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Desde su mansión en Mar-a-Lago tuitea que Estados Unidos empieza a estar bien

Donald Trump festeja el Día de Gracias en medio de una ofensiva antimigrante

Más denuncias por acoso sexual contra políticos de ambos partidos y periodistas de alto perfil

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El presidente estadunidense, Donald Trump, acompañado de su esposa, Melania, visitó la estación de la Guardia Costera en Riviera Beach, Florida, para acompañarlos en el Día de Gracias. El mandatario celebró la tradicional cena en su mansión de Mar-a-Lago, ubicada en esta entidadFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 24 de noviembre de 2017, p. 29

Nueva York.

Mientras se realizan las tradicionales cenas del Día de Acción de Gracias, que según el mito oficial marca el festejo de la primera cosecha de refugiados europeos en este país, Donald Trump y su gobierno se dedican a expulsar y/o negar la entrada a todo refugiado y en el circus maximus del país continúa el gran espectáculo de sexo, dinero y poder.

El presidente festeja el puente en su mansión y club de Mar-a-Lago, Florida, donde el miércoles, una hora después de que sus voceros informaron que tendría un día intenso de trabajo, salió a jugar golf. Esta mañana envío un tuit en el cual afirma: tu país empieza a estar muy bien. Empleos regresando, la Bolsa de Valores en su nivel más alto, las fuerzas armadas haciéndose más fuertes, construiremos el muro, reducción récord en las regulaciones, el desempleo más bajo en 17 años.

La insistencia sobre el muro casi todos los días y poner fin a programas temporales de refugio para 60 mil haitianos y 5 mil 300 nicaragüenses, la suspensión del programa de protección de deportación para jóvenes (DACA) y las redadas de inmigrantes indocumentados, a la par con esfuerzos para elaborar nuevas medidas con la finalidad de reducir dramáticamente el ingreso de refugiados a este país, confirman los pronósticos más pesimistas de la ofensiva antimigrante de este nuevo gobierno.

Pero mientras continúa la persecución contra los más vulnerables en este país, también prosigue la persecución al presidente y su entorno. El ex asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn podría estar iniciando negociaciones –o incluso ya existiría un acuerdo– para cooperar con la investigación encabezada por el fiscal especial Robert Mueller sobre la posible colusión con Rusia de integrantes de la campaña Trump y obstrucción de justicia, reportó ayer el New York Times.

Por otra parte, también se reveló que estos mismos investigadores están examinado más a fondo las interacciones de Jared Kushner, yerno y asesor del presidente, con líderes y funcionarios extranjeros, incluidos rusos, el año pasado.

Al mismo tiempo, Trump sigue intentando desviar la atención con sus ataques por Twitter contra cualquiera –sea un politico veterano, periodistas o ciudadanos– que se atreva a desafiarlo. Esta semana el presidente atacó al padre de un jugador de basquetbol universitario estadunidense detenido en China por un robo menor, porque rehusó darle las gracias a Trump por intervenir en el caso con su contraparte china, tuiteando que el padre es un tonto malagradecido e insistiendo en que “no fue la Casa Blanca, no fue el Departamento de Estado, no fue el padre… FUI YO” el que logró liberarlo, exigiendo agradecimiento personal.

Además, el presidente no ha dejado de criticar a los jugadores de futbol americano profesional que se han hincado durante la interpretación del himno nacional antes de los partidos en protesta por la violencia policiaca contra afroestadunidenses en este país. La estrella Marshawn Lynch lo hizo el pasado fin de semana en el partido entre su equipo de los Raiders contra los Patriotas de Nueva Inglaterra en el estadio Azteca, y el presidente tuiteó furioso que Lynch se pone de pie para el Himno Mexicano y se sienta para el nuestro. ¡Gran falta de respeto!, y pidió que a la próxima sea suspendido por un año.

Y mientras se festeja a los refugiados puritanos fundamentalistas que llegaron huyendo de Inglaterra hace casi cuatro siglos, el tsunami de denuncias contra hombres poderosos en casi todos los ámbitos sigue sacudiendo al país. Las más recientes son dirigidas a periodistas de alto perfil como Charlie Rose, de CBS y PBS, y Glenn Thrush, del New York Times, asignado hasta ahora (fue suspendido) a la fuente de la Casa Blanca, una lista que se supone seguirá creciendo, alimentando la paranoia entre hombres en puestos de poder.

Aunque por ahora el presidente de Estados Unidos sigue aparentemente invulnerable ante las denuncias de por lo menos 13 mujeres que lo han acusado públicamente de todo tipo de actos de hostigamiento y asalto sexual (la lista) varios legisladores de ambos partidos tratan de salvar sus carreras políticas, y esto apenas empieza. Trump asombró esta semana cuando expresó su respaldo implícito al juez Roy Moore, candidato republicano al Senado, a pesar de que ha sido acusado por varias mujeres de abuso sexual cuando eran menores de edad. El presidente se atrevió a decir que la alternativa, un demócrata y ex fiscal, era peor que un aparente pedofilo.

En días recientes más legisladores de ambos partidos han sido acusados de varios tipos de acoso y abuso sexual, entre ellos el senador liberal y pro derechos de la mujer, Al Franken; el representante federal demócrata con mayor antigüedad en la cámara baja John Conyers, y el veterano representante republicano Joe Barton. Todo indica que esta lista se ampliará en los próximos días y semanas con impactos políticos potencialmente severos.

Por ahora, el liderazgo republicano del Congreso (de vacaciones esta semana para dar gracias) está enfocado en negociar y aprobar una reforma tributaria que, en sus versiones de ahora, es nada menos que un gran regalo de una reducción extraordinaria de impuestos a las grandes empresas y los más ricos a costo de programas sociales y beneficios para todos los demás. Es tan extremo que hasta molestó la conciencia de cientos de millonarios que en una misiva pública al Congreso expresaron que no deseaban, ni necesitaban, una reducción de impuestos porque ello agravaría aún más la desigualdad económica en este país, que está en su peor nivel desde los años 20.

Así, mientras casi todos cenaron festejando el día con sus familias expresando sus gracias por las bendiciones y ofreciendo actos de caridad a lo largo del país, se supone que, entre ellos, ese club de las 400 personas más ricas de la nación también estaban dando gracias quienes ahora concentran más riqueza (el equivalente de 64 por ciento de la población de abajo) que en cualquier momento en el último siglo.

El presidente y su familia cenaron en lo que llaman la Casa Blanca Invernal, donde Trump insiste en que trabaja mucho. Pero a lo largo de sus 10 meses en el puesto, Trump ha pasado 98 días en sus propiedades privadas, un promedio de una vez cada 3.1 días, y jugando golf cada 5.1 días, reporta el Washington Post.

Por su parte, entre los descendientes de los mismos que rescataron y compartieron su alimento y conocimiento con esos peregrinos ingleses en Plymouth, Massachusetts, en 1621, están algunos de los sectores más pobres y desamparados de este país. Vale recordar que el menú tradicional del Día de Acción de Gracias es todo indígena: pavo, camote, calabaza, pan de elote y arándano.

Ayer, en Plymouth, donde según la versión oficial se realizó esta cena, activistas indígenas realizaron el Día de Luto Nacional, ahora en su año 48. Moonanum James, codirigente de la organización de pueblos indígenas de la región de Nueva Inglaterra, que organizó el acto, declaró a la agencia Ap: “hoy decimos ‘no gracias’”.