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Presentaron El gran incendio: la rebelión de Tehuantepec, libro de Héctor Díaz-Polanco

Insurrecciones indígenas del siglo XVII “revierten el mito de la pax hispánica”

La del Istmo fue la más importante contra la opresión colonial; involucró a 200 pueblos, afirman

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Héctor Díaz-Polanco, el 11 de octubre, durante la entrevista con La Jornada, con motivo de su estudio más recienteFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de octubre de 2017, p. 4

En 1660, en la villa de Guadalcázar, provincia de Tehuantepec, los indígenas se rebelaron contra el alcalde mayor.

Ese alzamiento fue el comienzo de la denominada rebelión de Tehuantepec, considerada la más importante contra la opresión colonial, durante el siglo XVII, ya que involucraría a unos 200 pueblos indígenas.

Ese hecho es el tema de reflexión y análisis del más reciente estudio del antropólogo y sociólogo Héctor Díaz-Polanco, titulado El gran incendio: la rebelión de Tehuantepec.

Publicado por Grupo Editor Orfila Valentini, el libro fue comentado la noche del lunes en el Centro de Cultura Casa Lamm, por los historiadores Enrique Semo y Pedro Salmerón, y el autor.

El estudio de Díaz-Polanco documenta, entre otros aspectos, las causas y cómo es que el alzamiento se extendió por varias zonas del entonces obispado de Oaxaca, así como la represión contra esa rebeldía.

Durante la presentación del libro los especialistas se refirieron al mito que sugiere que la época novohispana fue un periodo de tres siglos de tranquilidad y armonía, “al mito de la pax hispánica que ha sido paulatinamente revertido, al registrarse hasta el momento más de 100 rebeliones indígenas”, dijo Semo.

Salmerón se refirió a la guerra de castas en Yucatán y crítico la concepción de algunos historiadores e intelectuales, quienes piensan que los mexicanos somos unos hijos de la chingada y que los indígenas son sumisos por naturaleza, apáticos e ignorantes.

Destacó que los conservadores de antaño y los de hoy se han dedicado a borrar o desvirtuar la historia de la resistencia indígena, de la historia de México.

Corrupción estructural y ejercicio piramidal del poder

La rebelión de Tehuantepec, dijo Díaz-Polanco, es considerada la más importante por razones políticas, económicas, históricas y sociológicas, pues a diferencia de las demás que duraban muy poco tiempo al ser sofocadas y no se extendían más allá de algún otro pueblo, ésta duró un año y su carácter fue multiétnico, abarcando más de 200 pueblos.

Para el autor, sin embargo, una cuestión por explicar es por qué todo el proceso colonial fue tan estable, no obstante ser un régimen sumamente clasista con una gran subordinación, explotación, discriminación y segregación. Uno hubiera esperado que hubieran muchos más levantamientos, pero la cuestión se responde porque esos tres siglos de colonización se caracterizaron por haber desplegado poderosísimos instrumentos de consenso, para empezar con la Iglesia.

En referencia a esos consensos, los historiadores se refirieron a la corrupción estructural del sistema colonial y al funcionamiento piramidal del poder, corrupción, dijo Díaz-Polanco, que hoy también se hace presente en el gobierno.

No se trataba, explicó el investigador, de una corrupción individual, sino de todo un sistema estructural institucionalizado, incluso impulsado y organizado por el propio Estado.

Respecto de la forma piramidal del poder, se explicó cómo nace la figura del cacique, a partir de los ambiciosos intereses económicos y políticos de la clase noble indígena, que con el tiempo se fue degradando.

Asimismo, se dijo que durante la rebelión de Tehuantepec los pueblos indígenas “no levantaron un plan directamente impugnador del poder real, pero sí esbozaron los principios de un proyecto de autonomía versus centralismo”.

Tres reivindicaciones contra el sistema colonial

Fueron tres las principales demandas o reivindicaciones que atentaron contra el sistema colonial y colonizador, apuntó Héctor Díaz-Polanco.

“En primer lugar, los indígenas reclamaban el cese de las prácticas comerciales que realizaban los alcaldes mayores y corregidores, conocidas como repartimientos, en perjuicio de las comunidades. En segundo término, los pueblos reivindicaban el derecho a elegir libremente a las autoridades de sus ‘repúblicas’, sin intromisión de los gobernadores. Y finalmente, los nativos aspiraban a que fueran suspendidas las diversas formas extralegales de despojo de los excedentes de la comunidad, a través de cobros excesivos o indebidos o innumerables multas.”

El estudio, comentó su autor, se desarrolló a partir de su interés por la Coalición Obrero Campesino Estudiantil del Itsmo de Tehuantepec (la Cocei), y se basa principalmente en información obtenida de los archivos generales de Indias (Sevilla) y de Nación (México), así como del microfilme proporcionado por el pintor Francisco Toledo.