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Ver día anteriorMartes 21 de noviembre de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Renegociación del TLCAN: los peligros para México
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e acuerdo con informaciones del Consejo Consultivo Estratégico de Negociaciones Internacionales (CCENI), que integra el llamado cuarto de al lado en la mesa de negociaciones para reconfigurar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la representación estadunidense ha dejado sin respuesta a las contrapuestas formuladas por su contraparte mexicana, pese a que se trata de importantes concesiones que podrían perjudicar la estabilidad de la economía nacional. Simplemente, afirmó la fuente, en los enviados del presidente Donald Trump no se ha visto voluntad de progresar.

Hasta donde se sabe –porque los tratos ocurren en casi completa opacidad– la contrapropuesta mexicana más preocupante es la de evaluar cada lustro la continuidad del acuerdo comercial, que constituye una fórmula suavizada de la exigencia estadunidense de concluir el TLCAN cada cinco años para, eventualmente, retomar las negociaciones desde cero. Lo cierto es que ambos escenarios –el de la evaluación y el de la terminación– introducirían en la economía nacional factores de incertidumbre y desasosiego que impedirían una planificación económica a largo plazo y constreñirían las estrategias públicas a un diseño meramente coyuntural que haría inviable la adopción de políticas de Estado en materia industrial, agrícola, de telecomunicaciones, servicios y otros rubros.

A pesar de la arrogancia mostrada por Washington en las pláticas, la representación mexicana porfía en mostrar un optimismo que no parece tener muchos fundamentos en la mesa de negociaciones, al afirmar que éstas van caminando, y en sostener que no será México el que la abandone. La verdad es que, por más que los delegados nacionales presenten propuestas y contrapropuestas a las exigencias del gobierno de Trump, ello no será de utilidad, porque éste se niega a responderlas.

Es esclarecedora, a este respecto, la ominosa declaración formulada la semana pasada por Wilbur Ross, secretario de Comercio del país vecino, respecto de que una terminación del TLCAN tendría peores consecuencias para México y Canadá que para Estados Unidos, por lo que instó a los gobiernos de ambos países a recuperar el sentido y hacer un trato sensato. Y remató: En cualquier negociación, si tienes una parte que no está preparada para retirarse cualquiera que sea la situación, esa parte va a perder.

Y, en efecto, la representación mexicana habla y actúa como si el retiro fuera impensable y se muestra ante sus contrapartes agarrada de un clavo ardiente. La debilidad de esa posición es inocultable y se suma al momento político nacional, caracterizado por el declive del poder presidencial de cara al próximo proceso electoral y en el contexto de una crisis nacional de diversos órdenes. En tales circunstancias, la mesa de renegociación del TLCAN constituye para nuestro país un campo minado en el que la parte mexicana no puede hacer más que concesiones sobre concesiones, y la Casa Blanca lo sabe. En términos más generales, e incluso dejando de lado las brutales asimetrías de poder político y económico, no es buena idea que un gobierno saliente busque construir –o reconstruir– acuerdos con un gobierno entrante, como pasa ahora entre México y Estados Unidos.

El proceso de renegociación, en consecuencia, puede derivar en daños enormes y perdurables para la soberanía, la economía, la estabilidad política y la cohesión social del país. La situación actual parece ser la peor posible para reajustar las reglas comerciales con la potencia vecina y acaso lo más sensato sería capitalizar la advertencia de Wilbur Ross, abandonar las negociaciones, asumir que el país no se acaba si se termina el acuerdo comercial y esperar tiempos mejores –por ejemplo, con una mayor solidez institucional en México y acaso también con un mayor desgaste de la actual administración estadunidense– para negociar desde cero un nuevo acuerdo comercial bilateral o trilateral, apostando en lo inmediato por preservar lo que se pueda del actual entre México y Canadá.