Espectáculos
Ver día anteriorSábado 30 de septiembre de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Filme de Alexandre O’Philippe que desgrana esos 45 segundos que estremecieron al mundo

Documental rinde tributo a la escena de la ducha en Psicosis

Algunos la ven como un acto de violencia misógina; otros, como crítica de esa agresión

Ha sido fuente de inspiración en diversas áreas, reconocen los entrevistados en el filme

Está vigente por cómo resuena en la cultura, propone el cineasta

Se estrena en octubre en festival londinense

Foto
La actriz Janet Leigh en el papel de Marion Crane, en la escena cuya cruda potencia aún impresiona, aunque se rodó en 1960Foto archivo
The Independent
Periódico La Jornada
Sábado 30 de septiembre de 2017, p. 7

Londres.

Hay momentos tan abrumadores en el cine, que valen por toda una película. El nuevo documental 78/52, de Alexandre O’Philippe, que se estrena en el Festival Fílmico de Londres, toma su título de los 78 montajes y 52 cortes usados en la escena en la que Janet Leigh es asesinada a puñaladas en la ducha, cuando Psicosis lleva un tercio de avance. La escena dura menos de un minuto, pero requirió siete días de filmación.

Fueron sin duda 45 segundos que estremecieron al mundo. Los muchos entrevistados por Philippe, entre ellos los directores Peter Bogdanovich y Guillermo Del Toro, así como la hija de Leigh, Jamie Lee Curtis, coinciden en que si uno quiere entender las actitudes que primaban en Estados Unidos con respecto al sexo, las madres y la política a principios de la década de 1960, ese es el punto de partida.

Ya bastante sorprendente era la decisión de Hitchcock de matar a una gran estrella de Hollywood cuando apenas iba la tercera parte de un filme en el que al parecer ella era el personaje principal. Pero la forma en que muere –la nauseabunda intensidad voyerista de la escena– es lo que nos sigue tomando por sorpresa, por muchas veces que la hayamos visto.

Asesinato, parte aceptable del entretenimientno

Philippe entrevistó a editores, actores, compositores, académicos y críticos, además de directores. Los entrevistados describen con gran detalle los encuadres de la cámara, la cortina de baño traslúcida, la chirriante música de violín de Bernard Herrmann y el aspecto impoluto del baño del motel. Hay una entrevista con la doble de Leigh, Marli Renfro, quien relata como si tal cosa la forma en que Hitchcock y Leigh la observaron y luego le dieron el trabajo. Sin embargo, 60 años después de que se rodó la cinta, muchos se sienten todavía impresionados por su cruda potencia.

Fue la primera vez en la historia del cine que uno ya no se sintió seguro en la sala, y al salir a Times Square al mediodía sentí como si me hubieran violado, recuerda Peter Bogdanovich de cuando asistió a una primera exhibición para la prensa, una mañana de septiembre de 1960.

El asesinato sería desde entonces una parte aceptable del entretenimiento, comenta el novelista estadunidense Bret Easton, autor de American Psycho, sobre la fría crueldad de Hitchcock y a su uso estilizado y muy íntimo de la violencia. Otra entrevistada, la directora Karyn Kusama, describe la escena de la ducha como la primera expresión moderna de un asalto al cuerpo femenino.

Algunos la leen como un acto de violencia misógina, pero para otros es una crítica de esa violencia. He sido fan de Hitchcock desde niño. Ha sido para mí una fuente inagotable de inspiración. Sabía que en algún momento tendría que hacer una película sobre él, y la escena de la ducha era la elección obvia, explica Philippe con respecto al origen del documental. Es la representación absoluta de todo lo que ha intentado hacer en su carrera. Esa escena contiene todo lo que hay que saber acerca de él.

De ninguna manera la escena de la ducha es un momento oscuro de la historia del cine que requiera salir a la luz. Psicosis, y esa escena, han inspirado instalaciones de arte. 24 Hour Psycho, de Douglas Gordon, extiende la película en cámara lenta hasta durar todo un día. Psycho Naciremare, de James Franco, recrea la escena, pero con el propio Franco travestido haciendo el personaje de Janet Leigh. Incontables libros y artículos eruditos han intentado desentrañar la escena. Sin embargo, como demuestra maravillosamente el filme de Philippe, siempre hay algo nuevo que decir respecto de ella. Es tan poderosa, que trasciende la película que la contiene.

Tal vez Philippe ha descubierto un nuevo género fílmico: presentar largometrajes que cuenten la historia de una sola escena. Después de terminar 78/52 se ha embarcado en un nuevo proyecto, esta vez acerca de ese momento, una vez visto jamás olvidado, en que el súcubo semejante a un falo emerge de las entrañas de John Hurt en Alien, de Ridley Scott. El título provisional del filme es el que uno esperaría: Chestburster! (¡Expulsado del pecho!).

Se podrían nombrar muchas otras escenas dignas de una película: el ojo rebanado en El perro andaluz, la carreola de bebé en la escalinata de El acorazado Potemkin, Charlie Chaplin devorando su bota en La fiebre del oro, las imágenes primigenias de los hermanos Lumière de un tren llegando a la estación, Marilyn Monroe sobre la rejilla del Metro de Nueva York en La comezón del séptimo año, Clark Gable diciendo a Vivien Leigh “frankly, my dear, I don’t give a damn” en Lo que el viento se llevó, Ingrid Bergman pidiendo al pianista play it, Sam en Casablanca, Humphrey Bogart y Claude Rains comenzando una bella amistad en esa misma cinta, Al Pacino con su ametralladora en Cara cortada o la escena del gel para el cabello/esperma en Loco por Mary, de los hermanos Farrelly. Las posibilidades son infinitas.

¿Qué hace que una escena tenga una existencia más allá del filme que la contiene?

Creo que es la tormenta perfecta de estrellas que convergen y se alinean en tal forma que cada aspecto creativo de la escena es extraordinario e innovador, es la alegre y metafórica explicación de Phillipe. Tan importante como los aspectos formales, sugiere, es el modo en que la escena resuena en la cultura, enfocando ansiedades y provocando debates que nunca pierden vigencia.

Las grandes escenas siempre se evocan, añade Philippe. “Desde luego, los cineastas siempre quieren hacer grandes escenas, pero no creo que alguno pueda decir: ‘bueno, voy a hacer la escena que será la más influyente en la próxima década’. Eso no se puede hacer por designio”.

Según Philippe, uno de los rasgos definitorios de estos momentos sublimes del cine es que siempre son audaces: Audaces en términos de la narrativa, de la técnica y del enfoque. A menudo desafían tabúes o quebrantan normas narrativas. Se ubican en el extremo del mal gusto. Tratan con materias muy primitivas: sexo, hambre, muerte. O eso, o tienen una gracia extraordinaria. Vemos personajes como Humphrey Bogart o Clark Gable en situaciones dramáticas de las que sólo las estrellas de cine pueden salir airosas.

En el caso de Psicosis, la cortina se sigue descorriendo sobre esa famosa escena de asesinato, pero aun ahora, por exhaustivo que sea nuestro análisis, la escena retiene su asombrosa fascinación y repugnancia. Sencillamente no podemos borrarla de nuestra memoria.

La cinta 78/52 será presentada en el Festival Fílmico de Londres el 13 y el 15 de octubre. Será proyectada en el Reino Unido el 3 de noviembre.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya