Cultura
Ver día anteriorMiércoles 11 de octubre de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Gina Rubio participó en esa iniciativa de narradores orales; acudió al Museo del Chopo

Regaladores de palabras, en la UNAM
Foto
Gina Rubio, con 25 años de ejercer la narración oral, cautivó al público mediante la recreación de cuentosFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de octubre de 2017, p. 8

Estamos hechos para contar y escuchar historias. Es algo que se encuentra en nuestro inconsciente colectivo, en ese ser primitivo que arrastramos desde épocas añejas. Al narrarnos nos recordamos como seres pertenecientes a una cultura, con una historia ancestral y que todavía tenemos la necesidad de encontrarnos en el otro a través del relato tanto propio como de la literatura, explica Benjamín Briseño, coordinador de Regaladores de palabras, iniciativa que cada fin de semana tiene cuentacuentos en la explanada del Centro Cultural Universitario, en el Museo Universitario del Chopo y en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco.

Regaladores de palabras comenzó en 2008 y tres años después se extendió a los otros espacios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se trata de un programa dedicado a la narración oral escénica, en el que se ofrecen espectáculos de cuentos de calidad hechos por profesionales. No se enfoca solamente en el público universitario sino a toda la comunidad y a todas las generaciones, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, añade Briseño minutos antes de la presentación de la narradora Gina Rubio en el Museo del Chopo.

En Regaladores de palabras, explica el coordinador, tenemos la particularidad de que entendemos el espectáculo como un cobijo familiar, aunque se da énfasis en niños, pero la experiencia nos ha determinado con los años que quienes más disfrutan esos espectáculos son las poblaciones adultas; entonces, se convierte en algo que integra a chicos y grandes.

Filón cultural

Hace 30 o 35 años surgió el movimiento de los narradores orales y de manera paulatina fueron ganando espacios, al punto de que ahora “las instituciones toman a la narración oral como parte de su oferta cultural, ya no sólo es teatro, danza, títeres, sino que también hay un filón específico de narración oral, pero todavía falta crecer más para llegar a otros rincones de la ciudad y el país.

Tenemos el orgullo de decir que hay narradores prácticamente en la mayoría de los estados, haciendo un esfuerzo de posicionarla desde una perspectiva de la profesionalización de este arte y no nada más como actividad recreativa secundaria, sino con todo un respaldo estético-filosófico de lo que hacemos como artistas y hasta del compromiso social que se desprende de generar estos espectáculos que divulgan la tradición oral, la literatura, pero que también contribuyen a la formación de tejido social, a la reflexión de los problemas mediante la maravilla que es el cuento y el relato.

Gina Rubio se dedica a la narración oral escénica desde hace 25 años. Comencé con el maestro Francisco Garzón, quien fue uno de los que vinieron a impulsar el movimiento de narración oral estética y desde entonces no he parado; he estado contando por todas las plazas, escuelas, centros culturales, llevando la lectura para los niños, con una recreación de cuentos.

Al narrar un cuento transmites tus emociones, das fuerza con tu voz, tus gestos, tus sentimientos, todo eso que a ti te mueve una narración se lo transmites al otro y esa es la magia. Es tener contacto con otros y que te vean, te escuchen, que se emocionen con esa energía que pones a los cuentos.

La narración oral como un arte se ha ido incrementando; no creo que se pierda, la verdad, porque siempre estamos narrando nuestras historias, lo que nos pasó y hacerlo así más abiertamente es también fomentar la lectura. Veo el movimiento cada vez más fuerte, hay más narradores en la República, en el mundo, y eso es muy motivante, celebra Rubio, quien el pasado domingo se presentó en la explanada del Centro Cultural Universitario.

Regaladores de palabras tiene dos temporadas al año, la primera de marzo a junio y la segunda de septiembre a noviembre, y han participado narradores de varios estados, así como de Argentina y Colombia.

Se presenta sábados y domingos a las 12:30 en el Museo del Chopo, y a las 13 horas en el Centro Cultural Universitario y el Centro Cul-tural Universitario Tlatelolco (donde las actividades de cuentacuentos se reiniciarán el sábado 14 de octubre). La entrada es libre. El programa para cada sede se puede consultar en cultura.unam.mx, chopo.unam.mx, tlatelolco.unam.mx/eventos y en la página de Facebook: cuenta cuentos con regaladores de palabras.