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19/S: El dolor y la esperanza

El sismo la destruyó, junto con otras de Alta Vista, Cuernavaca

Sexagenaria espera que el gobierno le dé certidumbre sobre su vivienda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de septiembre de 2017, p. 19

Cuernavaca, Mor.

Susana Hernández Blas, de 68 años de edad, lleva cuatro días haciendo guardia en el andador que pasa por arriba de su casa, en la colonia Ampliación Alta Vista, de Cuernavaca, en las inmediaciones de la barranca El Tecolote, en espera de que personal experto del gobierno estatal o federal revise su humilde casa, que construyó en 1983, tras 10 años de vender sopes afuera de la fiscalía del estado.

Ella, su hija y sus dos nietos, su familia, forman parte de las 100 personas que pernoctan en el albergue de la escuela primaria de Alta Vista (una de las colonias con altos índices de inseguridad). Desde el pasado viernes, tres días después del terremoto, se sienta en el pasillo que comunica sólo por escaleras y caminando (son escalones los que bajan a la barranca).

Allí permanece, cuenta, desde que amanece hasta que anochece. Su hija le lleva a veces algún bocado que le dan en el albergue o le regalan los vecinos o voluntarios que vienen de Cuernavaca.

Entre sollozos pide que la lleven a vivir a un lugar seguro. Sus ojos se alegran cuando ve llegar gente desconocida y con libretas, pues cree que ya van a revisar su casa y la van sacar de su incertidumbre sobre su vivienda y de dónde vivirán ahora. Pero hasta este martes, asegura con lágrimas, los de Protección Civil municipal o estatal no han ido a valorar su casa.

Aquí estoy sentada desde el viernes; sólo voy a dormir al albergue con mi hija y mis nietos; estoy haciendo guardia para que revisen mi casa y que no vayan a saltársela si vienen a revisar cuando yo no esté, dice la señora mientras un vecino que la escucha pide que la ayuden porque no hace otra cosa que estar sentada allí llorando y observando lo que fue su hogar.

Lloro de impotencia, de dolor, porque mi casa resultó muy dañada y la verdad, a mis 68 años de edad ya no voy a poder construir otra; aunque todavía trabajo y sigo vendiendo sopes, dice cubriéndose el rostro. Entre sollozos asegura que el gobierno nunca le ha ayudado, pues no está el programa Prospera ni en el de la tercera edad.

Vendiendo sopes salió adelante

Ella tenía 11 años de edad cuando, procedente de Teloloapan, Guerrero, llegó con sus padres y sus hermanos a esta entidad. Pese a que trabajaban duro para pagar renta y medio alimentarlos, la mejor vida para ellos nunca llegó.

Cuando tenía 23 años murieron sus padres y se hizo cargo de sus cinco hermanos en un estado donde no tenía familia. Como pudo y con su puesto de sopes salió adelante. Una familia que conocía su historia le regaló ese terreno, ubicado en esta zona de alto riesgo, en las inmediaciones de la barranca El Tecolote, y con mucho trabajo y esfuerzo fue construyendo su casa, que terminó en 1983.

Su vivienda sufrió graves daños. Tiene grietas y goteras; quedó volando sobre el cauce que corre en la profundidad de la barranca. Una parte de esa barranca y un muro de contención de una casa más grande de más arriba amenaza con caer sobre su hogar.

La casa es un desastre. Sus trastos están rotos, una parte del techo de su cocina se vino abajo, pero dice que así la mantendrá hasta que la revisen los especialistas y la censen.

Gracias por fijarse en mí, dice cuando le toman fotos para constatar su desgracia.