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Rubén Amaro Gálvez suma más de 200 obras creadas con esa técnica

Pintor español celebra cultivar el arte desde la maravillosa encáustica

Para mí fue alquimia porque uno se involucra con colores, olores, texturas, cosas químicas, dice a La Jornada

Preparará exposición para montarla en el casino español de la CDMX

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Maja 1 y Maja 2, obras de Rubén Amaro Gálvez, creadas con encáustica, vocablo con raíz griega que significa grabar en fuegoFoto Daniel López Aguilar
 
Periódico La Jornada
Viernes 29 de diciembre de 2017, p. 4

La creación de obras trascendentales, innovadoras y originales se inscribe en los principios básicos que aplican la mayoría de los artistas. En palabras del pintor español Rubén Amaro Gálvez (Madrid, 1982), su trabajo también cobra notoriedad por cultivar desde hace 11 años la técnica de encáustica.

Radicado en la Ciudad de México desde 2006, Amaro Gálvez ha pintado unas 200 obras y encabezado de manera individual más de 40 exhibiciones en museos y galerías de la República Mexicana.

La encáustica para mí fue alquimia porque te involucras con colores, olores, texturas, cosas químicas. Es un procedimiento muy laborioso, pero que vale la pena, pues al mezclar cera y resinas con colores, los tonos se vuelven vivos. Asimismo, pueden pasar más de 100 años y los lienzos seguirán intactos, afirma en entrevista con La Jornada.

Cuando era niño, su padre fue también como un maestro; lo llevó a museos e instruyó en varias disciplinas artísticas y obsequió libros de pintores como Bartolomé Esteban Murillo, Diego Velázquez y Francisco de Goya.

Posteriormente, en forma autodidacta, Rubén Amaro pintó unos alcatraces (su primer cuadro) y el acabado le provocó inmensa satisfacción: Todavía recuerdo el sentimiento tan especial que tuve al saber que yo era el creador de ese lienzo.

Sin embargo, fue en la antigua Academia de San Carlos, donde descubrió su especialidad.

“A los 19 años viajé a México para ingresar a la academia; ahí conocí distintos métodos pictóricos, como temple, temple antiguo, temple magro, óleo y acrílico. Hasta que Francisco de Santiago Silva, originario de Jerez, Zacatecas, me introdujo en la maravillosa técnica de encáustica.

–¿En qué consiste la encáustica?

–Su elaboración consta de dos resinas: copal y damar, las cuales se disuelven en un solvente conocido como trementina (aguarrás purificado) y se calientan en una parrilla eléctrica –no se puede utilizar una estufa, porque los productos son altamente inflamables.

“Una vez que ambos bálsamos están totalmente disueltos, se añade cera de abeja en proporciones adecuadas para que la pasta no quede muy dura. Al irse enfriando, la mezcla se solidifica, se vuelve moldeable y se combina con pigmentos (colores en polvo) que sólo pueden aplicarse en el lienzo con espátula.

No elegí esta técnica para darla a conocer; la escogí porque es la que me da satisfacción, pinto en primera instancia para mí. Si a los demás les gusta lo que hago es ganancia. Pero en el fondo no pienso en las personas. Sin embargo, debe ser una ventaja promover el arte con esta técnica casi desconocida, explica.

En la Academia de San Carlos me enseñaron ese singular modo de elaborarla; pero algunos libros o redes sociales aseguran que toda mixtura que lleve cera es encáustica. Yo no coincido con eso, pues debe tener un cuerpo extra: las gomas del copal y damar.

–¿Cuál es la raíz de la palabra encáustica?

–Deriva del griego enkaustikos, que significa grabado a fuego. La encáustica comenzó en Grecia en las guerras, cuando a los barcos se les ponía cera para protegerlos de las adversidades climatológicas. Después se le añadió un poco de color para distinguirlos de otros. Comenzó como una técnica de caballete y luego de mural. En el siglo I ya se consideraba técnica antigua. Los romanos también pintaban sobre tablas u otras superficies. En el siglo XVIII tuvo auge en Francia e Inglaterra. Después cayó en desuso.

–¿Quién fue el primer pintor mexicano en usar esa técnica?

–Durante la Revolución Mexicana, Diego Rivera estaba en Europa tratando de averiguar cómo podía prepararse y realizó muchos experimentos con diferentes materiales, por lo cual podría considerarse pionero de la encáustica en el país. Posteriormente, él, junto con otros muralistas como Charlot, Fernando Leal, David Alfaro Siqueiros, Fermín Revueltas y José Clemente Orozco, participó en la decoración de murales en el Antiguo Colegio de San Ildefonso utilizando la encáustica.

Rubén Amaro Gálvez presentó en 2017 al menos 50 obras en dos exposiciones distintas: en el Museo Gonzalo Carrasco en Otumba, estado de México (la cual concluyó en septiembre); en el de Arte Olga Costa-José Chávez Morado, de la capital de Guanajuato (que permanecerá hasta enero de 2018) y adelantó que para agosto de 2018 presentará 30 piezas en el Casino Español de la Ciudad de México.