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Gloria Villalobos presenta libro articulado con historias, anécdotas y memorias

Cronista de Polanco documenta cómo ha cambiado el entorno de esa colonia
 
Periódico La Jornada
Sábado 18 de noviembre de 2017, p. 5

Desde hace 67 años, Gloria Villalobos Amador ha crecido junto con la colonia Polanco de la Ciudad de México. Conoció a los que habitaron las casonas, sus actividades, sus pasatiempos y sus amores; jugó con los de su edad en calles, jardines y en el laguito artificial ya desaparecido; estudió, y conforme se hizo adolescente y adulta vio cómo se transformaba su entorno, luego investigó y documentó puntualmente los orígenes y los cambios ocurridos en ese espacio y los plasmó en un libro.

En ese vivir, la autora recogió historias, anécdotas y memorias de los personajes que habitaron y pueblan la zona; de los edificios y otras construcciones que forman ese territorio donde coexisten hoteles de primer nivel, embajadas, restaurantes y oficinas bancarias que se desarrollaron alrededor de una zona comercial.

Con esa materia prima, Villalobos Amador alimentó Yo, Polanco, libro que hoy será presentado a las 12 horas en la cafebrería Otro lugar de La Mancha (Esopo 11, Polanco) con la participación de la autora y Ángeles González Gamio, cronista de la Ciudad de México y colaboradora de La Jornada.

De lo rural a la urbanización

En 13 capítulos, el texto documenta una historia que va de lo rural a la urbanización desaforada de esta colonia de clases media y alta de la capital del país, en el que la autora refrenda su defensa constante de ese espacio donde creció después de que su familia se mudó de Torreón, Coahuila, cuando ella tenía ocho años de edad.

Cronista de Polanco desde hace 20 años, Gloria Villalobos habla de un sitio que fue surcado por ríos y plantíos de moras, de la evolución de esos terrenos a partir de 1875, cuando Eduardo Cuevas Rubio y Ana Lascuraín se unieron en matrimonio y con sus fortunas reunidas se hicieron de la hacienda de San Juan de los Morales, en ese entonces de mil 500 hectáreas.

Pedestales vacíos

Entre otros temas, el libro da cuenta de la casa de Edgar Allan Poe 308, donde Agustín Lara y Yolanda Santa Cruz Gasca vivieron intensamente una conexión de vida, música y amor hasta que ella decidió marcharse para siempre y él ahogar su vida en la soledad del inmueble hasta que un accidente casero le quitó la vida el 6 de noviembre de 1970, poco después de escribir Estoy pensando en ti, canción que la sonora Santanera popularizó en los años 70 del siglo pasado.

En fin, de las aficiones del ingeniero industrial José Villarreal Torres de enseñar a niños y familias enteras a construir con materiales reciclados, como prefiere llamarlos, barcos, veleros, catamaranes, pantaneras, lanchas y otras embarcaciones que después hace navegar en el espejo de agua oriente, ubicado sobre el parque Lincoln, en la calle Luis G. Urbina.

También de los pedestales vacíos que quedaron de varias de las 19 obras de arte donadas por otros tantos artistas que el 31 de octubre de 1997 formaron el Corredor Escultórico Polanco en ese parque. ¡Se las robaron!