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Desde otras ciudades

Se llena Río de Janeiro de barrios fantasma

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Ante la violencia, los habitantes de Santa Teresa no acuden a paseosFoto tomada de Internet
L

os clientes ya no vienen, tienen miedo, expresa Paulo Sérgio, quien en menos de un año sufrió una decena de asaltos en su bar de Santa Teresa, pintoresca colina de Río de Janeiro, que por la noche se convierte en un barrio fantasma.

A causa de la inseguridad, cada vez más cariocas prefieren pasar las veladas en sus casas y desertan de la vida nocturna en una ciudad tradicionalmente fiestera.

Nada indica que el reciente despliegue de 8 mil 500 militares para contener la ola de violencia mejore las cosas.

Santa Teresa, con sus mansiones del siglo XIX y calles empedradas, revivió en los años recientes con talleres de artistas, galerías y festivales de música. Los restaurantes estában llenos y las aceras se desbordaban de gente que tomaba cerveza. Detrás de la vida bohemia, llegaron las terrazas románticas y hoteles de varias estrellas.

Pero este abigarrado paisaje urbano se ha vuelto hostil a los noctámbulos. Los bares son presa fácil de las bandas. Llegan de a cuatro, bajan del coche, roban celulares y relojes a los clientes y se llevan la caja, narra Paulo Sérgio, propietario desde hace cuatro años del bar do Serginho. Lo peor es que los clientes dejen de venir. Con miedo no vienen. Cuando oscurece, no queda nadie en la calle, añade.

Francisco Dantas, dueño del café do Alto, optó por la entrega a domicilio. Si la gente no sale, tengo que ir a donde se encuentre, resalta. El número de clientes nocturnos cayó entre 30 y 40 por ciento en casi un año. Es la primera vez en tres lustros que mi facturación se reduce, explica.

Con otros comerciantes y vecinos, Dantas creó hace dos meses la asociación Amosanta para mejorar Santa Teresa. Hay más policías; pero no es como antes.

El primer semestre de este año fue el más violento en el estado de Río desde 2009, con 3 mil 457 muertes violentas, un 15 por ciento más que en el mismo periodo.

Afp