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El misterioso objeto rocoso alargado, nombrado Oumuamua, fue detectado en octubre

Asteroide extra estelar, ventana para conocer otros mundos

Es un extraño visitante procedente de un sistema muy distante que tiene una forma que nunca habíamos visto en nuestros alrededores cósmicos, explica especialista de la Nasa

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Recreación artística de Oumuamua, el misterioso objeto que fue descubierto el 19 de octubre por el telescopio Pan-STARRS1. Tiene 400 metros de largoFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de noviembre de 2017, p. 2

Washington.

Un misterioso objeto rocoso en forma alargada detectado en octubre proviene de otro sistema solar, una observación sin precedente que fue confirmada el lunes por los astrónomos.

Esta detección abre una nueva ventana sobre la formación de otros mundos estelares en nuestra galaxia, la Vía Láctea, según estos científicos, cuyo trabajo publica la revista británica Nature.

El asteroide, al que sus descubridores bautizaron Oumuamua (mensajero en hawaiano), tiene 400 metros de largo y su longitud es aproximadamente 10 veces su ancho.

Esta inusual forma no tiene precedente entre los cerca de 750 mil asteroides y cometas observados hasta ahora en nuestro sistema solar, donde se formaron, de acuerdo con estos investigadores.

Los científicos han concluido con certeza la naturaleza extra estelar de este asteroide, porque el análisis de los datos recopilados muestra que su órbita no puede tener su origen dentro de nuestro sistema solar.

Los astrónomos creen que un asteroide interestelar similar a Oumuamua pasa por el interior del sistema solar aproximadamente una vez al año.

Viaje de cientos de millones de años

Sin embargo, es algo difícil de rastrear y no se había detectado hasta ahora. Es desde hace relativamente poco tiempo que los telescopios para observar estos objetos son lo suficientemente potentes como para descubrirlos.

Según los astrónomos, este extraño objeto ha viajado solo a través de la Vía Láctea durante cientos de millones de años antes de pasar por nuestro sistema solar y continuar su camino.

Durante décadas pensamos que tales objetos de otro mundo podrían encontrarse cerca de nuestro sistema solar, y ahora, por primera vez, tenemos evidencia directa de que sí existen, aseguró Thomas Zurbuchen, responsable adjunto de las misiones científicas de la Nasa, que financió esta investigación.

El descubrimiento abre una nueva ventana para estudiar la formación de sistemas solares más allá del nuestro, consideró.

Es un extraño visitante procedente de un sistema estelar muy distante que tiene una forma que nunca habíamos visto en nuestros alrededores cósmicos, agregó Paul Chodas, director del Centro para el Estudio de Objetos Cercanos a la Tierra del Laboratorio de Propulsión de la Nasa, en Pasadena, California.

Oumuamua fue descubierto el 19 de octubre con el telescopio Pan-STARRS1 ubicado en Hawái, que rastrea objetos próximos al planeta.

Inmediatamente después de su descubrimiento, otros telescopios de todo el mundo, entre ellos el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile, comenzaron a observar el asteroide para determinar sus características.

Un equipo de astrónomos dirigido por Karen Meech, del Instituto de Astronomía de Hawái constató que la potencia del brillo del objeto varía hasta 10 veces en la medida en que completa un giro sobre sí mismo cada 7.3 horas.

Ningún asteroide o cometa en nuestro sistema solar experimenta esa magnitud en la variación de su brillo o esa proporción entre la longitud y el ancho, enfatizan los expertos.

Estas propiedades sugieren que Oumuamua es denso y está formado de rocas y posiblemente también de metal.

Pero no tiene agua ni hielo y su superficie se ha enrojecido por los efectos de las radiaciones cósmicas durante cientos de millones de años.

Telescopios terrestres de alta potencia continúan vigilando el asteroide, mientras desaparece rápidamente a medida que se aleja de la Tierra.

Dos telescopios espaciales de la Nasa, el Hubble y el Spitzer, lo siguen esta semana.

El lunes el objeto viajaba a una velocidad de 38.3 kilómetros por segundo y estaba a unos 200 millones de kilómetros de la Tierra.