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¡Silencio! El puño de la esperanza
 
Periódico La Jornada
Jueves 21 de septiembre de 2017, p. 16

El puño en alto significó no sólo ¡silencio!, sino símbolo de esperanza para la gente que esperaba noticias de quienes quedaron atrapados entre los escombros de los inmuebles derruidos por el sismo del martes.

La señal era una y debía ser obedecida por todos: civiles, soldados, marinos y policías federales o capitalinos. Se traducía en la posibilidad de encontrar personas con vida bajo los edificios colapsados, y en algunos casos la esperanza se convirtió en realidad, como en el edificio C1 del conjunto habitacional Ciudad Jardín, donde 10 personas fueron sacadas vivas, 10 fallecidas y se reportan 23 desaparecidas.

A las 13:14 horas del martes, siete albañiles trabajaban en la azotea del inmueble C1; realizaban obras de remozamiento. Seis descendían por las escaleras y se encontraron con vecinos en el primer piso y la planta baja cuando abandonaban el inmueble. Al momento del sismo, otro albañil se dirigía a la azotea por otra escalera.

Los seis que llegaron a donde estaban los vecinos fueron rescatados con vida, al igual que una decena de habitantes del edificio. Sin embargo, Miguel Ángel Hinojosa Juárez no ha sido localizado. Su esposa, Luisa Juárez, sigue esperando noticias. “Nadie me ha dicho nada, nadie reporta su hallazgo; me dijeron que lo buscara en Locatel, pero no hay registro y aquí –frente a los restos del edificio C1– ni Protección Civil, que elaboró una lista de personas rescatadas o heridas, tiene datos”.

Florencia Cortés estaba en el departamento 17. “Cuando tembló no tuvimos tiempo de casi nada. Yo fui a tocarle a mi vecina para que saliera y me seguí hasta las escaleras; éramos muchos los que tratamos de salir, pero la reja de seguridad estaba cerrada y no nos dio tiempo de abrirla.

“Nos quedamos atorados. Yo llevaba a mi hija de año y medio en brazos cuando todo se vino abajo.

Estuvimos varias horas atrapados en las escaleras; nos sacaron con raspones y golpes, pero nada más. En el edificio regularmente hay muchas personas a la hora en que ocurrió el sismo; no sé cuántos pudieron quedar atrapados.

Cientos de rescatistas voluntarios apoyan las actividades de militares, marinos, policías federales y capitalinos. Las autoridades tomaron el control de la zona y personal capacitado, incluso de empresas privadas, es el único al que se permite colaborar en el retiro de escombros, ya que se mantiene la esperanza de localizar a personas con vida. Por ello, cada tanto, los puños se alzan no para cantar victoria, sino para guardar silencio.