Opinión
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Potencia agroalimentaria con pies de barro
E

n días pasados el presidente Enrique Peña Nieto se congratuló porque México está en la ruta correcta para convertirse en una potencia agroalimentaria. Algunos indicadores del sector agroalimentario muestran cierta mejoría: El producto interno bruto (PIB) agroalimentario aumentó a una tasa promedio anual de 1.9 por ciento durante los cinco años del sexenio, ligeramente por arriba de la tasa de crecimiento del total de la economía (1.7 por ciento) y del crecimiento de la población (1.4 por ciento). El PIB agroalimentario representa 9 por ciento del PIB total, cuando al principio del sexenio representaba 8.4 por ciento.

Desde 2015, por segunda vez durante el periodo de vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) la balanza comercial agroalimentaria registró un saldo positivo de mil 400 millones de dólares, después de 20 años de déficit continuo. Este pequeño superávit se amplió el año pasado hasta alcanzar 3 mil 600 millones de dólares, y hasta septiembre de este año alcanzó 4 mil 200 millones de dólares. El gobierno espera que las exportaciones alcancen los 33 mil millones de dólares al final de 2017, cifra jamás lograda. Desde 2015, en el terreno agroalimentario, México exporta más de lo que importa.

No obstante, al acercarnos a los productos que integran la balanza comercial podemos constatar que aunque las exportaciones agroalimentarias han crecido por arriba de las importaciones, la soberanía alimentaria es cada vez más frágil.

El país depende cada vez más de las importaciones de productos básicos. Actualmente importamos ocho de cada 10 kilos del arroz que consumimos; 3.5 kilos de cada 10 de maíz; casi siete kilos de cada 10 de trigo; 4.2 de cada 10 kilos de carne de puerco y casi dos kilos de carne de aves. También casi dos litros de leche por cada 10 que bebemos. A partir del TLCAN, la dependencia de las importaciones de los productos básicos para la alimentación, en lugar de reducirse se ha ampliado en casi todos los productos debido a que el modelo de agricultura con base en las ventajas comparativas deja de lado la importancia diferenciada que tienen los productos en la dieta de la población.

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), México no está en riesgo de caer en dependencia alimentaria ya que cuenta con las suficientes divisas para comprar alimentos en el mercado mundial en caso necesario. Pero desde otra perspectiva, no resulta deseable aumentar la dependencia de importaciones de los productos básicos para la alimentación, como ya fue comprobado en 2008, durante la crisis de la tortilla.

Del otro lado, el superávit comercial tiene como base las exportaciones de productos agropecuarios accesorios o suntuarios, como pepinos, cebollas y ajos, legumbres y hortalizas; frutas, en las que tienen gran importancia las moras, incluida la fresa, mango, melón. sandía papaya y cítricos. A partir del año pasado el aguacate es el principal producto de exportación, seguido del jitomate, pero mientras las exportaciones de jitomate únicamente crecieron 15 por ciento durante el sexenio actual, las de aguacate tuvieron una gran expansión al aumentar 139 por ciento.

Los aguacates mexicanos se consideran casi sinónimo del Super Bowl. Desde hace cerca de cuatro temporadas se ha puesto de moda en el país vecino acompañar la transmisión del juego con guacamole, nachos y cerveza. Las exportaciones de aguacate absorben 2 mil 100 millones de dólares y las de jitomate casi alcanzan otros 2 mil millones de dólares, absorbiendo cada una cerca de 14 por ciento del total de las exportaciones agropecuarias. Colombia y Costa Rica están interesados en competir por el mercado estadunidense de aguacate.

Con excepción de la exportación de ganado bovino, en su mayoría en pie para ser engordado del otro lado de la frontera y devolverlo como cortes de carne, y de algunas exportaciones de trigo cristalino y de maíz blanco, que son borradas por las grandes cantidades de importaciones de trigo suave y maíz amarillo, el resto son productos hortofrutícolas que absorben la mayor proporción de las exportaciones de México.

Entre las exportaciones de alimentos manufacturados más importantes destacan la cerveza y el tequila, que aportan cerca de 3 mil 500 millones de dólares. Pero la mayoría de las marcas de cerveza mexicana fueron vendidas a empresas extranjeras o tienen participación de capital extranjero, principalmente holandés, belga y estadunidense. De ahí que las exportaciones de cerveza desde México son exportaciones de empresas trasnacionales. Lo mismo ocurre con los productos de confitería, que también son importantes en las exportaciones.

Así, se necesita más que una balanza comercial superavitaria para ser una potencia agroalimentaria, y si no se coloca en el centro la soberanía alimentaria, tendrá los pies de barro.