Opinión
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Ciudad Perdida

Monreal se queda

¿Interés o lealtad?

El padrino de Luege

E

stá dicho: Ricardo Monreal se queda en Morena, muy a su pesar y con el disgusto de su promotor, Dante Delgado, quien, según dicen, ya le tenía las puertas del PRD más o menos abiertas para que intentara desbancar a Alejandra Barrales. Pero no, el zacatecano, cuentan los morenistas, seguirá en ese partido y pretende ser él quien se encarame en la presidencia de la organización y desde allí busque un asiento en el Senado.

Esta historia, que no es ficción, nos dice la gente de Morena, será parte de lo que discutan Andrés Manuel López Obrador y el hoy delegado de Cuauhtémoc, que en breve, nos aseguran, habrán de reunirse para aclarar paradas, y tal vez para hallar una salida al berrinche de Monreal, que sigue empeñado en buscar que las encuestas, de quien se deje, lo pongan a la cabeza de todo. Eso sí es ficción.

Pero atrás de lo que ahora pasa, y de los posibles acuerdos a que se llegue en el careo que se aproxima, hay detrás una historia poco conocida, que es el motivo por el que Monreal habrá de permanecer en Morena, y que determinaba un derrotero diferente donde el delegado de Cuauhtémoc no salía tan bien librado. Y es que, a decir verdad, el futuro ya no suele ser como antes.

Cuentan, entonces, que a los acuerdos entre Movimiento Ciudadano y el PRD para insertar a Monreal en la candidatura a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, a la que un grupo importante de amarillos, tal vez los más poderosos, se opone, se les fue llevando al inevitable terreno de la especulación, y cuando todo hacía suponer que Dante Delgado, con la amenaza de dejar el frente opositor en caso de que no figurara su muchacho, tendría todo listo para el embate final, la opción se hizo humo.

Y es que en Morena, donde también saben contraatacar, casi al momento en que la opción MC-PRD parecía sólida, se desató la especie de que Morena llamaría a Amalia García, que ha sido marginada en el PRD para que se convirtiera en candidata al Senado bajo esa bandera.

Fue sólo el rumor, pero a los Monreal se les pusieron los cabellos de punta y tomaron la decisión de quedarse en Morena para evitar que Amalia se subiera al carro de López Obrador, y ya con esa idea, se buscó la posible entrevista Andrés Manuel-Monreal, donde este último quiere poner como condición única convertirse en el jefe del partido en cuanto López Obrador se registre como candidato a la Presidencia de la República, o cuando la ley lo exija.

Esa es la historia que nos han contado y que nada tiene que ver con alguna supuesta fidelidad que el zacatecano quiera vender a López Obrador, quien seguramente ya sabe de qué lado masca la iguana.

De pasadita

Para la elección que viene, en esta capital, el nombre de José Luis Luege simplemente no importa, pertenece a esa derecha rancia, intransigente, violenta que ya ha superado la gente de la Ciudad de México, pero lo que sí es muy preocupante es que el Tribunal Electoral local viole la ley para permitir que el sujeto compita por la jefatura de Gobierno.

Ese tribunal, convertido en padrino de Luege, y que está repartido entre el PRD y el PAN –le suena a algo ese binomio–, se pasó por el arco del triunfo lo que señala el artículo 27 de la Constitución Política de la Ciudad de México, y el 310 del Código de Instituciones y Procedimientos Electorales, por lo que resulta que esta institución, es decir, quienes en ella deciden, ya no pueden ser confiables en sus juicios, y por tanto no son aptos para seguir dentro del organismo.

El asunto es grave porque deja a la institución sin un ápice de credibilidad, y eso, desde ya, afectará al proceso electoral que se avecina, y hace imposible suponer imparcialidad para con los resultados electorales. Nada más.