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Esta película es una renovación personal y creativa, afirmó Guillermo del Toro

La forma del agua, mitología contextualizada en la guerra fría

La fantasía siempre es política, expresó el cineasta, quien presentó su más reciente filme en Morelia

Me interesa una historia sobre la tolerancia para abrazar la otredad, comenta

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Guillermo del Toro, con el público.Foto Ignacio Juárez
Enviado
Periódico La Jornada
Jueves 26 de octubre de 2017, p. 9

Morelia, Mich.

El director Guillermo del Toro presentó su más reciente película, La forma del agua, en la 15 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia. Ante una centena de medios de comunicación, afirmó: Esta cinta es una renovación personal y creativa.

La forma del agua es un cuento de hadas ambientado en Estados Unidos en 1962, cuyo telón de fondo es la guerra fría. Eliza trabaja en un laboratorio secreto del gobierno. Vive en un mundo de soledad y silencio, pues es muda. Pero su vida cambiará cuando, junto a su compañera Zelda, descubre el experimento clasificado del laboratorio.

Del Toro señaló: “La mitología clásica del cuento de hadas de la leyenda de La Bella y la Bestia, que impregna a King Kong, o La criatura del lago negro y otras, tiene dos vertientes, ambas insatisfactorias para mí. La primera es en la que la Bella tiene que ser una princesa pura, hermosa y virtuosa, a quien pones en una columna para adorarla, y la Bestia tiene que convertirse en un príncipe para que puedan tener una vida juntos. Me parece horripilante la idea de que en una historia de amor tenga que haber cambios para que prospere, porque para mí el amor es aceptar a alguien como es desde el principio. La segunda, es la más perversa y tampoco me interesa”.

Cotidianidad

Agregó: “En La forma del agua me interesa comenzar con una princesa masturbándose antes de ir al trabajo, en lo que la mayoría tiene práctica; además, me da la cotidianidad de un personaje femenino redondo que tiene una vida más compleja que la de una princesita. Por el otro lado, la Bestia no va a cambiar ni a manifestar su lado divino: es un ente que pertenece al agua, es un animal que no existe; es un dios del agua, es el reconocimiento de la esencia de ella en esa criatura”.

El director de El espinazo del diablo precisó: “La fantasía siempre es política. Si presentamos una historia desde el punto de vista de los ganadores, de los científicos, de los secretos del gobierno es distinta a como lo hago en La forma del agua, desde la óptica de la gente que limpia los baños y saca los botes de basura, tuve múltiples entradas, que es muy importante para el peso de la fábula por la cual entras. Es decir, si se presenta la batalla de Waterloo desde el punto de vista de Napoleón me muero de la güeva, pero si es desde la mirada del cuate que le almidona los pantalones, sí me interesa.

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Guillermo del Toro, durante la charla con los medios de comunicaciónFoto Ignacio Juárez

“Me interesa una historia de amor desgarradora sobre la tolerancia para abrazar la otredad... si yo digo que no creo en el amor muchos pensarán ‘qué Gordo tan inteligente, tan sofisticado’, pero si digo ‘creo en él’, unos dirán: ‘gordo mamón’. Hay que hablar de amor, de lo único en que han estado de acuerdo los Beatles, Buda y Jesús. El amor es una fuerza poderosísima que no tiene forma, como el agua, y rompe todas la barreras. Cuando llega enmudece, porque rebasa la palabra. Es muy importante subvertir la fábula.”

Agregó: Esta es la película más optimista que he hecho; es una declaración de amor al amor y de amor al cine, pero no al clásico sino al dominguero, al que me salvó la vida varias veces, ese que da oxígeno. La filmé como cine clásico y la rodé como un musical, aunque no canten ni bailen, la cámara y los actores hacen una coreografía.

Sobre su visión del país desde el extranjero, el director de El cambio político en México dijo: La única solución que veo, a la única que le tengo fe, es la ciudadanía... hay que mirar la reacción de la gente después de los terremotos; es ejemplar. La ciudadanía enorgullece; es movilización, protección, memorización de los hechos. Ese es el principio del cambio. Como ciudadano, cineasta y como lo que seas en cualquier lado es ejercer el poder de la ciudadanía. En unos días vamos a anunciar algo sobre este tema; por eso no confío en los políticos, porque creer en ellos es sólo esperar que te rompan el corazón dentro de dos días. Hay que abrazar las ideas y separarse de la ideología.

Sobre el escándalo del productor Harvey Weinstein, el director de El laberinto del fauno opinó: Una conversación así se tiene que hacer seria y amplia. Hablamos de un sistema milenario completamente fracturado.

Guillermo del Toro se refirió al cine mexicano. “La locura es querer unificarlo. Es potente y necesario. No hay que vivir pensando que nuestras carencias son defectos, sino que son virtudes.

El cine mexicano más necesario es el que tiene la identidad de sus autores y del país: Amat Escalante, Gerardo Naranjo, Carlos Reygadas, quienes tienen un valor específico porque son narradores. La parte comercial es otra cosa.