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Abren al público exposición en el Museo del Quai Branly de París

Rescatan del olvido a las culturas forjadoras de la civilización inca

Se hace justicia a los cupinisque, los moche, los chimú y los lambayeque, sostiene arqueólogo

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Vista del sitio prehispánico Ventarrón, luego del incendio que destruyó este complejo arqueológico ubicado en Lambayeque, Perú, donde el fuego arrasó con un mural de 2 mil años y gran parte de vestigios en esa zona ubicada en el norte del país andino, reporta AfpFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 14 de noviembre de 2017, p. 6

París.

Los incas, artífices del mayor imperio prehispánico, deben mucho a las culturas que les precedieron en Perú, según una inédita exposición en París, que persigue hacerles justicia tras haber caído en el olvido.

Para entender el imperio romano, hay que conocer la Antigua Grecia, pasa lo mismo con los incas, explica el arqueólogo Santiago Uceda, comisario de la muestra que hoy se inaugura en el Museo del Quai Branly.

Sin embargo, durante mucho tiempo, la visión europea del mundo andino se redujo a los incas. Y en Perú, tenemos el mismo problema, vemos algo chimú y decimos que es inca, constata Uceda, director del museo Huacas de Moche, en el noroeste del país.

Los cupinisque, los moche, los chimú y los lambayeque –culturas ajenas al gran público que existieron del año mil aC hasta al siglo XVI– fueron en realidad las sociedades más exitosas, ubicadas en el norte del país y sólo las excavaciones arqueológicas de los últimos 30 años sacaron a la luz su importancia crucial para los incas.

Casi 300 de esas pruebas –la gran mayoría procedentes de seis museos peruanos, así como del propio Quai Branly–, están expuestas en el establecimiento parisino para la primera muestra de esta naturaleza.

Vasijas, maquetas, objetos funerarios, retratos en cerámica de las élites urbanas de la época... atestiguan la complejidad de esas sociedades sin escritura, que se hicieron riquísimas.

La razón: el Machu Picchu

Vivían en un desierto total e inventaron un sistema hidráulico, creando valles muy productivos, con hasta tres cosechas al año en muchos productos, afirma Santiago Uceda.

El excedente era tan alto que comezaron a construir ciudades muy temprano y sociedades de clases bien diferenciadas, con niveles de poder y riqueza que no se habían visto. Ni siquiera los incas tuvieron esa suntuosidad.

Estos últimos aprendieron toda su tecnología, la domesticación de todas las plantas, el sistema de canalización, la organización social... Los incas lo único que hicieron fue dar forma a todo esto, insiste.

¿Cómo explicar pues ese gran olvido? Porque es más sencillo. Y el ícono más importante del turismo en Perú es (la ciudad inca) Machu Picchu. De ahí viene todo, explica Uceda.

La exposición muestra por ejemplo cómo los moche o mochica (1 dC-700 dC) doraban los metales con un sistema parecido a la hidrólisis. Para esta cultura, poseer oro significaba brillar como el Sol y como en aquella época este no era muy abundante, engañaban a las personas dorando el metal. La artimaña sirvió luego para estafar al español, explica.

Esta sociedad teocrática observaba además ceremonias de sacrificios humanos: como si fuera una especie de juego, la comunidad elegía a uno de sus integrantes como pago de favor a los dioses. Los descarnaban y se guardaba el esqueleto, que era el símbolo del paso de la vida a la muerte.

Mil años de poder femenino

El descubrimiento de cinco tumbas femeninas con sus objetos funerarios –jabalinas, porras, coronas– permitieron por otro lado determinar el papel predominante de las mujeres en estas culturas.

Tenían un papel muy alto en la función social y política. También se ocupaban de interactuar con otras sociedades coetáneas, creando una red de poder, hasta el punto que se encontraron pruebas de la presencia de estas poderosas mujeresa mil kilómetros de sus asentamientos.

Los incas, en contraste, no respetaron esa jerarquía femenina, según el arqueólogo Santiago Uceda, quien considera que sólo en las sociedades más ricas la mujer logra escalar hasta la cumbre.