17 de septiembre de 2017     Número 120

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Territorios yumanos:
ocupación, significación y despojo

Everardo Garduño
Doctor en antropología e investigador titular del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, de la Universidad Autónoma de Baja California.


La etnia kumiai, rumbo a la extinción. FOTOS: Roberto Armocida

En Baja California viven los kumiai, los pa ipai, los kiliwa y los cucapá. Todos ellos son miembros de la familia lingüística yumana, que habita el norte peninsular desde hace 2,500 años. Actualmente, estos grupos viven en diez localidades que sufren frecuentes irrupciones en su territorio, que afectan sus recursos naturales y su patrimonio cultural. A continuación, se describen algunas de estas irrupciones.

A lo largo del siglo XX, todas las localidades yumanas experimentaron algún tipo de despojo de su territorio y, con ello, de sus recursos naturales. Algunas de estas localidades son: 1) San Antonio Nécua en el Valle de Guadalupe. En esta comunidad kumiai, la empresa vitivinícola L.A. Cetto invadió 80 hectáreas, argumentando que las había adquirido legalmente. Este conflicto dio inicio en 1958, y continúa; 2) Jamau, en la vertiente suroriental de la Sierra de Juárez. En este lugar, los pa ipai fueron despojados de sus tierras por parte de una poderosa familia de apellido Loperena, argumentando que este territorio había sido abandonado, y 3) San José de la Zorra, al norte del  valle de Guadalupe. En esta localidad, los kumiai experimentan uno de los problemas agrarios más sui géneris del país. Al no ser reconocidos los antiguos linderos del asentamiento indígena, este quedó encapsulado en medio del ejido mestizo El Porvenir. 


Un patrimonio cultural y familiar amenazado.

Por su parte, el patrimonio cultural yumano que se encuentra bajo amenaza, aún estando dentro del territorio tradicional de este grupo, consta de: 1) las piedras que marcan el origen de los linajes yumanos, de su conocimiento tradicional, de la antigua existencia de hechiceros o del fin del mundo; las rocas macho y hembra que evocan la genitalia humana, aquellas que eran utilizadas en las ceremonias de cremación de los muertos o las que en forma de ventana servían para el inicio de su viaje; 2) los recursos de agua como Jatkbjol, arroyo en donde habitaba un mítico dragón que devoraba pa ipais; el pantano en donde habitaba un mítico ser que atacaba a las mujeres; los aguajes en donde viven pequeños duendes o que protegen a los indígenas de las incursiones agresivas de los no-indígenas; 3) las montañas sagradas que albergan objetos ceremoniales, en los que se realizaban ritos de iniciación, o que son habitadas por una gigantesca serpiente procedente del mar; 4) los múltiples y añejos cementerios en los que reposan los ancestros yumanos y 5) las decenas de sitios con restos arqueológicos y arte rupestre.


Las piedras de la región marcan el origen de los linajes yumanos
FOTO: Enrique Botello

Evidentemente, los principales agentes de destrucción de este patrimonio cultural son el deterioro natural, la ignorancia, la indolencia, o el vandalismo premeditado. Por ejemplo, la lluvia, las ventiscas, la nieve y los cambios radicales de temperatura afectan grandemente a los sitios arqueológicos; algunos cementerios han desaparecido por las incursiones de autos todo terreno o porque ejidatarios o rancheros mestizos han abierto cultivos y tierras de agostadero sobre ellos, ignorando su valor histórico; lo mismo ocurre con el arte rupestre que ha llegado a estar cubierto por el grafiti de los visitantes que ignoran su relevancia científica.

Los casos más reprobables de deterioro de estos sitios, lo representan aquellos cementerios o rocas cuya relevancia simbólica es perfectamente reconocida, y son destruidos por ello, para eliminar toda evidencia de la antigua presencia de poblaciones yumanas en territorios en disputa. Se trata de la eliminación premeditada de lo que estos grupos identifican como “los títulos de propiedad sobre estas tierras”.

Sin duda, cuando el territorio tradicional yumano es transformado, destruido o despojado, impacta no únicamente los recursos para la subsistencia de este grupo, sino importantes estratos de memoria que hacen de esas rocas, esas montañas o esos aguajes, sitios sagrados o lugares de relevancia simbólica o histórica para el grupo; estas devastadoras acciones transforman, destruyen o despojan, parte del patrimonio cultural que es fuente importante de la identidad yumana.


Cuando el territorio tradicional yumano es transformado,
destruido o despojado, impacta no únicamente la subsistencia
de este grupo, sino importantes estratos de memoria que hacen
de esas rocas, montañas o aguajes, sitios sagrados o de
relevancia simbólica o histórica para el grupo.


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