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En el Campo Militar Uno, ejercicios sobre emergencias

El Plan DN-III-E, compromiso de honor, lealtad y ayuda
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Efectivos de Ejército simulan rescate de víctimas en inmuebles derrumbadosFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Lunes 23 de octubre de 2017, p. 14

No quisiéramos que el Plan DN-III-E tuviera que ponerse en marcha, porque significa que ocurrió alguna emergencia, pero cuando se activa es un compromiso de honor, lealtad y ayuda con nuestros hermanos civiles, y ello nos enorgullece, afirmó el capitán primero Javier Antonio Martínez Martínez, responsable de una compañía canófila del Ejército y Fuerza Aérea.

Es uno de los cientos de efectivos desplegados en Ciudad de México tras el sismo del pasado 19 de septiembre. Afirma que, en medio de la tragedia, lo sucedido fue una oportunidad para colaborar codo a codo con la sociedad civil en las labores de búsqueda y rescate, y poner en práctica las habilidades y conocimientos que entrenan día tras día.

Es un honor servir a los ciudadanos. Los soldados también sentimos el dolor de los familiares, pero siempre hay que actuar concentrados y seguir los protocolos para que nadie más resulte afectado, señaló mientras otros militares se preparaban –cada uno en su especialidad– para realizar un ejercicio de rescate en el Campo Militar Número Uno, donde la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) cuenta con instalaciones en las que se simula todo tipo de emergencias y desastres. Mandos y tropa se ponen a prueba.

Jonathan es un integrante de la Policía Militar. Él, como cientos de soldados, entrena diariamente los protocolos que componen el Plan DN-III-E. Esta vez le tocó ser víctima en un derrumbe.

De inmediato, decenas de militares arribaron al lugar. Se dividieron en grupos, por especialidades. Unos detectan riesgos químicos o biológicos en la zona –como ocurrió en el laboratorio de la calle de Puebla esquina Salamanca, en la colonia Roma, donde contuvieron riesgos de incendio, radioactividad o emanaciones de gases tóxicos por las sustancias que ahí se utilizaban.

Otro grupo preparaba los implementos para retirar los escombros que habían caído sobre Jonathan.

Al mismo tiempo, Armando Misael González y Jorge Alejandro Cuéllar, de la Policía Militar y manejadores de los perros Pasta y Pánuco, se preparan para recorrer los escombros y localizar a las posibles víctimas.

Esta vez los manejadores no están en uno de los edificios colapsados en la capital del país. Recuerdan que el pasado 24 de septiembre, mientras buscaban víctimas en un inmueble que se derrumbó, se registró una réplica del terremoto de 8.1 grados. Cuando tembló, estábamos dentro de los escombros y había riesgo de que el espacio se cerrara. Fueron momentos de mucha tensión, pero logramos salir y luego regresamos a continuar nuestra labor.

Jonathan estuvo sepultado bajo los escombros, mientras se analizaban las condiciones para el rescate de víctimas en el edificio colapsado.

Lo primero que hicieron los militares fue determinar si no había riesgos químicos. Luego se pusieron en operación cámaras, bocinas y micrófonos, así como equipos de detección de movimiento, que traspasan paredes y lozas, para establecer si había personas con vida.

Luego entraron en operación los binomios caninos, los cuales fijaron los puntos precisos por donde se debían retirar los escombros.

El ejercicio recreó acciones que los militares efectuaron tras el sismo en edificios colapsados en las delegaciones Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Coyoacán y Tlalpan durante días y descansando sólo horas entre cada búsqueda y rescate.

En la Sedena, señalan, la alerta es permanente, por si se requiere activar el Plan DN-III-E. Aquí siempre estamos listos para salir. Si estamos francos (de descanso) y ocurre alguna emergencia, debemos presentarnos de inmediato. Hay militares con equipo listo para ayudar en inundaciones, derrumbes o cualquier contingencia que afecte a la sociedad. Los soldados ya saben cómo integrar los grupos de trabajo.

El capitán segundo Alejandro Grijalva González señaló: La responsabilidad siempre es dar el mayor esfuerzo, ya que el pueblo mexicano es la máxima prioridad en cualquier caso de desastre. Luego del sismo vimos cómo había voluntarios civiles que querían colaborar día y noche, que nos ayudaron en diversas acciones, como el apuntamiento de zonas, ofreciendo comida, retirando escombros, apoyando en búsqueda y rescate. Los logros son de los ciudadanos.

Grijalva González dirigió el equipo de rescate urbano, Jonathan fue sacado con vida y luego de certificar que su condición era crítica, se le colocó en una camilla y fue trasladado a una zona donde pudo recibir atención médica.

Cada vez que localizamos a una persona con vida tenemos una satisfacción inexplicable. Desafortunadamente también hay casos en que las personas ya fallecieron y ello nos genera mucha tristeza, aseveró Misael González, quien junto con su perro, Pasta, participó en el rescate de ocho víctimas en edificios de las colonia Roma y Del Valle.