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En el teatro Legaria se mezclan los elementos tradicionales del género y del cabaret

Sin proponérselo, una pastorela aborda el machismo y el feminismo
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Luzbelillo y San Gabriel, representados por Raúl Magaña y Ángelo Diep en El Metro huele a... diablos, dan vida a la eterna lucha entre el bien y el malFoto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de noviembre de 2017, p. 9

Con la misión de impedir el nacimiento del Niño Dios, los demonios Luzbelillo y Satanín aparecen en la estación del Metro Salto del Agua, pero desconocen que se equivocaron de dirección y llevan 2017 años de retraso para cumplir su cometido.

Esta es la trama de la pastorela El Metro huele a... diablos, escrita y dirigida por Édgar Muñiz, la cual es recreada, de manera divertida, en ese conglomerado y populoso lugar del Centro Histórico, entre la vendimia y la música tropical. Aunque no es de denuncia, la obra aborda temas sobre asuntos de gobierno, las personas que destruyen las instalaciones o las referencias al machismo y el feminismo, explicó el autor.

Sobre esta versión que creó hace dos décadas, Muñiz explicó que en lugar de que los demonios lleguen a Belén, llegan a Arcos de Belén, justo a la estación del Metro Salto del Agua. Ahí se encuentran con vendedores ambulantes que hacen más confusa la misión a la que están destinados, mientras Angelina y San Gabriel son los encargados de regresar a los demonios al infierno y hacer que el bien triunfe sobre el mal.

La trama de El Metro huele a... diablos, prosiguió Muñiz (quien encarna a Satanín), se le ocurrió hace 20 años cuando viajaba en Metro. Después, durante algún tiempo me dediqué a observar a los personajes que transitan de manera cotidiana en el transporte subterráneo y el resultado, debido a la diversidad, no puede ser más que divertido y raya en el género de cabaret.

No obstante, puntualizó, se retoman los elementos de la pastorela tradicional, como la lucha entre el bien y el mal, el triunfo de los buenos, los pecados capitales y el camino para llegar al deseo y superdeseo de los pastores.

Muñiz detalló que los pastores son los vendedores ambulantes, mientras las mujeres embarazadas –comerciantes– serán las vírgenes Marías, y todos ellos celebran la anunciación y próximo nacimiento del Hijo de Dios, con el planteamiento, sin decirlo de manera directa, de que de donde vengas y sin distinción somos hijos de un Ser Superior.

Otro aspecto divertido es que los pastores tienen tecnología y diferentes medios para combatir el mal, siguiendo los instintos y bondades que ofrece, en teoría, un Poder Supremo.

Esta es la primera vez, agregó, que el montaje tiene una temporada larga, porque antes sólo se presentó en algunos festivales. Obtuvo el Premio Nacional e Internacional de Pastorelas Miguel Sabido.

La puesta actual, producida por Hanna Berumen, es una renovación del libreto original y sólo se retomó el planteamiento de los demonios que llegan por equivocación a Salto del Agua.

En el reparto figuran Raúl Magaña (Luzbelillo), Claudia Bollat (Angelina), Luisa Muriel (Celfa), Ángelo Diep (San Gabriel y Fileno), Rafael Silguero (Bato), Gloria Sierra (Gila) y Miriam Riquelme (Julia). Édgar Muñiz encarnará a Satanín las dos primeras semanas y Manolo Guzmán realizará el resto de la temporada.

El Metro huele a..., puntualizó Hanna Berumen, tiene como escenario un andén del Metro de Ciudad de México, volviéndose así una historia más cercana a nuestra realidad. Es una comedia divertida que no deben perderse en esta época. Se presentará del 18 de noviembre al 14 de enero de 2018 en el teatro Legaria (calzada Legaria s/n, colonia Pensil), con funciones los sábados a las 17 horas y domingos a las 16 horas.