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El organismo mundial y embajadores rinden homenaje a Javier Valdez en Culiacán

Exige la ONU cesar la impunidad en violencia contra los periodistas

¿Quiénes lo asesinaron?, ¿cuál fue el móvil?, ¿por qué no hay ningún detenido?, expresa la viuda

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Josetxo Zaldua, coordinador general de edición de La Jornada, y Jan Jarab, representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.Foto Cristian Díaz
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Griselda Triana, viuda del periodista Javier Valdez Cárdenas (izquierda), y sus hijos, Francisco y TaniaFoto Cristian Díaz
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 25 de noviembre de 2017, p. 3

Culiacán, Sin.

¿Quiénes lo asesinaron?, ¿cuál fue el móvil? y ¿por qué no hay ningún detenido?, son las preguntas que Griselda Triana lanzó durante el homenaje que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) preparó a su esposo Javier Valdez, asesinado hace seis meses en Culiacán, cuando salía de la redacción donde trabajaba.

La cita fue a las 11 de la mañana en el Jardín Botánico de Culiacán, donde minutos antes se fueron congregando familiares, amigos y alguno que otro desconocido del periodista, pero que lo sienten tan cerca, marcados quizá por alguna historia que Javier Valdez narró en alguno de sus libros o textos periodísticos.

El homenaje lo organizaron las embajadas de Reino Unido, Alemania, Suecia y Canadá, encabezado por Jan Jarab, representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, y Giancarlo Summa, del Centro de Información de las Naciones Unidas.

Estamos aquí para condenar y expresar nuestra preocupación por la violencia y la insuficiente protección de periodistas y defensores de derechos humanos, porque Javier Valdez era no sólo un periodista, sino un defensor valiente de derechos humanos, señaló Jarab, y enfatizó la demanda del cese de la impunidad en los casos del asesinato contra periodistas. Señaló que su asesinato es un ataque a la libertad de expresión a la democracia y a la sociedad libre.

Los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdez demuestran que ya no se aplican las tesis que sólo los periodistas menos conocidos enfrentan el riesgo de la violencia directa, ya todos corren el riesgo de la violencia brutal, argumentó Jarab.

Antes de la ceremonia, en primera fila estaban paradas dos mujeres, una vestía blusa negra y pantalones oscuros, se trataba de Gri­selda Triana, la compañera de vida que Javier eligió, a su lado, su hija Tania Valdez. Al verla, el recuerdo de la figura de Javier llega automáticamente. Ambas rodeadas de quienes fueron amigos y cercanos del corresponsal de La Jornada.

Han sido los seis meses más dolorosos para quienes amamos a Javier, asesinado en la tierra que lo vio nacer y a la que él tanto quiso, tanto que aun teniendo la oportunidad de irse a otro país o a otro estado para resguardar su vida decidió quedarse sólo para ser asesinado ese fatídico 15 de mayo, recordó la viuda de Valdez.

Griselda, Gris, La Cabrona, como le decía Javier, señala que está segura de que a su esposo lo asesinaron por su trabajo periodístico, por visibilizar la violencia, poner nombre y rostro a las víctimas, el no ser cómplice, evidenciar la corrupción y la impunidad que se vive aquí, Javier pagó con su vida, aseveró.

Alma Rosa Hernández la escuchaba atenta, desde una silla, sentada entre la tercera o cuarta fila, con los ojos llorosos, se echaba aire para amortiguar el calor, ella era una de esas víctimas invisibles a quienes Javier dio voz cuando narró cómo la mujer buscaba a su hermano desaparecido.

Javier tuvo el fin de los héroes, porque era un héroe, aunque muchos no nos dimos cuenta y menos lo vimos así en nuestra tierra, porque no es común ver a los héroes entrar a las cantinas a soñar a que se es feliz, dijo Ismael Bojórquez, director del semanario Ríodoce, del que fue cofundador Javier Valdez.

Bojórquez dio a conocer que gracias a una solicitud que presentaron a la Cámara de Diputados el pasado 15 de este mes, al cumplirse seis meses del asesinato de Javier, los diputados locales llamarán a comparecer al fiscal de Sinaloa, Juan José Ríos Estavillo, el 10 de diciembre.

Sea pues este homenaje también un reclamo de justicia, concluyó Bojórquez.

En el Jardín Botánico donde se desarrolló el homenaje a Javier también asistió Josetxo Zaldua, coordinador general de edición de La Jornada, del que fue corresponsal Javier Valdez durante muchos años.

Para el editor, para el amigo personal de Javier, Josetxo, fue difícil hablar y así lo hizo saber al inicio de sus palabras.

Yo hablaba mucho, a veces discutía con Javier sobre si valía la pena sufrir tantos riesgos en la cobertura del tema del narcotráfico, él lo tenía muy claro, yo no. Es un riesgo excesivo y lo que importa es finalmente la vida, pero Javier lo tenía muy claro y sabía perfectamente que había que asumirse las consecuencias; igual pasaba con Miroslava, dijo el editor en jefe de La Jornada.

La ceremonia finalizó con la develación de una placa en memoria de Javier Valdez Cárdenas, que reza: Para que el crimen contra su persona, contra la libertad de expresión y contra el derecho a la información no quede en la impunidad. Por el derecho de su familia y la sociedad a la verdad, en Sinaloa, en México y en el mundo.