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Vecino de Unión Hidalgo perdió dos casas

De la vejez tranquila a la incertidumbre

La ayuda oficial no le sirve ni para una barda

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Aparicio Santiago Chávez, habitante del municipio de Unión Hidalgo, Oaxaca, pasó Año Nuevo resguardado bajo una lona, pues las dos viviendas que tenía colapsaron a causa del sismo del 7 de septiembre pasado. El apoyo que recibió del gobierno federal fue por daño parcialFoto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 2 de enero de 2018, p. 21

Unión Hidalgo, Oax.

Aparicio Santiago Chávez, de 80 años de edad, recibió el Año Nuevo debajo de una lona. Sus dos casas colapsaron por el terremoto de magnitud 8.2 del pasado 7 de septiembre y fueron demolidas; además, el apoyo que recibió del gobierno federal fue por daño parcial y no total, es decir, 15 mil pesos. Aparicio asegura que ese dinero no le alcanza ni para una barda.

En Unión Hidalgo, una de las 42 localidades del Istmo de Tehuantepec, 70 por ciento de las viviendas resultaron afectadas por el terremoto. En calles y avenidas abundan escombros; las calles sólo tienen un carril porque ninguna autoridad levanta los restos de las casas colapsadas.

La semana pasada, el gobernador Alejandro Murat dijo en entrevista que solicitó un crédito para reconstrucción porque Oaxaca requiere alrededor de 9 mil millones de pesos para la reconstrucción de casas, escuelas y edificios públicos afectados por los sismos del 7, 19 y 23 de septiembre, que dejaron más de 60 mil damnificados; para ello se necesita una ampliación de crédito de 2 mil 700 millones de pesos.

La reconstrucción es lenta, según familias de Unión Hidalgo y Tehuantepec, donde unas 4 mil 500 casas no fueron incluidas en el censo de daños, de acuerdo con la autoridad municipal, y en Juchitán unos 2 mil 500 vacinos tampoco tienen folio, por lo que no han recibido ayuda.

Aparicio, quien desde hace medio siglo elabora ruedas para carretas y también es carpintero, pasó la Noche Vieja bajo una lona que le regalaron personas solidarias de Colima, quienes lo visitaron luego de la emergencia, en octubre anterior.

Duerme en un colchón desgastado y con una sábana que apenas lo cubre. A causa de la tensión, Aparicio sufre una parálisis parcial que le afecta labios, manos y pies.

Mis hijos y mi hija son los que están apoyándome. Es duro levantarse solo. El gobierno nos abandonó, aseguró. Aparicio también padece gripe y tos, pero insiste en que seguirá bajo la lona porque no puede abandonar su casa debido a que podría perder sus herramientas.

Aquí es mi casa. No importa si duermo debajo de un árbol donde coloqué mi lona. No queda de otra. Estamos esperando contratar un albañil y hacer un refugio con láminas, porque dudo mucho poder reconstruir la casa. No tengo dinero, dijo.

Pese a la falta de apoyo, no se doblega, y aunque el trabajo escasea, sobrevive a veces con 50 pesos con lo que gana por composturas de sillas y mesas.