albert Hall de Londres, Schiff visualiza estos preludios y fugas en términos de color, comenzando con la nívea inocencia del preludio inicial en do mayor, y culminando con la fuga en si menor, que para él es el tono negrísimo de la muerte. Y en esta ocasión abjuró de su amado Bösendorfer y prefirió un moderno Steinway.

Hubo en verdad una transparencia cristalina en el primer preludio, una regularidad metronómica que de ninguna forma fue mecánica, y por un tiempo mantuvo estas cualidades, acariciando el teclado a un ritmo desusadamente gentil, lo que permitió que surgieran efectos poco conocidos. Algunos de estos tenían una calidad de embrujo –como en la exquisita melodía que pasó entre sus manos en el preludio decimosexto–, en tanto otros fueron vigorosamente astringentes; cuando se requería virtuosismo, se desplegó con impecable control, dando a cada nota el peso debido. Los extraordinarios experimentos estilísticos de Bach en las fantasías fueron ejecutados como si se ensayaran por primera vez.

Pese a su dramatismo y contención emocional –solo en el lamento final se desnuda la emoción–, esta fue la ejecución más fascinante que he escuchado de esta obra; durante dos horas Schiff convirtió el enorme y casi lleno auditorio en un recinto de embebido silencio. Obsequió la interminable caminata del preludio final con majestuosa seguridad, y si la fuga final, gravemente enigmática, denotaba muerte, fue una muerte por completo serena.

Fue en verdad estupendo. ¿Les hubiera gustado estar allí? Durante las próximas cuatro semanas pueden escuchar esta notable interpretación en el iPlayer de la BBC.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya