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El precio de la tortilla y las dificultades para 2018
E

l alza al precio de la masa, de entre 1.50 y tres pesos que llevará la tortilla a un máximo de 19 pesos por kilogramo en algunas zonas del país, dada a conocer ayer por la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillas (Unimtac), es el más reciente de los varios indicadores que apuntan a un 2018 difícil para la economía de millones de mexicanos. Para complicar más el panorama, la asociación, en la cual se agrupan más de 80 mil tortillerías y molinos, anunció que para mediados de año habrá otro ajuste, debido a los incrementos esperados a varios insumos de la industria.

Entre los factores aducidos por el sector para explicar esta medida se encuentra precisamente el aumento de precios, tanto de los principales combustibles como de la energía eléctrica, que constituyen en sí mismos elementos de preocupación para las finanzas de individuos y familias. Este es el caso del gas, que en los últimos meses del año anterior pasó de 6.40 pesos por litro a 10, mientras por tanque –presentación más usada en los hogares– dio un salto de 13 a más de 19 pesos por kilogramo, desde que el primero de enero de 2017 el Estado dejó de regular los precios.

Esta misma liberación, al arbitrio del mercado, se implementó para las gasolinas a partir del primero de diciembre pasado, con el resultado de que el primer día del año la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros avisó de un alza estimada en 6.9 por ciento en el precio de los combustibles. Esta actualización se da sobre los gasolinazos decretados por la Secretaría de Hacienda desde el sexenio anterior, y continuados en el presente con el argumento de que es insostenible el subsidio al precio de los hidrocarburos.

Un último elemento de consideración es la depreciación de nuestra moneda frente al dólar de Estados Unidos, que golpea el precio de la tortilla directamente por las importaciones de granos e indirectamente porque afecta los precios de los hidrocarburos. En este sentido, si bien hay expertos que acusan de injustificado el tortillazo en virtud de la estabilidad mostrada por el costo de la tonelada de maíz, resulta ciertamente difícil refutar que los precios de los combustibles y la paridad de nuestra moneda con la de nuestro principal socio comercial influyen en la actividad industrial de cualquier tipo, como muestra el hecho de que 2017 haya cerrado con una inflación récord de 6.69 por ciento, pese a los esfuerzos del Banco de México y el mantenimiento de la lesiva política de contención salarial.

Por todo lo anterior está por verse si en los hechos resulta sostenible la reacción de la Secretaría de Economía al señalar la falta de fundamento para el alza a las tortillas anunciada e incluso advertir sobre la ilegalidad de un ajuste coordinado de precios, y con ello desacreditar a la Unimtac. Lo cierto es que las autoridades no pueden escatimar medidas para controlar el costo de un alimento fundamental en la dieta de las mayorías, cuyo incremento forzosamente tendría un impacto negativo en la calidad de vida de los sectores más desfavorecidos, máxime cuando se presenta dentro de un escenario tan delicado como el expuesto.