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Abrirán la exposición Rojo mexicano en el Museo del Palacio de Bellas Artes

Muestran cómo Van Gogh sucumbió ante el carmín de la grana cochinilla

El artista holandés utilizó ese pigmento milenario en unas 40 obras

La finalidad es documentar el impacto de ese color natural en la paleta de grandes pintores, dijo Lidia Camacho, titular del INBA

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Plancha 3, penca de nopal con grana copiada del natural nombrado así (como también tunal)... en José Antonio Alzate y Ramírez, Memoria, sobre naturaleza y cultivo de la grana, Archivo General de la NaciónFoto cortesía del museo
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Madeja de lana teñida de color guinda mediante la técnica por ebullición de color (San Juan Chamula, Chiapas); pan de cochinilla, grana cochinilla procesada y moldeada en forma de pastilla para su uso tintóreo (Oaxaca); frasco con carmín de cochinilla (Oaxaca); grana cochinilla disecada en cuenco (Museo Nacional de Antropología, INAH, Ciudad de México); cuatro madejas de lana teñidas con cochinilla, y tenate mixteco de palma para la recolección de cochinilla (Oaxaca), piezas incluidas en la exposiciónFoto cortesía del museo
 
Periódico La Jornada
Miércoles 8 de noviembre de 2017, p. 3

El pintor holandés Vincent van Gogh tenía especial fascinación por el rojo intenso que se obtiene de la grana cochinilla, insecto que se reproduce en las pencas del nopal. El primer embarque comercial a Europa del extracto de la también llamada cochinilla del carmín se ubica en 1523 o 1526. En la actualidad, se sabe que en aproximadamente 40 de sus obras utilizó ese pigmento mexicano.

El negocio de este producto nacional –en su momento el segundo en importancia, después de la plata– llegó a Asia en el siglo XIX, donde se puso de moda en el arte japonés. Van Gogh y su hermano Theo llegaron a tener una colección de 350 grabados japoneses en los que destaca el rojo, sin que ellos supieran que este color estaba hecho a partir de la grana cochinilla.

La predilección de Van Gogh por ese pigmento –Theo compraba los materiales a Vincent– es patente en una de las tres versiones que pintó de La recámara de Van Gogh en Arlés (1889), cuadro incluido en Rojo mexicano: la grana cochinilla en el arte, exposición que reúne 70 obras, la cual será inaugurada este jueves en el Museo del Palacio de Bellas Artes.

El cobertor rojo de la cama en ese cuadro se aprecia en todo su esplendor en la recreación de la recámara hecha al final de la exhibición para que interactúe el público.

La finalidad de Rojo mexicano es abundar en el impacto de este pigmento milenario en la paleta de grandes maestros de la pintura, así como ahondar en el conocimiento de esta aportación de México que alcanzó gran protagonismo dentro de la historia, no sólo a escala artística, sino en los ámbitos económico, político y social, dijo Lidia Camacho, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

De las obras incluidas en la exposición, 49 proceden de 16 colecciones nacionales y 21 de 11 museos internacionales, como la Galería Nacional de Londres, el Instituto de Arte de Chicago, el Museo Metropolitano de Arte, de Nueva York y el Museo d’Orsay de París.

Aparte del cuadro de Van Gogh, sobresalen La deposición de Cristo, de Tintoretto; San Juan escribiendo el Apocalipsis, de Martín de Vos; Magdalena penitente, de Francisco de Zurbarán; Cabeza de Cristo, de El Greco; Virgen de Guadalupe, de Cristóbal de Villalpando; Retrato del arzobispo Fernando de Valdés, de Diego Velázquez; Madame León Clapisson, de Pierre-Aguste Renoir, y Buenos días señor Gauguin, de Paul Gauguin. También hay obras de Tiziano, Murillo, Delacroix, Turner y Reynolds. La mayoría de las piezas datan del siglo XVI a finales del XIX.

Al inicio del recorrido efectuado ayer, Lidia Camacho recordó que Rojo mexicano es fruto de un coloquio desarrollado en 2014, que reunió a especialistas de varios países para investigar sobre ese parásito del nopal que fue un detonante relevante en el México antiguo. Gracias a este insecto nuestros antepasados colorearon su piel, la cerámica, los murales, la comida y los textiles.

Cultivo en 15 estados

Actualmente, 15 estados en el país se dedican de manera relevante a la producción de la grana cochinilla, actividad que experimenta un renacimiento. Camacho hizo hincapié en el aporte intelectual que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Social, Pesca y Alimentación ha dado a la exposición mediante un micrositio con testimonios.

Georges Roque, especialista en teoría del color, curador de Rojo mexicano, dijo: Nunca se había hecho una exposición de esta índole. Sin embargo, no se trata de una sobre ese color en general, sino el rojo producido gracias a la cochinilla y los gustos por ello en el arte. Hacer una historia material de las obras implicó la colaboración de científicos. En particular se empleó la técnica conocida como Espectroscopía de Reflectancia de Fibra Óptica (FORS, por sus siglas en inglés). Se analizaron más de 200 obras y en 40 por ciento se encontraron rastros de cochinilla.

El recorrido se inicia con un textil fechado 300 años aC. Roque explicó que es la primera vez que se pudo comprobar el uso de la cochinilla para las partes más rojas y también el añil para las más azules. En la sala introductoria se muestran las láminas y manuscrito hechos por José Antonio de Alzate (1737-1799), el primero en analizar y estudiar de manera profunda a la grana cochinilla.

Georges Roque apuntó que el comercio de la grana era un privilegio y monopolio de la corona española. Los peninsulares nunca quisieron que se supiera qué era para mantener su privilegio. Alzate hizo una obra patriota porque quiso que se supiera su procedencia.

La muestra Rojo mexicano: la grana cochinilla en el arte está integrada por cuatro secciones. En La cochinilla, color del poder religioso se aborda en qué medida el pigmento llegó a ser una representación simbólica del poder. Por ejemplo, en el manto de la Virgen de Guadalupe en el cuadro de Villalpando, se detectó.