21 de octubre de 2017     Número 121

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Y desde Venezuela, el conuco

Diego Griffon Instituto de Zoología y Ecología tropical, Universidad Central de Venezuela, [email protected]

El conuco es sin lugar a dudas el sistema de agricultura ancestral más importante de Venezuela. La palabra es originalmente una voz taína y se utiliza en Cuba, República Dominicana y Venezuela para referirse a agricultura de pequeña escala. En Venezuela se utiliza genéricamente para designar una multitud de variantes, tanto indígenas como campesinas. El conuco existe paralelamente y de forma imbricada en diferentes dimensiones, que van desde lo estrictamente productivo-instrumental, hasta lo profundamente mítico-cosmogónico. Aquí haremos en una simple descripción ecológica. 

El conuco puede ser caracterizado como un sistema de agricultura de perturbación y sucesión. Es decir, un sistema que se origina en la perturbación parcial de un ecosistema (típicamente un bosque), en el que luego se obtienen cosechas variadas a partir de cada uno de los arreglos de especies que se dan a lo largo de la sucesión ecológica-antrópicamente intervenida- hasta alcanzar de nuevo un estado similar al original. La sucesión ecológica, es el proceso de gradual recambio de especies que ocurre naturalmente en los ecosistemas luego de una perturbación (por ejemplo, después de un incendio).

Es importante hacer esta definición, porque erróneamente se ha circunscrito el conuco a los primeros años de los sistemas de roza-tumba-quema. Hay que mencionar que existen conucos que no se corresponden con esta definición, sistemas más simples no incluyen la sucesión.

En el Conuco, la quema al inicio del ciclo se hace para acelerar la incorporación de nutrientes al suelo, ya que en el trópico estos están concentrados en la biomasa de las plantas. Los suelos en los que se realiza el conuco son típicamente pobres, por lo que la quema lenta de troncos puede mejorar significativamente diferentes aspectos de este.

Un elemento clave para comprender el conuco en su justa complejidad: es un sistema compuesto por fases en una secuencia, cada una con un nombre particular y características propias. Hay un manejo específico en cada fase, lo que involucra conocimientos ecológicos diferentes y muy especializados.

Por ejemplo, las etapas tempranas se caracterizan por el manejo de las arvenses, mientras que las medias y tardías se basan en la intervención de la sucesión ecológica.

La cosecha es constante a lo largo de toda la sucesión, aunque en las etapas medias y tardías la caza y la recolección de especies silvestres entran a formar parte del sistema y cumplen un rol de suma importancia, que se incrementa, a medida que la sucesión avanza. Los conucos aumentan su biodiversidad con el paso del tiempo; entre sus patrones podemos observar: incremento de la riqueza de especies, en el número total de especies por unidad de superficie, en la cobertura vegetal y la altura de la vegetación, además de aumento vertical del número de estratos productivos.

Un elemento central del conuco en todas sus etapas es la biodiversidad. En las etapas tempranas, la yuca (Manihot esculenta) es de particular importancia, aunque en el norte del país puede compartir protagonismo con el maíz. El conuco es un sistema complejo, que se sustenta en la diversidad y las interacciones. Por ejemplo, los conuqueros indígenas Piaroa siembran de forma asociada de 15 a 40 especies de plantas en las etapas tempranas.

Esto, sin tomar en cuenta las numerosas variedades que de cada especie están típicamente presentes; de yuca, por ejemplo, pueden ser cultivadas al mismo tiempo de 15 a 25 variedades (aunque normalmente 5 son dominantes). La diversidad de las plantas es aún mayor, si se consideran los diferentes conucos que un mismo conuquero maneja. En realidad, los agricultores se refieren y conciben sus conucos en conjunto, no de forma individual y la diversidad de cultivos es una fuente de orgullo y estatus.

En el conuco son fundamentales, en todas sus etapas, las interacciones ecológicas que se dan entre los elementos de la agrobiodiversidad. Por ejemplo, la figura 2 muestra algunas de las interacciones presentes en las etapas tempranas de un conuco indígena Hiwi. Los círculos representan poblaciones de especies y las líneas de colores diferentes interacciones ecológicas. Las interacciones impiden el surgimiento de situaciones de plaga que pongan en peligro las cosechas. Esto ocurre, por ejemplo, porque las poblaciones de insectos que se alimentan de las plantas son reguladas por otros organismos que a su vez se alimentan de estos insectos. Es decir, la diversidad de interacciones produce la auto-regulación de las densidades poblacionales de los organismos presentes.

La configuración de interacciones ecológicas de los conucos es seguramente el resultado de un prolongado proceso de co-evolución que ha ajustado estos sistemas a las particularidades de su entorno, así como también, de la gradual comprensión por parte del ser humano de este ambiente. El conuco pudiera ser entendido como un esfuerzo explícito por aproximar la estructura del agroecosistema a lo observado en los ecosistemas naturales.

Finalmente, el conuco es un elemento de identidad y estructurador para una multitud de culturas indígenas y campesinas, y de la venezolanidad en términos generales y por esta razón debe ser protegido y valorado.

El conuco está explícitamente presente en múltiples narrativas centrales de muchas culturas, como lo demuestra el siguiente relato Hiwi, que asocia el inicio del tiempo a la tumba del primer conuco:

“En el mom+ento cuando los hombres abrieron los envoltorios que les dieron  Palemekune y su mujer para ayudarlos a talar el Kalivirnae [árbol de la vida], desencadenaron el inexorable pasar del tiempo […]  Cuando derribaron el árbol la gente empezó la quema y la roza para sembrar el conuco […]  Entonces  sembraron las sementeras provenientes del árbol de todo lo cultivable para comer, y a su vez, iniciaron los ciclos de la vida donde todo comienza y termina.” Texto tomado de La cueva de los encantos y otros relatos, Ivonne Rivas, 2014, Editorial Planeta.

Nota: Este texto fue elaborado a partir de extractos de un texto más extenso que será publicado en un
libro editado por Javier Ramírez Juárez e Ignacio Ocampo Fletes.

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