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El ejemplar ilustrado para niños se dio a conocer en el encuentro editorial de Guadalajara

El libro El charrito cantor, de Elena Poniatowska, se lee como un suspiro
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René Argentin, pequeño locutor de radio; la Premio Cervantes, frente al mariachi que animó la presentación del volumen, el sábado pasadoFoto Arturo Campos Cedillo
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 4 de diciembre de 2017, p. 7

Guadalajara, Jal.

A sus 85 años Elena Poniatowska se mueve como pez en el agua por los pasillos y salones de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. Se toma fotografías con quien se lo pide, firma libros y también los presenta, como el sábado por la tarde, cuando dio a conocer El charrito cantor, libro infantil ilustrado por Oswaldo Hernández Garnica, publicado por Penguin Random House.

El director de la editorial, Ricardo Cayuela, recordó el inicio del proyecto: Elena llegó un buen día a su oficina y le dijo que quería que publicaran el libro, y que lo ilustrara Oswaldo Hernández y que se presentara en la FIL. Todo se cumplió. Es una historia entrañable, de logro personal a través de la música, que se lee como un suspiro. También estuvieron el ilustrador y René Argentin, pequeño conductor de radio que dijo a la periodista y Premio Cervantes que el del charrito era un libro bien escrito.

René coincidió con Cayuela: “el libro me gustó; como decía Ricardo; es como un suspiro, pero de esos que dices: ‘qué rico respiré ese aire’. Tiene una representación de la música que todo el mundo ha olvidado o que la reconoce pero no sabe el título. Como ahora tenemos lo moderno, con los teléfonos, la gente se olvida de las canciones tradicionales, antiguas. Hay una página con una lista de diferentes canciones que yo nunca había escuchado, porque quizá no nos damos tiempo de ir hacia atrás para tener una idea de cómo era la música y después venir al presente. 

Me parece una buena obra de Oswaldo, de dibujos de los mejores que he visto en un libro ilustrado. Bastante bien escrito por Elena Poniatowska.

El ilustrador, en tanto, se refirió al deseo de representar a muchísimos niños. Hay muchos valores en las canciones y me parece que hay que rescatarlos. Utilicé colores brillantes porque la música folclórica es así: dramática, triste o desgarradora y a veces llena de gritos. Esos gritos son intensos, como estos colores.

Personaje muy querible

Tocó el turno a Elena, colaboradora de La Jornada: “El charrito sí existió, sí existe, y fue a la primera presentación. Es un amigo que canta que se llama Fernando Alonso, no es un niño, pero sí un jovencito con una voz preciosa de falsete, y dije: ‘le voy a inventar una historia, porque es muy querible, y le inventé ésta, la de un niño cuya mamá olvida ir por él a la escuela y él después de un gran momento de espera se va caminando, está llorando y se encuentra una señora que lo lleva a Garibaldi, y hay una coincidencia muy grande con esta película que se llama Coco, donde hice el papel de la bisabuela. Mi hijo me dijo: ‘te van a pagar 15 mil pesos, ve a hacer el papel de la bisabuela’. Fui ahí, hasta canté, y ligo esa película que también es el amor a México”.

Años después, su mamá encuentra al charrito y se lo quiere llevar de nuevo a su casa, pero él le dice ya no voy a ir, hice mi vida, estoy aquí cantando con los mariachis.

Y Elena también canta. Al final de la presentación llegaron los mariachis a tocar La llorona, y otras canciones que la Poni tarareó.