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Retuvo el título ante Carlota Santos

Sentí miedo de ser una campeona efímera, dice Lupita Martínez
 
Periódico La Jornada
Martes 3 de octubre de 2017, p. a11

Le dijeron que defendiera su título como el patrimonio de sus hijos. Lupita Martínez, mexicana de 25 años y madre de dos niños, salió preocupada el sábado pasado, durante la primera defensa de su título supermosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), ante la panameña Carlota Santos. Más presión y ansiedad que cuando conquistó ese campeonato cinco meses antes. Lo retuvo por nocaut técnico en el noveno episodio, pero batalló demasiado para encontrarse con la versión de ella misma que más le gusta.

“Tenía miedo, más que cuando le quité el título a Zulina Loba Muñoz; aquella vez yo tenía hambre de ganar todo, nada que perder, eran más grande mis ganas de hacer lo que nadie creía posible que el miedo al fracaso. Hoy sentía que mi rival traía esa misma actitud y que si me descuidaba podía estar en riesgo”.

Esa preocupación derivó en momentos de incertidumbre. Lupita sabía lo que impulsa a una retadora a la que se le otorgan pocas oportunidades de triunfo.

Sentí miedo de perder todo tan pronto, el peligro de ser una campeona efímera, admite Lupita; pero no me paralicé, más bien fui precavida, estuve alerta y poco a poco volví a ser la peleadora agresiva que me gusta ser.

Una vez que avanzaban los episodios, empezó a ganar confianza, a convencerse de que ella también sentía motivaciones profundas para mantenerse más tiempo con un cinturón que le arrebató a Zulina, quien tenía 50 victorias y una década sin perder.

Me tardé, pero al final pude ganarle a Carlota de manera contundente, dice; aunque la verdad que me costó, porque es una boxeadora que no concede nada.

En su comunidad, en Tlalnepantla, la gente la reconoce por lo que ha logrado. Fuera de ahí, pocos saben que es campeona mundial, algo que considera debería tener más proyección, pues –piensa– se trata de un éxito del deporte mexicano.

Hace falta que se le ponga más atención a cualquier deportista que consiga un éxito, opina; más cuando somos mujeres, porque parece que todo está en contra, además de que tenemos que partirnos para mantener una casa, el trabajo, la familia.

Después del campeonato, su situación ha mejorado, aunque tampoco de manera drástica. Gana un poco más, tiene una beca del municipio para incentivar al deporte y algunos patrocinadores, pero el boxeo aún está lejos de ser un recurso para mejorar su vida y la de sus hijos.

Todavía tengo malas rachas económicas, porque a las mujeres nos pagan muy poco, comparando con los hombres, explica; pero empiezo a mejorar, es mi aspiración, lo mismo que el de mi compañeras: que llegue el momento en el que nos paguen sueldos justos.