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Salomón Konde dejó Camerún con la idea de ser ídolo y hoy gana 10 mil pesos al mes

El futbol llanero, refugio de los jugadores con los sueños rotos

Es un problema muy serio, hay muchísimos que viven esta situación, pues migran bajo engaños y terminan abandonados

Con la promesa del éxito jugó en Colombia y Panamá

Foto
Salomón Konde porta la camiseta del Atlético de Madrid durante uno de los partidos llaneros, donde encontró una forma de ganarse la vida y no dejar del todo su pasión por el futbolFoto cortesía del futbolista
 
Periódico La Jornada
Jueves 28 de diciembre de 2017, p. a10

Hace siete años el camerunés Salomón Konde dejó su país motivado por la promesa de un representante para jugar en Colombia. Nada fue como le dijeron. Sin saber español tuvo que buscar oportunidades en América Latina hasta que llegó a México, donde construyó una carrera en el futbol llanero.

Salomón, de 29 años, es uno de tantos jugadores que han emigrado porque les prometieron trabajo en un gran club y al final los representantes los han dejado varados en un país desconocido.

Es un problema muy serio porque como yo hay muchísimos que viven esta misma situación. Hace poco llegaron a México otros chicos africanos y los dejaron, ahora los ayudo a buscar partidos, lamenta con un español pausado, pero bien estructurado.

He conocido a hondureños, brasileños y argentinos que también están en el futbol llanero y seguramente les pasó algo similar a lo que viví, expresa.

Salomón es uno de los protagonistas del documental Talacheros, de los directores mexicanos Gabriel Villegas y Mariano V. Osnaya que fue transmitido por Canal Once, en el cual rescatan historias de los ídolos del futbol llanero.

Brillo apagado

Konde parecía estar destinado a brillar en el balompié de su país, donde jugó con el Union Sportive de Douala, pero un representante le propuso ir a jugar a Colombia. Yo ni sabía dónde estaba ese país. No quería ir, reconoce. Si me hubieran dicho vete a Francia, no lo hubiese dudado, está cerca de Camerún, pero si me hubiesen propuesto ir en barco no habría aceptado, porque es pelidroso.

Salomón sabe de las historias de jugadores africanos que migraron a Europa con el sueño de convertirse en estrellas del balompié. De acuerdo con un informe en 2013 de la organización no gubernamental francesa Foot Solidaire, citada por el diario AS, más de 7 mil niños africanos llegaron a Europa como posibles fichajes y la mayoría quedó en el desamparo.

Animado por su familia, Salomón cruzó el océano Atlántico con el anhelo de triunfar en el balompié internacional, pero al mismo tiempo enfrentaba la incertidumbre por su destino. Fui a Colombia y lo que me daba miedo fue lo que pasó.

Las promesas del representante se cumplieron a medias. Al llegar al país sudamericano firmó con el Alianza Petrolera, que estaba en segunda división, pero de ese contrato no vi un peso; además, nunca volvió a ver al representante. Es muy feo que te dejen en un país donde no conoces ni el idioma.

Konde tuvo que cumplir con el contrato de un año y al término buscó una oportunidad en Panamá. Sin contactos aunque ya con un poco de conocimiento de español, tocó las puertas del balompié centroamericano y fue fichado por el Plaza Amador.

Parecía que cumpliría el sueño de triunfar en el extranjero, pero una lesión lo dejó fuera de las canchas por varios meses y el club rescindió su contrato. Sin empleo y lejos de su país, aceptó la oferta de otro representante para jugar en la MLS.

Así, llegó a México pero jamás cruzó la frontera con Estados Unidos, ya que el promotor que le prometió trabajo en la MLS también lo abandonó. De nuevo estaba solo y en un país desconocido, pero la fortuna le sonrió un poco.

Una comunidad africana lo ayudó y lo invitó a jugar futbol llanero, como se conoce al que practican aficionados en campos no profesionales.

Las canchas, algunas de terrecería, y el estilo brusco lo impresionaron. Finalmente encontró una oportunidad para jugar aunque en el sector amateur. Era algo diferente, entendí que no era algo profesional, pero podía jugar y me pagaban, señala.

Recuerda que por su primer partido ganó 500 pesos, aunque ahora el futbol de talacha es su trabajo y su fuente para subsistir. Así, cada domingo viste la playera del Milán, equipo llanero que juega en Tultepec, estado de México, y cumple con su deseo de patear el balón al tiempo que se gana la vida.

Cada encuentro, una carta de presentación

No soy millonario pero estoy bien, vivo del futbol, lo que me gusta. En esto no ganas menos de 10 mil pesos al mes, dice relajado. En el llanero cada partido es como tu carta de presentación. Si juegas bien, te buscan y te hacen más ofertas de partidos, detalla entusiasmo.

El técnico José Luis Sánchez Solá Chelís, quien también jugó en el futbol llanero, acepta que hay muchos promotores que son unos vividores, les ofrecen a los jugadores algo que no tienen en su país. A lo mejor conectan a un jugador con un club y a los demás los dejan a su suerte.

Chelís pone el ejemplo del argentino Jorge Damián Ruso Zamogilny, a quien trajeron a México con mil promesas y al final no le cumplieron ninguna. Yo lo conocí en una liga llanera y jugó en Puebla, un caso de éxito poco común.

Salomón admite que ha vivido una sufrida travesía, ya que en algún momento ves lo que fue tu sueño y cómo se perdió.

Pero enseguida sonríe y sostiene que no se arrepiente. Siempre digo que nosotros no elegimos al futbol, él escoge a su gente.