16 de diciembre de 2017     Número 123

Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Informativo de La Jornada

La fiesta grande y la fiesta chica

 

Las fiestas y sus videos

Regocijo y reciprocidad

En los pueblos y comunidades, la fiesta es ocasión de regocijo, aunque también de gasto, de compromiso, de reciprocidad. A lo largo del año, se acude a fiestas de otros y se lleva limosna, ofrenda o trabajo: así se va acumulando la cooperación y la ayuda que se obtendrá a la hora de hacer el propio festejo.

 

Los diablos mixtecos de California

Viko Ñuu: las fiestas del sincretismo

Las fiestas son prácticas donde los pueblos recrean su cultura, permeada por los rasgos originarios, a los que suman
los que trajeron los españoles y que ellos adoptaron y adaptaron para enriquecer sus prácticas culturales, manteniendo la matriz cultural que da sentido a su vida.

 

S’uik’en, cuando se unen
vivos y muertos

En la celebración de Todos Santos se derriba excepcionalmente- durante un corto lapso- la barrera que separa a los vivos de los muertos. Las animas viajan al mundo para re-encontrarse con sus seres queridos que los esperan año con año. Es una porción de tiempo en la cual se reúne lo que naturalmente está dividido, vivos y muertos, confinados cada uno en una condición, un mundo y un punto de vista. En la Sierra Mazateca de Oaxaca, S’uik’en es la fiesta más importante del año y se celebra durante 7 u 8 días, del 27 de octubre al 2 o 3 de noviembre (varía según las localidades).

A pesar de la violencia, la fiesta vive

La violencia se ha vuelto cotidiana, pero no por eso es aceptada; las fiestas son un testimonio de que en la Montaña a la violencia se le responde con cantos, con danzas, rezos, nutriendo la esperanza de la llegada de un tiempo mejor.

 

Entrada de cruz: tierra,
lengua y ritualidad hñätho

El ceremonial hñätho de la entrada de cruz tiene un sentido comunitario, en él se pide por todo San Felipe, está dirigido a la Santa Cruz, deidad que otorga el agua y la fertilidad, además de estar estrechamente relacionada con los cerros protectores de la comunidad, garantizando así su continuidad. Para los hñätho, la Santa Cruz tiene voluntad propia, “ella te sube y te baja del cerro, ella nos ayuda, nos cuida, nos protege... La cruz puede enojarse si no hacemos su cambio año con año, a ella pedimos la lluvia y piden mucha agua, es el representante de Dios y de la Virgen”.

Día de muertos: el ritual Ñuu Savi
para hablar con los difuntos

 

Fiestas patronales: identidad, unidad
y reencuentro entre los Ñuu Savi

Danza de los lakgkakolo
entre los totonacos

 

Fiestas, mitos y crisis del maíz
entre los zoques

A San Isidro Labrador se le festeja así

Actualmente, la fiesta en la ranchería de Banda, en San Miguel de Allende, inicia con una banda de música, hasta que llegan las danzas, una de apaches y franceses y otra de las sonajas. Tractores acompañados por caballos, coches y camionetas, presididos por un tractor que jala el carro con la imagen adornada, recorren el camino hacia una comunidad vecina, San Isidro Bandita, donde se hace un encuentro de las dos comunidades.

 

Del meyolote a su jarro:
La lucha por el maguey y el pulque

La fuerza que ha tomado la agroindustria no solamente ha afectado la sobrevivencia de otras especies de plantas, animales e insectos, sino también del maguey. Las tierras se rentan para monocultivos que utilizan de forma exorbitante insumos químicos para su proceso productivo. Una vez rentadas, se desaparece todo lo que en ese espacio tiene vida. En lo que va del 2012 a la fecha han derribado y quemado aproximadamente de 8,000 a 20,000 plantas de maguey que crecían en las periferias de parcelas, así como de terrenos forestales que fueron afectados por quemazones agrícolas.

 
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PORTADA: Bailador entusiasta  
(fiesta del jículi), Santa Catarina, Jalisco,   diciembre de 1895. Foto: Carl Lumholtz.  

 

Más allá de la muerte:
el carnaval

En el Carnaval aparecen figuras del Miktlan [lugar de los muertos] que bailan con Diablos de infiernos cristianos, sones de huapango se intercalan con música de viento que hacen vibrar xochipitsauas a la par de norteñas bien zapateadas, trajes de plástico con rostros de madera y caras rosadas se mezclan entre comanches cuyo color de piel no puede ser otro que el de la tierra.

El jaripeo tradicional

Nadie festeja a solas

La fiesta patrimonial es memoria viva y actuante. Es una forma de recuperar el pasado, un modo de transmitir al presente experiencias vitales para la supervivencia y afirmar la identidad del grupo y de los individuos frente a los demás.

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