16 de diciembre de 2017     Número 123

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Agenda Rural

Evento: Expo Feria Itacate. Organiza: Central Campesina Cardenista.  Día, lugar y hora: 15 y 16 de diciembre de 2017. Monumento a la Revolución. 10:00 horas. Informes: http://www.cardenista.org/

Libro: “El maíz nativo en México. Una aproximación crítica desde los estudios rurales. Autor: Ignacio López Moreno. Editorial: Juan Pablos Editor

Libro: Dinámica territorial agroalimentaria en tiempos de glocalización. Varios Autores. Link para descargar: www.ciclosytendencias.com/
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Coahuitlan, Veracruz

Danza de los lakgkakolo
entre los totonacos

Mtra. Elizabeth Peralta González


Danza de los huehues o lakgkakolo, en Progreso de Zaragoza, marzo de 2015 Foto: Elizabeth Peralta González

Los pueblos totonacos, al igual que otras poblaciones campesinas y pueblos originarios, tienen como base de su alimentación los productos obtenidos de la milpa. Las danzas forman parte de la dimensión sociocultural de la milpa.

En el municipio de Coahuitlan la finalidad de las danzas es obtener la benevolencia de las deidades. La danza de los Huehues o Lakgkakolo que aquí se interpreta, encierra una lógica narrativa que contribuye en la obtención de favores y dones de las divinidades.

En este lugar, existen versiones míticas del surgimiento de la danza, vinculadas al descubrimiento del maíz, al ciclo de la siembra y cosecha del mismo. En ellas se retoman elementos de la naturaleza como el agua y la tierra, indispensables en la agricultura. En los tiempos primigenios, la primera milpa fue hecha, por los animales, en tiempos en que el Creador organizaba y delegaba el orden del mundo. La humanidad no tenía qué comer y los “abuelos” descubren el maíz con ayuda del tejón, el pájaro carpintero, la hormiga y el jabalí.

Los personajes de esta danza son: dos payasos; el cazador, quien dispara al tejón disecado; los perros, representados por dos niños; y catorce integrantes de huehuas y huehues. Además, los títeres guiñol representan dos animales, el tejón disecado (nasua narica) y el pájaro carpintero elaborado con madera (Dryocopus lineatus, Campephilus guatemalensis y centurus aurifrons); así como, José y María, representados por dos muñecos confeccionados con tela y madera. Una parte de la interpretación de la danza es la teatralización sobre el origen del maíz, con los títeres guiñol, mientras que los danzantes bailan alrededor de un cerco de petate o tela, construido en torno del mástil, hecho de bambú (Guadua angustifolia Kunth, Guadua aculeate y Guadua amplexifolia). Mientras que otra sección de la danza comprende sones zapateados.

Los festejos de los Santos Patronos son, después de Semana Santa, en Coahuitlan; el 18 de marzo en Progreso de Zaragoza, y el 2 de febrero en Macedonio Alonso.

Respecto a la danza que nos ocupa, comenta la familia Márquez Trinidad que “se coloca confeti y dulce en donde está la banderita guardada; al momento en que la bandera sale, saltan los dulces y el confeti. Cuando esto sucede semeja a la milpa jiloteado y salen los elotes”, mientras que “al descender el pájaro con la papatla –hoja que se usa para envolver tamales (Canna indica L. Cannaceae)–, significa que la milpa se está secando y está lista para cosechar. El palo de bambú se torna amarillo, al igual que la milpa que se seca. Al subir el tejón por el tronco, recuerda su llegada a la milpa para comer el maíz; como puede dañar la milpa es necesario cazarlo”.

Ahora bien, los títeres guiñol son contenedores de un poder sagrado, porque se les trata como seres vivientes. Éstos pueden dañar a los integrantes si no realizan las prescripciones que impone la danza, tales como: guardar abstinencia sexual, estar pacíficos y tranquilos con sus compañeros, y crédulos ante los requerimientos de la abuela que los “limpia”. La abuela pide por ellos ante el santo patrono, para que realicen la danza sin ningún contratiempo, en los ochos días que dura la fiesta.

Una forma de obtener sus alimentos, durante este periodo, es que acudan disfrazados a las casas del pueblo para pedir apoyo, con ello el “pueblo” también se favorece de la benevolencia ante las divinidades, porque los danzantes renuevan una parte de este principio.

Este acto hace valer las prácticas de reciprocidad e interdependencia existentes en el pueblo. La reciprocidad se manifiesta en esta acción y en las dádivas otorgadas a las deidades, a través de las “abuelas”. La “abuela” o nanita es quien dirige los rituales de protección a los danzantes, además intercede por ellos ante las divinidades. Las comidas y las ofrendas son un regalo que los totonacos realizan a los padres –kin tata kan- y a las madres –kin nana kan- creadores de la vida. También la música y el esfuerzo físico, realizado en la ejecución, forman parte de la ofrenda.

Esta explicación nos lleva a comprender que la milpa no sólo es maíz, chile, frijol, calabaza, quelites, y demás productos; la milpa es una forma de vida. Pero para vivir hay que comer, hacer milpa, trabajar, festejar y bailar, para agradar a los dioses.

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