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Clinton aprobó las medidas más represivas, recuerda

No inicia con Trump la dura política migratoria: activista

Su discurso extremista hace fácil demonizarlo, dice Óscar Chacón

 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de noviembre de 2017, p. 9

Óscar Chacón no divide la política migratoria de Estados Unidos en un antes y un después de Donald Trump. Para él, quien llegó como refugiado desde El Salvador cuando despuntaba su juventud, hay una línea de continuidad que, desde finales de los años 70, ve en la inmigración una amenaza para el país de supremacía blanca.

Chacón, director de Alianza Américas –un conglomerado de organizaciones de migrantes y sus defensores–, señala: el discurso extremista y de confrontación de Trump hace más fácil demonizarlo, pero no debe olvidarse que la política migratoria actual se remonta cinco décadas atrás, que tuvo un punto álgido en las políticas contra los migrantes en California, a principios de los 90, y un campeón en Barack Obama con su cifra histórica de deportaciones.

A mucha gente no le gusta recordar que fue bajo la administración de William Clinton que se aprobó el cambio más importante en cuanto a medidas represivas, dice Chacón.

En efecto, en 1996 Clinton hace eco de la ola antiinmigrante que crece en EU y firma un acta que decreta que los inmigrantes deportados deberán permanecer fuera del país de tres a 10 años antes de poder solicitar su reingreso legal. En el mismo documento se otorgan más recursos a la vigilancia fronteriza y se endurecen los requisitos para los solicitantes de asilo. Es justo la etapa en que se construyen más tramos del muro fronterizo y se multiplican las muertes en el desierto.

En la misma línea, otro demócrata, Barack Obama, rompió marcas en materia de deportaciones, ahora el discurso de odio de Trump propicia que se le carguen políticas de su antecesor que él simplemente ha continuado.

El más importante impulsor de esta política fue Obama, al volcarse en esta lógica tan agresiva de deportaciones, disfrazada con el manto de que se estaba deportando a criminales. Lo que nunca explican, cuando dicen que deportan criminales, es que en realidad deportan a personas que han cometido infracciones a la ley de inmigración de EU. No están hablando de personas que han cometido crímenes violentos, sino de extranjeros que entraron a EU sin autorización más de una vez y que son luego categorizados como criminales.

Obama pudo haber reorientado la política migratoria y el trato a las personas migrantes, pero no lo hizo.

Actualmente, asegura Chacón, la política migratoria estadunidense es dirigida por un pequeño grupo indudablemente extremista que plantea que Estados Unidos requiere una moratoria total a la llegada de extranjeros. Y en esa línea identifican como su enemigo al colectivo mexicano, que para ellos significa cualquier persona que hable español o que tenga alguna similitud con la idea que ellos tienen de los mexicanos.

En tal sentido, Trump representa un gran empuje, desde arriba, de la agenda política nacionalista blanca.

Con Obama o Trump, la idea dominante, sostiene Chacón, es que la población indocumentada es esencialmente infractora y que necesita pagar por las infracciones cometidas. También se compra la idea de que los migrantes son un segmento de población indeseable.

Cambio de terreno

Óscar Chacón, integrante de Diálogo Interamericano y del Consejo Judío-Latino de Liderazgo, impulsa un cambio en el discurso de las organizaciones de migrantes. Su nuevo foco es la agenda ultraconservadora que muchas veces tendemos a pasar por alto.

Un ejemplo, dice, es la reforma tributaria que Trump está tratando de aprobar, y al parecer tiene los votos para conseguirlo: es una suerte de versión 2.0 de los cambios en tiempo de Reagan, que tristemente luego retomó Clinton. En esencia plantea que hay que dar a los ricos el más generoso trato posible, porque de esa manera vamos a generar bienestar para todos, lo cual ha sido una falacia.

En Estados Unidos, sostiene Chacón, la desigualdad económica y la exclusión social se han acentuado para la población en general, lo que hace riesgoso mantener una agenda frente a la cual la gente perciba que estamos pidiendo un trato privilegiado para los extranjeros. Por eso la que sostenemos es una agenda que busca el bienestar general, que incluya también a los extranjeros sin importar su condición migratoria.

Hasta hace unos años, admite Chacón, nos limitábamos a la lucha por el bienestar de las comunidades migrantes. Hoy no estamos pidiendo un trato de privilegio, sino igualdad para todos.

Porque, explica el dirigente que reside en Chicago, hablar de crisis migratoria es hasta irresponsable sin hablar primero de la crisis que representa la aceptación ciega de un modelo económico depredador, enfocado a la desigualdad y la concentración salvaje de riqueza, que es el problema mayor. Ese cambio de terreno de las organizaciones las obliga, afirma el dirigente, a promover la misma agenda de bienestar integral también en sus países de origen.

–En la era Trump no es lo mismo ser migrante en Georgia que en California. ¿En Chicago cómo les va?

–En Chicago nos va nominalmente bien. En términos simbólicos, es una de las ciudades de EU donde se escucha un discurso mucho más hospitalario hacia los migrantes, que son esencialmente mexicanos. La dificultad es cómo avanzamos en traducir los discursos en medidas que demuestren el compromiso de la ciudad con la inclusión real, económica, cultural y política. Con una administración federal tan agresiva a veces parecería que basta con decir que tú sí respetas y quieres a los migrantes, pero sin pasar de ahí.

Chacón ejemplifica con el tema presupuestal, pues el discurso positivo hacia el migrante no se traduce en recursos para programas sociales y no siempre se garantiza que al acudir a solicitar servicios las personas no sean interrogadas sobre su condición migratoria.

El contraste, afirma, son las ciudades de California que están en una posición de vanguardia, pues están tomando medidas que van más allá de los discursos y se expresan en prácticas genuinas de inclusión de las poblaciones extranjeras.