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La vida pública cambia, pero en lo privado sigue igual, asegura

Érick Terrible Morales ya está en el Salón de la Fama del Boxeo

Entre sus méritos, conseguir cuatro títulos en divisiones diferentes

 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de diciembre de 2017, p. a12

Érik Terrible Morales no pudo guardar el secreto y lo adelantó unos días. Una semana antes del anuncio oficial, ya lo había filtrado en redes sociales al asegurar que entraría al Salón Internacional de la Fama del Boxeo, en Canastota, Nueva York, en su primera nominación. Sólo fue un poco impaciente, porque este martes confirmaron que será un nuevo integrante del máximo reconocimiento al que aspira un boxeador. Entrar a ese Parnaso del pugilismo que incluye leyendas como Muhammad Ali y Sugar Ray Leonard, y a los mexicanos Rubén Púas Olivares, Salvador Sánchez y Julio César Chávez, entre otros.

Me avisaron hace más de una semana, pero no me habían advertido que no podía hacerlo público, cuenta divertido el Terrible; después me dijeron que no podía hacerlo público hasta que ellos en Canastota hicieran el anuncio oficial, y ya me callé. Hoy ni me acordaba que era ese día oficial y estaba jugando golf hasta que vi que tenía muchas llamadas perdidas, me metí a las redes y por eso me enteré.

Sin dudas

Un año antes, incluso, el Terrible lo había advertido: No me cabe duda de que voy a ser aceptado. Lo dijo a propósito de la elección en 2016 de su antiguo rival, Marco Antonio Barrera, quien también fue integrado en su primera nominación el año pasado.

No fue un acto de arrogancia aquello –aclara Terrible–, ni siquiera de vanidad. Sólo asegura que repitió lo que muchos decían, sobre todo porque a Barrera lo habían elegido en gran parte por la serie de combates que sostuvieron y que son consideradas de las mejores en la historia del boxeo. Como evidencia quedaron las páginas entusiastas que el escritor estadunidense James Ellroy dedicó a ese episodio en el libro Destino: la morgue.

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El Terrible Morales afirma que atesora sus éxitos, pero a diferencia de otros pugilistas no vive apegado a ellosFoto Jam Media

Es lo que es, uno sabe lo que hizo, dice como si restara importancia; al margen de las peleas con Barrera, de los triunfos de renombre (Pacquiao entre ellos), está conseguir cuatro títulos en diferentes divisiones, algo que pensaban que nadie lograría, porque implicaba romper la marca legendaria de Julio César Chávez.

Atesora sus éxitos, sin duda, pero a diferencia de muchos boxeadores retirados no vive apegado a ellos como si fuera lo único que le permite respirar. Cuenta que le pasó desde el primer campeonato nacional, una conquista a la que le tiene cariño particular. Quería saber qué se sentía ser adulado como campeón nacional y cuando lo consiguió no sintió nada diferente.

Lo mismo con el campeonato del mundo, lo gané y nada, asegura que no sé si soy extraterrestre, pero esa sensación no fluyó por mi cuerpo.

Uno de los símbolos que ostentan los integrantes del Salón de la Fama es un anillo voluminoso que los acredita. Muchos llevan ese aro enorme con orgullo evidente. El Terrible asegura que duda mucho que vaya a formar parte de su atuendo cotidiano.

Antes me preocupaba por llevar un reloj, cadenas, cosas materiales, relata; pero desde hace años dejé de usar esas cosas. Hay personas que sienten un poder al llevarlas encima, o eso creen, yo no.

No quiere parecer falso. Es evidente –precisa– que reconoce el elogio, el valor simbólico que le atribuyen a quienes son reconocidos en el Salón de la Fama.

Sí... me siento especial, dice como si le costara trabajo admitirlo; pero pasará el tiempo y vendrán otros. Estoy feliz, pero tampoco voy a sentirme extraordinario. Mi vida pública cambia, pero en lo privado todo seguirá igual.