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Visita tumbas de combatientes de la Segunda Guerra Mundial

Las guerras, tragedias inútiles, dice el Papa en el Día de los Santos Difuntos
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de noviembre de 2017, p. 22

Nettuno.

Nunca más la guerra, nunca más esta tragedia inútil, clamó este jueves el papa Francisco al visitar el cementerio estadunidense de Neptuno y el memorial de las Fosas Ardeatinas, ambos lugares emblemáticos de la Segunda Guerra Mundial en Italia, al conmemorar el Día de los Santos Difuntos.

El Papa colocó rosas blancas en diez tumbas del cementerio donde yacen los restos de 7 mil 680 soldados estadunidenses caídos durante combates de los aliados entre 1943 y 1944, para liberar de la ocupación nazi el sur y centro de Italia, desde Sicilia hasta Roma.

Cuántas veces, en el curso de la historia, los hombres han pensado en hacer la guerra convencidos de llevar un nuevo mundo, una primavera, que termina en un invierno frío y cruel, señaló Jorge Mario Bergoglio durante la homilía improvisada, y lamentó: Eso es la guerra y ese es su único fruto: la muerte.

Ante miles de lápidas blancas, algunas con forma de cruz y otras con la estrella de David, el Papa afirmó que las estelas permanecerán como un llamado a la paz, por lo que apremió: No más guerras, no más matanzas inútiles.

Al llegar al monumento de las Fosas Ardeatinas, el papa Francisco depositó también ramos de rosas blancas en las estelas del camposanto, oró por las víctimas y junto con el rabino de Roma, Riccardo Di Segni, dejó escrito en el registro del memorial: Aquí están los frutos de la guerra: odio, muerte, venganza.

En este lugar tropas nazis ejecutaron a 335 personas el 24 de marzo de 1944 de un tiro en la cabeza, en represalia –ordenada por Adolfo Hitler– por el asesinato de 33 soldados alemanes a manos de combatientes de la resistencia italiana un día antes.

Entre las víctimas figuran 68 soldados, 73 judíos, artistas, campesinos, un sacerdote y un diplomático, algunos de ellos miembros de la resistencia pero en su mayoría eran apartidistas. La matanza fue organizada por el capitán nazi Erich Priebke, quien murió en Roma en 2013 a los 100 años, tras ser condenado en 1998 por la justicia italiana a cadena perpetua.