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Rinden homenaje en la FIL de Guadalajara al periodista asesinado en Culiacán

Cientos de historias documentadas por Javier Valdez articulan una compilación
Foto
Griselda Triana, viuda de Javier Valdez Cárdenas, flanqueada por César Ramos y Diego Osorno en la FIL de GuadalajaraFoto Arturo Campos Cedillo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 1º de diciembre de 2017, p. 4

Guadalajara, Jal.

El libro Periodismo escrito con sangre, que reúne cientos de historias documentadas por Javier Valdez Cárdenas (Culiacán, 1967-2017), fue presentado en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara con la premisa de lo indispensable que es conocer las entrañas y el lado humano de la violencia en México.

Griselda Triana, viuda del corresponsal de La Jornada en Sinalo, quien fue asesinado, sus hijos Francisco Javier y Tania, además del periodista Diego Osorno, en un homenaje recordaron a Valdez, su carácter afable que hacía amistad e inspiraba confianza a la primera mirada y, sobre todo, la trascendencia de una obra que cada día es más evidente, a pesar que en mayo pasado lo asesinaron casi como si fuera personaje central y trágico de una de sus historias.

Cuando Javier preparaba un libro era muy de rituales; se levantaba temprano y una vez que tenía toda la información se encerraba en su biblioteca a escuchar música, así escribía. Cuando las terminaba, casi se aislaba y ponía a mi hija de asistente que le cuidaba el teléfono y siempre me compartía las historias, las revisábamos y cada vez que terminaba salía contento y festejando, compartió Triana.

De todos esos rituales se hizo la antología presentada ayer en la FIL, en la cual se recogen trabajos de sus libros Los morros del narco, Miss narco, Levantones, Con una granada en la boca, Huérfanos del narco y Narcoperiodismo.

Cuando alguien me preguntó si Javier estaba publicando otro libro que tenía que ver con el Ejército, les dije que no. Yo habría sido la primera persona que lo hubiera leído. Él se estresaba mucho porque las historias que contaba son trágicas, sufría con cada una, pero también venía la celebración cuando llegaba el primer paquete de libros, lo hacíamos hasta que llegara, lo abríamos, nos tomábamos una foto con el nuevo hijo. Javier se echaba sus tragos de whisky, íbamos a comer, siempre había un motivo para celebrar aunque sus historias duelan, añadio su viuda.

Leerlo, el mejor tributo

Griselda Triana dijo que a pesar de que muchas cosas jamás las publicó, porque tenía que cuidarse de no traspasar una línea muy delgada, finalmente ese cuidado de poco valió y que si el periodista siguió viviendo en Culiacán, donde su vida corría evidente peligro, fue por no dejar a su familia.

“Eso resume en gran medida el compañero y padre, el hijo y hermano que era (...) Y en cuanto a lo que no publicaba, en Ríodoce una ocasión una (columna) Malayerba no se difundió porque Ismael Bojórquez, director del periódico, decidió no hacerlo porque sabían a qué se enfrentaban. Años después se publicó y es la historia de una mujer muy ligada al crimen organizado que pidió que cuando muriera su ataúd estuviera iluminado porque tenía miedo a la oscuridad”, dijo Triana.

La viuda insistió en la exigencia de justicia, que tanto ella como su familia dicen que será permanente.

Sé que no estamos tan solos como pensamos, que siempre habrá periodistas y organizaciones que nos acompañan. La libertad de expresión es un derecho humano y ningún periodista de este país o del mundo debe ser asesinado por visibilizar la realidad, dijo.

Pidió a los asistentes en el salón 2 de la FIL seguir leyendo a Javier Valdez, como la mejor manera de rendirle homenaje y aprovechar su legado, pero también porque es importante conocer qué hay detrás de cada historia; es la sociedad en que vivimos y merecemos saber qué hay detrás de toda esta violencia.

Diego Osorno, quien leyó fragmentos de las historias recopiladas en el libro, recordó que conoció a Javier Valdez en 2007 cuando fue a Culiacán para una serie de reportajes que preparaba sobre el narcotráfico.

Javier era un periodista que sabía que lo que estaba escribiendo, tenía trascendencia más allá de México; la violencia que lo mató es muy contemporánea, muy globalizada, pero me parece que su muerte ha detonado un proceso que está en marcha y en lo personal tengo la voluntad y compromiso que sea el parteaguas para que los periodistas podamos organizarnos y actuar para defender la verdad.

César Ramos, editor de Valdez, dijo que el trabajo de compilación fue arduo y que de 800 páginas se debió hacer una selección difícil ante la calidad del material.

La presentación del libro y el homenaje se inscriben en los actos en memoria del periodista programados en la FIL.

El pasado miércoles, dentro de la cátedra abierta Javier Valdez –instituida por la Federación de Estudiantes Universitarios– en la FIL de Guadalajara se realizó otro acto con una ponencia del periodista Wilbert Torre.