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Lo mejor de Morelia en CDMX
U

na celebración itinerante. Como ya es tradición, pocos días después de la clausura del 15 Festival Internacional de Cine de Morelia, se proyecta en Ciudad de México una selección de algunos títulos extranjeros representativos. Esta reunión de trabajos se conoce como Lo mejor de Morelia en la Ciudad de México y se presenta en cinco salas de Cinépolis, del 3 al 12 de noviembre, reservando los tres últimos días a la exhibición, en la sala Julio Bracho de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (Centro Cultural Universitario), de los trabajos premiados en las categorías de corto, largometraje de ficción y documental mexicanos.

Para muchos cinéfilos capitalinos resulta atractivo poder apreciar durante estos pocos días una selección de cintas extranjeras que posiblemente tomarán algún tiempo en llegar a las carteleras comerciales, con un lapso todavía mayor, cuando no incierto, en el caso de los filmes nacionales galardonados. Es cierto que algunos títulos forman parte de la programación de la ya inminente Muestra Internacional de Cine, pero no es el caso de todos los aquí programados. Se trata, pues, de 12 cintas entre las que cabe destacar, como prioridad absoluta, Loveless (Sin amor), la más reciente del ruso Andrey Zvyagintsev (Leviathan, 2014), el drama perturbador de un matrimonio que hace pagar a su hijo de 10 años el saldo terrible de su propio desencuentro afectivo. La pareja protagonista, a punto de divorciarse, no oculta el mutuo malestar y resentimiento que envenena sus vidas y al que asiste impotente el niño que, ante semejante espectáculo de mezquindad conyugal, elige fugarse de casa. Esta película sobre el desamor no sólo funciona admirablemente como melodrama intimista, sino, de modo más incisivo aún, como metáfora de una sociedad presa de una deriva autoritaria que encuentra en la deshumanización el mejor de sus respaldos políticos. El asunto estaba presente ya en Leviathan, y los señalamientos políticos eran entonces más explícitos. Zvyagintsev traslada esta vez la radiografía inclemente de su país a la esfera doméstica y el resultado es todavía más portentoso.

Algo parecido puede decirse de la coproducción de Irlanda y Reino Unido The Killing of a Sacred Deer (El sacrificio de un ciervo sagrado), del griego Yórgos Lánthimos (La langosta, 2015), relato fantástico de la venganza, con resonancias bíblicas, que un joven esquizofrénico e iluminado dirige contra la familia del cirujano cardiólogo responsable de la muerte de su padre. El planteamiento de una posible expiación de culpas a través de una justicia como un tácito acuerdo de restitución extrema (ojo por ojo, diente por diente), precipita al médico en una pesadilla moral interminable. De nuevo, una pareja conyugal (Colin Farrell y Nicole Kidman, formidables), se ve orillada a la separación cuando el remordimiento del marido y su incapacidad de lidiar con la tragedia anunciada pone de manifiesto la fragilidad de su propia relación sentimental. A medio camino entre el melodrama doméstico y el cine de horror, la nueva cinta de Lánthimos fue, indudablemente, una revelación y uno de los platos fuertes del festival de Morelia.

Otra crónica delirante de la descomposición moral de una pareja es Suburbicon, dirigida por el actor George Clooney, con guión y estilo inconfundible de los cineastas Joel y Ethan Cohen. Parodia del American Way of Life y su paulatina e irresistible transformación en pandemonium de intolerancia y racismo, la película se sitúa en la década de los 50, cuando pocos años después de concluida la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se aventura de nueva cuenta en la guerra de Corea con un patriotismo renovado y la convicción de estar defendiendo, de modo unilateral e incuestionable, la democracia y el bienestar del mundo entero. Cuando a la apacible suburbia de familias felices y casas simétricas e impolutas irrumpe, sorpresiva y escandalosamente, otra, afroestadunidense, todas las alarmas se encienden y el rostro colectivo de bonhomía y generosidad entre vecinos se transforma en una mueca de odio. La familia de los Lodge (Matt Damon, Julianne Moore e hijo) deberá enfrentarse a una imprevista realidad social que definitivamente los rebasa. El sarcasmo y gusto por el absurdo de los Cohen en complicidad afortunada con el muy diestro director George Clooney.

Como contrapunto a estas historias pesimistas, el italiano Luca Guadagnino propone en Call me by your Name (Llámame por tu nombre), con participación en el guión y la producción del veterano británico James Ivory (Maurice, 1987), la luminosa comedia romántica que refiere la visita de un apuesto historiador estadunidense a una familia italo-estadunidense en su residencia veraniega a orillas del lago de Garda, y los estragos de seducción y encantamiento que provoca entre las doncellas del lugar y, de modo muy especial, en el adolescente Elio que, a pesar a sus reticencias iniciales, no tardará en sucumbir al imperioso reclamo de una sensualidad heterodoxa. Una de las películas más brillantes en el amplio catálogo de cintas de diversidad sexual que este año ha ofrecido Morelia.

Lo mejor de Morelia. Sedes, fechas y horarios: www.moreliafilmfest.com.

Twitter: @Carlos.Bonfil1