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La exposición La parte más bella reúne 115 fotografías de la colección de Pedro Slim

Aloja el Museo de Arte Moderno visión muy intimista del desnudo humano

Destacan trabajos de Manuel Álvarez Bravo, Francisco Toledo y Graciela Iturbide

Detrás de esas imágenes es evidente la sensibilidad del coleccionista, opina Sylvia Navarrete, directora del museo

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Tony Ward doblado, 1988, fotografía de Greg Gorman incluida en la exposición del recinto de Paseo de la Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec. Imagen tomada del catálogo de la muestra
 
Periódico La Jornada
Viernes 20 de octubre de 2017, p. 5

Ciento quince fotografías en blanco y negro de 64 artistas, la mayoría extranjeros, aunque hay mexicanos (Manuel Álvarez Bravo, Francisco Toledo, Héctor García y Graciela Iturbide, entre otros), articulan la exposición La parte más bella.

Esa muestra, que fue inaugurada ayer en el Museo de Arte Moderno (MAM), hace contrapunto con Las mujeres son bellas, exhibición que también aloja el recinto.

Mientras esta última retrata damas en la calle –es una especie de crónica de la liberación de la mujer en los años 60 y 70 del siglo pasado–, La parte más bella –inscrita en el programa del Festival Internacional de Fotografía FotoMéxico– propone una visión más intimista al abordar el cuerpo humano en desnudos femenino y masculino, explicó Sylvia Navarrete, directora del MAM.

Las imágenes provienen de la colección de Pedro Slim (Beirut, Líbano, 1950), arraigado en México, quien también fue fotógrafo 25 años y a quien el coleccionismo tomó por sorpresa, aunque admite su afición por esta disciplina. Me duermo y me despierto viendo y buscando fotografías. Dedica la exhibición a Arlene Gottfried (1960-2017), fotógrafa estadunidense incluida en la muestra, fallecida en el transcurso del proyecto.

Según Navarrete, no cualquier persona puede hacer una colección. Se necesitan muchas cosas más allá de medios financieros, que es lo de menos, como son una pasión y una voluntad de que la colección transmita algo. Ese algo puede tener que ver con la historia del arte, con el reflejo de ciertos fenómenos culturales o con una especie de manifiesto estético. Cuando siento que una colección está lograda es que traduce o encarna una personalidad. En el caso de la de Pedro Slim, la sensibilidad que está detrás es evidente en estas fotos.

James Oles, curador de La parte más bella, dijo que la colección de Pedro Slim contiene menos de 200 piezas, de modo que las obras seleccionadas son muy representativas. Algunas son muy conocidas en México, otras lo son en Estados Unidos –Peter Hujar y David Wojnarowicz, por ejemplo–, sin embargo no aquí.

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Elizabeth Gibbons, ca. 1940, imagen de George Platt Lynes, que forma parte de la exposición en el Museo de Arte ModernoFoto Luis Humberto González
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Guerrillero heroico, 1960, de Alberto Korda, imagen incluida en el catálogo de la exposición La parte más bellaFoto © Alberto Korda/ ADAGP/ México/ 2017

El especialista en el arte mexicano, por ejemplo, el modernismo de la primera mitad del siglo XX, y fotografía, explicó que Slim es alguien que no colecciona nombres ni trofeos (las obras más caras o más conocidas entre los artistas), sino imágenes. Más bien busca obras precisas que son, como dijo Sylvia, interiores. La mayoría son de un solo personaje. Casi todos posan o son capturados por el fotógrafo en el mismo espacio íntimo. Esta sensación intimista es de gran relevancia. Hay pocas fotos tomadas en la calle.

La curaduría de Oles consistió en yuxtaponer imágenes con la finalidad de contar historias, quizá sobre la historia del arte o la fotografía, o la biografía de algún artista, o temas, como la mujer sobre la cama o el desnudo masculino musculoso. Yuxtaponer imágenes y encontrar correspondencias sutiles.

Se trata de impresiones de época y contemporáneas: plata sobre gelatina, solarizaciones, fotograbado, collages y fotomontajes, entre otras técnicas. Mientras las composiciones podrían verse incluso tradicionales, es necesario tomar en cuenta la época en que se retrató a la pareja homosexual, apuntó Oles.

Del artista Francisco Toledo se incluyen dos imágenes, a modo de autorretrato, del portafolio Mues immobiles (Mudas inmóviles), de 1997, que parecen recrear extraños rituales indígenas, aunque son al cabo ficciones que se mofan de todos los primitivismos.

La parte más bella también incluye obra de Sebastião Salgado, Diane Arbus, Nan Goldin, Robert Mapplethorpe, Helmut Newton, E.J. Bellocq, Bill Brandt, Man Ray, Herb Ritts, Minor White y Joel-Peter Witkin.